por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay

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Todos estamos de acuerdo que el turismo -y por ende las actividades colaterales-, resultó el rubro en afectarse primero y probablemente sea el último en reactivarse. Es un dato de la realidad.

Pero...la nueva normalidad ¿trae implícito el decreto de que los gobiernos (es decir, su capacidad de endeudamiento, su tesoro, sus reservas) sea la única salida?.

Los discursos en todos lados parecen coincidir a la hora de proyectar la mirada hacia la post pandemia, "nada será igual" reitera todo el mundo. Lo suscribimos en parte, creemos que en una primera etapa del "día después", habrá mucho de diferencia con las costumbres del "pre-Covid, pero precisamente, en esa primera etapa posterior al actual aquelarre, estarán en el orden del día, las grandes decisiones y "casualmente" ese momento puede coincidir perfectamente con "la temporada", ese período de tiempo que en Uruguay instituyeron los argentinos que venían a veranear hace 60 o 70 años a nuestras costas y que por acá, créase o no, casi todos sobreentienden que sigue vigente.

Entonces, ya que -una vez más-, tenemos el privilegio de saberlo con mucha anticipación, tomemos nota de lo que está sucediendo en la supuestamente ordenada, regulada y coherente Unión Europea...Si no saben de lo que hablamos, recomendamos lean las últimas columnas de Ramón de Isequilla y los artículos que venimos publicando en las últimas horas, de diversos medios online con noticias y comentarios de lo que sucede en el Viejo Continente. Hay tal disparidad de definiciones que llaman la atención.

Pero lo primero que debemos entender es que lo que le está pasando a Europa ahora, respecto al turismo, se da en un momento del año similar al que para nosotros sería el mes de noviembre. El próximo 15 de junio para Europa es nuestro 15 de diciembre, o sea, el día que se abren las gateras.

En esta semana, en las habituales entrevistas que hace Daniel Castro en Telenoche, Roberto Canessa se preguntaba ¿qué pasa si los escolares pierden un año?, en vez de recibirse a los 22 lo harán a los 23 ¿y?. Eso, referido a su recelo ante la reactivación de la enseñanza que finalmente el gobierno anunció el jueves, con inicio el próximo 1 de junio.

Aceptando correr el riesgo de ser tildados agoreros, nos atrevemos a decir hoy, a 206 días del inicio de la "alta temporada" que quiséramos -de todo corazón- equivocarnos en nuestro vaticinio pero igualmente lo vamos a hacer, no creemos que podamos llegar seriamente a poder "vender" el verano, ni tan escasamente como en los peores años. No estamos hablando de tipo de cambio desfavorable; no están los puentes del Río Uruguay cortados (bueno, por ahora, con un gobierno K siempre es posible). Tampoco podemos afirmar que vaya a haber marea roja ni las tan temidas como noveles cianobacterias. Ya sabemos lo que hay, lo que pasa, y hasta ahora, no tiene solución hasta que aparezca la vacuna.

Brasil corre desaforadamente al podio de lo peor a nivel global, en performance ante el nuevo coronavirus.

Argentina, aún con el relato K está complicada. De aquí a Diciembre, ¿durará el relato?. Pero aún así, ¿cuanto valdrá el dólar?.

De una cosa estamos seguros respecto a los vecinos del otro lado del charco -a pesar del infumable Caseros-, si abriésemos una semana la frontera para los argentinos, crecería de modo exponencial la población del este uruguayo. Pero...¿quien se anima a abrir?.

Hasta el momento, el grupo de científicos que respalda al gobierno uruguayo efectiva y honorariamente, con rigor académico lo lleva de la mano exitosamente.

Pero, se trata de turismo y esta actividad es la tumba de los cracks. No imaginamos un razonamiento científico compatible.

El Frente Amplio, antes del Covid-19 ya había destruído al sector en Uruguay, lo dejó fundido.

Todos los ejemplos globales en materia turística, como España, Francia, Estados Unidos, Italia, son un desastre. Como dicen en España, comenzaron la desescalada pero en la puerta de su alta temporada (de verdad alta), están peor que nunca. España emplea por el turismo a 2,6 millones de personas; recibe más de 80 millones de turistas por año y sumando el ingreso directo y el indirecto de su derrama, el turismo representa casi la quinta parte del PIB español. En Estados Unidos, aunque con diferentes características que el entorno europeo y con un mapa muy diverso en ofertas, clima y costumbres, el turismo tiene un desempleo superior al 50%.

Los operadores aéreos que llegan a Carrasco están realmente complicados. American y Avianca en bancarrota; el Grupo LATAM, si bien reanudó operaciones, está esperando que el Estado la salve pero con anuncios de factible bancarrota. Copa Airlines que se salvaba sola, que luego le pidió al Estado panameño 800 millones de dólares y que hace pocas horas vuelve a decir que saldrá sola, sería, como se pensó desde un principio, la más próxima a la reactivación segura. Iberia y Air Europa dispuestas a seguir pero...¿abrimos esa puerta?.

Lo único a mano y válido para atenuar tensiones es el fomento al turismo interno. Hay dos funciones (para nada menores) que aportará sin dudas: la derrama en el territorio y la reactivación del empleo. Pero seguirá faltando a la cita, el insumo más importante de esta actividad como sector económico: el ingreso de divisas.

Con el inexorable paso del tiempo iremos despejando dudas, pero el panorama no es para nada alentador. De llegar al cuello de botella de fronteras cerradas a la llegada del verano, será impensable esperar que el Estado uruguayo pueda socorrer a todos los afectados.

¿Entonces?

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