por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Faltan algunos detalles, reuniones, autorizaciones de trámite, pero por ejemplo, si cualquier aerolínea alemana, británica o de otros países de ese mismo rango, cuyos mercados emisores vacacionales del verano boreal, deciden -además, amparados en el pobre margen del actual-, poner vuelos para el verano austral con destino al país mejor ranqueado en todos los aspectos (¿hace falta decir Uruguay?), esta nación, en ¡horas!, estaría en condiciones de habilitar tecnología de vanguardia para cumplir la doble función requerida en la coyuntura: seguridad para quienes vienen y para quienes los recibiremos. Aún sin vuelos directos transatlánticos a Montevideo, podrían considerarse operaciones similares a la que cual feeder, está realizando Amaszonas conectando tráfico desde aeropuertos regionales, por ejemplo, San Pablo.
En este caso -una vez más-, el simple efecto de la traslación de la tierra alrdedor del sol, posibilita la oferta turística tentadora de que los habitantes ateridos de frío en el Viejo Continente, puedan, mediante una docena de horas de vuelo, o algo más, sumergirse en el verano austral para disfrutar a pleno sus generosas temperaturas.
Si bien falta mucho para nuestro verano (en la planificación de las temporadas de viajes no tanto) y además, que por ejemplo los hoteleros compatriotas aún ni lo sueñen, sería más que posible que en cuestión de días, se puedan estar gestionando -y cerrando-, negocios de receptivo que podrían significar lo antedicho, que nuestras playas se vean pobladas de germanos y quizás británicos, holandeses, polacos, austríacos y demás.
Obvio que no hay rutas en operación desde esos orígenes a Carrasco pero una programación de vuelos no regulares se coordina, se programa y se comercializa, a la velocidad de los tiempos modernos que no son precisamente los del inmenso Charles Chaplin.
Creemos que para Uruguay está llegando #ElDíaDespués.
No nos durmamos.
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