por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
@DelPDA - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Negar la posibilidad de hacer turismo en el extranjero es el reconocimiento del fracaso administrativo y uno de los principales indicadores de la pérdida de libertad ciudadana.
Que un ministro de economía no entienda que el turismo es de dos vías, además del fracaso del modelo, desnuda su total miopía política y lo que es peor, su fundamentalismo militante.
Cuando una y otra vez nos querían convencer de las bondades de la polìtica del actual ministro de turismo argentino Matías Lammens, poniendo como ejemplo el siniestro invento del Previaje, reintegrando en cada compra nada menos que el 50% del importe pagado, siempre reiteramos que eso era posible por la sencilla razón que su único respaldo era la maquinita de imprimir billetes de pesos argentinos.
No existen los milagros y mucho menos en la aconomía, los subsidios en algún momento se deben pagar y Argentina hace rato que lo viene haciendo y así está.
Jugar en el bosque cuando el lobo está
Gobiernos populistas como el kirchnerista, al igual que otros que reinan en el continente, quieren jugar pulseadas con el capitalismo hablando de soberanía, de derechos humanos desde un imperio ideológico que denuesta al "imperialismo yanqui" y sus cultores, pasan buena parte de sus vidas pavonéandose ante micrófonos y pantallas queriendo explicar lo inexplicable.
El peligro que se cierne para nuestra actividad es de alerta máxima.
Con el corrimiento claro hacia el radicalismo y el abandono de las posiciones moderadas en la izquierda continental, el turismo puede sufrir una nueva pandemia aunque no deba usar mascarillas.
De la película que puede venir ya hemos visto la sinopsis, los quince años de gobierno del FA diezmaron a las empresas del turismo uruguayo y mirando el mapa en derredor, es fácil presagiar lo que intentamos en este artículo.
Por ahora, seguimos siendo una isla, pero si cambia el escenario, volverán los soberbios y desde sus altares de poder, se estrellarán de narices contra la misma pared de siempre y de ese modo podrán culminar lo que les interrumpió el resultado de la última elección nacional, seguir liquidando pequeñas y medianas empresas del sector.
Las caperucitas rojas jugarán en el bosque pero el lobo estará ahí, como siempre, y en ese juego siniestro de La Teja contra Wall Street, perderemos los demás barrios.
El turismo es generador de riqueza y empleo, y contra lo único que colisiona es contra las mentes obtusas.
Portal de América