Cuando la naturaleza cambia las reglas de juego
Domingo, 31 Mayo 2015

Cuando la naturaleza cambia las reglas de juego
El calentamiento climático y las erupciones volcánicas recurrentes han sido noticia una y otra vez en la zona cordillerana argentina. Las actividades más afectadas siempre son las mismas: la agropecuaria y el turismo. La crónica de Soledad Maradona, de La Nación, se refiere en particular a San Carlos de Bariloche.
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Una ciudad sin un plan B: cuando la apuesta es a todo o nada

Una señal de alarma se encendió ante la disminución de las nevadas por el calentamiento climático. A esto se suma la cada vez más recurrente actividad volcánica del cordón montañoso chileno que, por cercanía y efectos del viento, afectó la zona en tres oportunidades en los últimos seis años. ¿Las consecuencias? Cae el turismo e, indefectiblemente, el empleo.

Algunos se preguntan qué pasaría en Bariloche si ocurriera lo que sucedió una década atrás en Bolivia, cuando el cerro Chacaltaya, el centro de esquí más alto del continente con 5395 metros, dejó de funcionar porque la nieve desapareció. Una situación similar tendría un fuerte impacto en una ciudad como esta que depende casi exclusivamente del turismo y no tiene una diversificación económica que permita generar empleo.

La erupción del volcán Calbuco, el 22 de abril pasado, volvió a preocupar a Bariloche ante el temor de que se repita una situación crítica como en 2011, cuando por efectos de las cenizas volcánicas del volcán Puyehue el aeropuerto estuvo cerrado siete meses y cayó de manera abrupta el turismo. En ese entonces cerraron comercios, los hoteles anticiparon vacaciones al personal, se anularon contratos y el Estado nacional auxilió 10.000 puestos de trabajo mediante los planes Repro para sostener el empleo con ingresos mínimos ante el desastre económico de la ciudad.

La situación actual difiere por completo. A sólo unos días de la erupción volcánica ya no había rastros de cenizas, los vuelos funcionaban con normalidad y el turismo de baja temporada continuaba llegando, aunque desde ese sector se admite ahora cierta incertidumbre por la temporada invernal que se acerca.

Bariloche es la principal ciudad turística de Río Negro, cuyos tributos generan el 30% de los ingresos de las arcas provinciales. El empleo tiene una fluctuación importante durante el año, con fuerte incidencia de trabajo temporario 90 días de invierno y 45 en verano.

El último análisis de la variable empleo del Grupo Nutriente Sur, la única consultora que realiza mediciones en la ciudad, en diciembre de 2014 arrojó que el principal generador de empleo era el comercio con un 17,3%, seguido por la administración pública (nacional, provincial, municipal) con un 15,8%; en un tercer lugar se ubicaba la hotelería, gastronomía y servicios turísticos con un 10%; luego la construcción con un 9,3%, y en un quinto puesto, con un 7,6%, las manufacturas (chocolates, ahumados, cervezas, artesanías).

Sin duda el comercio, la hotelería, la gastronomía, los servicios, las manufacturas y la construcción están íntimamente ligados al turismo y agrupan cerca de la mitad de los puestos de trabajo.

En la última década, sucesos externos han producido un vaivén en el turismo que hacen recordar que existe una "hiperfragilidad del producto turístico", como lo admite Alberto del Giúdice, presidente de la Asociación Empresarial del Cerro Catedral donde cada invierno se generan 3000 puestos de trabajo.

Esta fragilidad la dieron en los últimos años la erupción de tres volcanes (Chaitén en 2009, Puyehue en 2011 y Calbuco en 2015, aunque no tuvo efectos extendidos), el hanta virus, incendios forestales y la gripe H1N1. "Ya hemos aprendido lo que significa para nuestra economía cuando algo sucede y todo se transforma en una gran incertidumbre; nos da mucho miedo el fracaso de una temporada, ya que es muy difícil la recuperación y por supuesto todo esto se refleja ciento por ciento sobre los puestos de trabajo, principalmente los temporarios", analizó Del Giúdice en diálogo con la nacion.

La superación de esa fragilidad es el tema en debate en el sector privado y público, y allí surge la propuesta de fortalecer el destino y diversificar la oferta para segmentos no explotados aún, y sumar un abanico de actividades económicas con valor agregado no sólo en la ciudad, sino también en la región.

Eduardo Caspani, vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Bariloche, coincidió: "No se puede pensar en diversificar la economía y dejar de lado al turismo; hay que potenciar ambas y lograr que se rompa la estacionalidad generando empleo todo el año".

Con la visión del turismo, Del Giúdice -de la empresarial del cerro- habla de una ciudad que perdió el rumbo y evidencia una falta de planificación que siga la línea fundacional de Bariloche pensado como un destino para el turismo ABC1 nacional e internacional.

Según su visión, la conversión de la ciudad en un destino masivo afecta la potenciación de otro segmento que genera mayores ingresos.

Turismo Corporativo

Ovidio Zúñiga, de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos, dijo: "El turismo no derrama lo suficiente, pero no hemos sabido darle a la ciudad los espacios para desarrollar el turismo corporativo que genera ingresos y movimiento turístico todo el año". También coincidió la Cámara de Comercio con el desarrollo del turismo corporativo, pero todos admiten que la principal falencia viene de la mano de que desde hace años se debate la creación de un centro de convenciones y la inversión no se concreta, sólo algunos hoteles de categoría realizaron espacios para estos eventos cuya capacidad no supera las 700 personas.

Otro tema en discusión desde hace más de una década, y sin resolución aún, es el desarrollo de un polo productivo y tecnológico. "Bariloche tiene una producción interesante en distintos rubros, pero está en el imaginario de la gente que la ciudad vive sólo del turismo", opinó Fernando Del Campo, secretario de Desarrollo Económico del gobierno local desde donde se promueve la actividad de 300 microemprendedores.

La Municipalidad adoptó como política generar oportunidades para las actividades colaterales como la industria pequeña textil (tejidos, diseño) y agroalimentaria (cervecerías artesanales, productos gourmet, ahumados, chacinados), pero que de algún modo también dependen de la actividad económica madre.

Una tercera propuesta, adicional al turismo y al parque productivo, es el desarrollo de un centro logístico de importancia para el corredor bioceánico entre los puertos Montt (en Chile) y San Antonio Este (en la costa atlántica rionegrina), que naturalmente recaería en Bariloche por su ubicación estratégica.

Esta expansión a la logística del comercio por vía férrea, terrestre e incluso aérea es ideada por el sector empresario como el engranaje central para potenciar la región sur, que cuenta con cinco localidades chicas en un radio de 500 kilómetros de Bariloche y que son las emisoras de migrantes a la ciudad en busca de trabajo que no hay.

"Tenemos que lograr que las nuevas posibilidades de generación de empleo sean a nivel regional -dijo Zúñiga del sindicato gastronómico-. Hay que potenciar a los pueblos de la región sur, porque si se genera una expectativa laboral que no se puede cumplir se llega la marginalidad.".

Portal de América

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