Como si el hartazgo de la presidenta, después de haber cedido a todo lo que pedían, no venía por las cancelaciones provocadas días antes por las azafatas o la patética pelea que llevan adelante desde tiempos inmemoriales los pilotos de Aerolíneas y Austral por solo nombrar los casos más notorios.
Frente al trascendido de que el gobierno estaría pensando en incorporar a socios privados, en un esquema de concesión similar al ferroviario, con la asistencia de empresarios amigos y subsidios, algunos gremios reaccionaron negando tal posibilidad, denunciando sin identificarlos “intereses de sectores privados”, amenazando con resistir utilizando “todas las herramientas a su alcance” o acusándose mutuamente de perseguir “intereses personales”.
El comentario más duro, por lo menos a través de los medios, correspondió al diputado Ariel Basteiro, ex dirigente gremial y ex director por el Estado en Aerolíneas, quien salió a denunciar, sin identificar a quiénes se refería, “un complot orquestado por un funcionario nacional, un empresario argentino, el gremio de los pilotos de Austral y el sindicato de técnicos aeronáuticos, para empujar una nueva privatización -esta vez parcial- de Aerolíneas Argentinas”. Sintiéndose aludido, el líder de los técnicos, Ricardo Cirielli, reaccionó acusándolo de “mercenario” y de ser un “idiota útil a quienes quieren privatizar Aerolíneas”. Pese a las discrepancias, ambos coincidieron en interpretar que la presidenta no quiere la privatización de Aerolíneas y que todo no es más que un trascendido periodístico. Cirielli lo hizo mediante un argumento un tanto vanidoso: “Me reúno al menos una vez por mes con el ministro de Planificación, Julio De Vido, y nunca me manifestó que haya intención alguna de privatizar la empresa”.
Una cosa es cierta. Ni la Presidenta ni ningún funcionario de primer nivel confirmaron el trascendido, pero también es cierto que no lo desmintieron. Tan sólo el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, salió tibiamente a desmentir la versión a través del oficialista Tiempo Argentino al afirmar que “no hay un plan de negocios mixtos”. La duda sigue siendo si se trató, tal como señaló Aviación News la semana pasada, de una amenaza para disciplinar a los gremios, o de materializar el viejo anhelo de Néstor Kirchner –situación que los gremios evitan recordar- de ver empresarios cercanos al gobierno también en el directorio de Aerolíneas.
Los únicos que trataron de no cerrar ninguna puerta fueron los integrantes de UALA (pilotos de Austral), que afirmaron a través de su vocero, el comandante Carlos Rinzelli, que “estamos a favor de que Aerolíneas esté en manos del Estado, pero si en el futuro se toma otra decisión para el bien de la compañía no nos vamos a oponer”.
En cambio, el titular de APLA (pilotos de Aerolíneas) sostuvo, evidentemente sin detenerse a ver los números de IATA, que sería un error avalar la privatización del servicio ya que “no es un negocio”. La entidad internacional que reúne la mayoría de las líneas aéreas del mundo pronostica para este año una utilidad global de US$ 8.600 millones y por cuarto año consecutivo números positivos para las aerolíneas de Latinoamérica.
fuente: Aviación News