por Sergio Antonio Herrera, desde Punta del Este
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Muchos años antes, tuvimos en coproducción con una empresa periodística de las tradicionales de la época, que editaba un periódico en la mañana y otro en la tarde, un suplemento semanal de turismo en el cual los viernes, en la página dos, hacíamos el artículo editorial. Cuando en el primer gobierno de Montevideo del FA, el Intendente de entonces se vio obligado a pedirle la renuncia a su Director de la División Turismo, por una muy notoria y sonada "desprolijidad administrativa", nosotros luego de investigar lo suficiente y convencernos de que si bien hubo la citada desprolijidad, no había habido dolo, así lo expresamos en esa tribuna el primer viernes siguiente. A la mañana posterior, en el espacio editorial del periódico, el Editor Responsable, militante de una fracción política de la más rancia derecha a la cual respondía ese diario, palabras más, palabras menos dijo algo así: "Por tratarse de un suplemento de turismo, escapó al control editorial el artículo donde se pretende eximir de culpa al funcionario de la Intendencia, posición que no tiene el respaldo editorial de nuestra empresa"...o sea, los periodistas de turismo para el citado señor, no debíamos tener opinión. Pero disquisiciones aparte, el tema es que al viernes siguiente, en nuestro espacio editorial, también "palabras más, palabras menos", dijimos que como éramos orejanos, más allá de que nos haya desautorizado el Editor Responsable, ratificábamos lo expresado en el mismo espacio, la semana anterior. Obviamente, se terminó la coproducción y quedamos sin trabajo.
En el caso de la radio, que era de estricto corte económico y comercial, pudimos obviar el enfrentamiento con su statu quo, gracias a que teníamos nuestra propia página, donde no debíamos rendirle cuentas a nadie. Y en el caso del diario, el diferendo fue ideológico, entendieron que (por decir la verdad, que no había robado) defendíamos a un funcionario de izquierda en un medio situado a la derecha de la derecha.
En la prensa uruguaya hay excelentes comunicadores, muchos. Que son además personas de una integridad a prueba de balas y con varios de ellos sostenemos una muy linda amistad desde hace muchos años. Pero también están los otros, los inmunizados militantes de rebaño, y entre ellos, los que se agravian por supuestos linchamientos ajenos.
En el reinado cloacal de las redes sociales ya lo sabemos todos, hay terroristas de izquierda y de derecha y su tarea cotidiana es el mantenimiento y agravamiento de la brecha made in Uruguay.
Jamás propiciaríamos un escrache, un linchamiento mediático, ni siquiera el agravio barato al que piensa diferente.
Los medios de comunicación, todos y cada uno, tienen un juez supremo que son sus consumidores. A esa autoridad superior no hay que decirle lo que debe hacer, opta por sí y ante sí.
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