Salvador, Bahia: La capital de la alegría
Lunes, 07 Marzo 2011

Salvador, Bahia: La capital de la alegría

Del 3 al 8 de marzo el carnaval de San Salvador de Bahía, es uno de los más concurridos del mundo.

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por Viridiana Ramírez

Serán más de la cinco de la tarde. La gente de la playa habrá despedido al sol entre aplausos, como lo marca la tradición. Dodo, Osmar y Batatinha, tres avenidas principales de San Salvador de Bahía, al noroeste de Brasil, poco a poco se irán llenando.

Los camiones de luz y sonido habrá que seguirlos. Éstos llevarán la fiesta que durará más de seis horas. Afortunado será el que pueda comprar una abadá, camiseta amarilla que le permitirá subir a los tráileres para estar cerca de los artistas bahianos, aunque para eso tenga que desembolsar alrededor de mil 400 dólares.

No cabe nadie más

Mario, bahiano de piel azabache, me dice que no me tengo que preocupar por el atuendo, si quiero puedo irme en traje de baño. Para el carnaval no hay un código de vestimenta, con que lleve unas buenas sandalias para caminar y bailar toda la noche es suficiente.

Voy a ir con Mario y nuestro presupuesto no alcanzará para una abadá, así que me recomienda los camarotes, carpas acondicionadas como discotecas, donde por 120 dólares tendremos barra libre y asientos para ver el desfile.Yo quiero escuchar y aplaudirle a Daniela Mercury.

Tendré que olvidarme del miedo a las multitudes, pues según el libro de Record Guinness, al año asisten más de 2 millones de personas. La mayoría irá con su caipiriña en mano bailando al ritmo de la samba y el axé, este último surgió ahí mismo en San Salvador en los 90. Los sonidos caribeños se mezclan con los africanos generando así el axé. Para bailarlo sólo se necesita mover con mucha sensualidad la pelvis, la cadera y también los hombros.

El desenfreno estallará con el primer tráiler. La música retumbará en las paredes y balcones de casas con fachadas coloniales. Se escucharán carcajadas, silbidos, aplausos, tambores por doquier y todos iremos caminando con cuidado a un costado del trío. Aquí no se trata de otra cosa más que de bailar y sí, también de beber.

En comparación con el carnaval de Río de Janeiro, en esta fiesta no hay carrozas gigantes y suntuosas, ni escuelas de samba compitiendo, mucho menos mujeres y hombres despampanantes con trajes tan elaborados.

Los disfraces no son la regla en Salvador, aunque los hay. Mario dice que este carnaval es democrático.

La capital de la alegría

El miércoles de Carnaval seguro es el más emblemático. Los Filhos de Gandhi caminarán y contagiarán con su samba a todo aquel que se cruce en su camino. Más de 600 hombres desfilarán por la calle Dodo, vestidos de blanco y portando collares de bolitas azules y blancas que te regalan si demuestras que sabes bailar samba, o al menos lo intentas. El zangoloteo del cuerpo será de más de tres horas, tiempo de su recorrido.

Aunque tengamos nuestro camarote podremos salir a la calle y regresar sin preocuparnos de que la mesa esté ocupada, así que antes de volver al río de gente, pediremos el típico platillo bahiano, el acarajé, un pastel de origen africano hecho con yuca y relleno de camarón y pimiento. En la cena quedas satisfecho con una rebanada de acarajé por dos reales.

También habrá los clásicos hot dogs, hamburguesas, pizzas y papas fritas. El precio no rebasa los dos reales. Según Mario, encontraremos restaurantes por si queremos estar más cómodos, pero igual puede ser que nosotros seamos los únicos comensales porque todos estarán en la fiesta callejera. Es literal, la ciudad se paraliza durante la semana que dura el carnaval.

Existe el dicho "Si un bahiano no está en la calle es porque se está preparando para la fiesta", lo confirmo cuando Mario me dice que en San Salvador hay una iglesia por cada día del año.

Seguro durante mi estancia, del 3 al 8 de marzo, lo que dura el carnaval, no me alcanzará para recorrer ni cinco de sus recintos religiosos.

Justo frente a la iglesia de San Francisco partirá el grupo Olodum. Visten camisetas de colores con el símbolo de amor y paz en amarillo, verde y rojo, los colores del reggae. Por cierto, San Salvador es la ciudad de raza negra más grande fuera de África.

Mario me asegura que conozco a Olodum, yo lo niego una y otra vez, hasta que me recuerda el video de Michael Jackson, They don't care about us. La banda musical participó en él y su ritmo le dio la vuelta al mundo. Así que si me quiero llevar un souvenir del carnaval, no hay nada más representativo que una camiseta de Olodum.

Al calor de la noche

Es tanto el calor que hace durante el carnaval que hay camiones que pasan con mangueras para refrescar a la gente, otro motivo más para no ir con ropa de gala. Si de plano el calor no baja, entonces lo mejor será irse a la playa.

Ahí también llega la fiesta con grupos que acampan, organizan fogatas y mueven el ambiente con batucadas.

Eso sí, las playas están vigiladas por policías las 24 horas y durante la madrugada se prohíbe meterse al mar. Solo se permite la entrada a las seis de la mañana para recibir los primeros rayos del sol. Después, si quiero, dormiré.

En la mañana hay pequeños desfiles de bandas y un poco de teatro callejero en el Pelourinho, la plaza donde se solía castigar a los esclavos.

Tengo todo listo para irme al carnaval, Mario dice que no me preocupe por el idioma, "se acostumbra el 'portuñol'": hablaré en español y ellos me contestarán en portugués.

fuente: eltiempo.com/El Universal-GDA

Foto: EFE

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