La actitud de Moreira y los senadores blancos, dispararon los hechos que terminaron con Pluna
Sábado, 16 Mayo 2020 11:54

La actitud de Moreira y los senadores blancos, dispararon los hechos que terminaron con Pluna

En la página 239 de nuestro libro "Pluna, el riesgo de volar alto", comienza el capítulo 24, LA HEREJÍA, en el que detallamos paso a paso el momento que -para nosotros-, comenzó el final de la compañía. Hoy compartimos la primera parte del mismo.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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    El poder político, de la mano de la oposición blanca y la terquedad de un ministro, pincharon el salvavidas que Pluna había conseguido para subsanar su falta temporal de liquidez y que documentadamente se haría efectivo apenas cuatro meses después. Como telón de fondo operó un halo de turbiedad que tampoco ayudó a concretar una segunda salida con otro operador, y se la liquidó.  
    El martes 29 de mayo de 2012, día que podemos situar como el del comienzo del fin de Pluna, fue interpelado en el Senado de la República el ministro de Transporte y Obras Públicas Enrique Pintado, instancia que derivó en el envío del caso a la justicia.
    Al día siguiente, miércoles 30, el diario El País señalaba:

La situación de Pluna será analizada por la justicia de Crimen Organizado a pedido del Partido Nacional, ante la presunción de irregularidades. El gobierno mantuvo silencio en el llamado a sala y su estrategia para salvar a la aerolínea se desconoce. “Hoy no traje muchas cosas para mostrar, porque eludo los anuncios exprofeso y soy partidario de las concreciones”, sostuvo el ministro de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, al concluir el llamado a sala promovido en el Senado por Carlos Moreira (Alianza Nacional). Pintado no conformó a la oposición con sus explicaciones sobre la situación de la aerolínea de bandera nacional Pluna, y tampoco anunció medidas, para “no avivar”.
Como respuesta, la bancada de senadores del Partido Nacional decidió presentarse hoy ante la justicia penal especializada en Crimen Organizado para entregarle los antecedentes de la situación económico financiera de Pluna. “Hay varias situaciones que tienen apariencia delictiva, hay apartamiento de la legalidad, abuso de posición dominante en el directorio, y ocultamiento de cosas”, sostuvo Moreira al informar sobre la decisión de los blancos. Inmediatamente, el senador colorado Pedro Bordaberry publicó en su cuenta de Twitter su respaldo a la posición blanca.  

    Habiendo transcurrido casi dos años de aquel día, al escribir este capítulo no tenemos dudas de que esta actitud de Moreira y de los senadores del Partido Nacional que lo respaldaron fue el disparador para una sucesión de hechos que terminaron con el cierre de la compañía poco más de un mes más tarde, el 5 de julio.
    Para llegar a ese fatídico momento, vale repasar la concatenación de hechos que tuvo en su inicio como protagonistas principales a Matías Campiani y al ministro de Economía y Finanzas Fernando Lorenzo. Comenzaremos situándonos a poco más de cuatro meses después de la interpelación a Enrique Pintado, yendo al Comunicado de Prensa emitido el viernes 5 de octubre de 2012 por el ministro Fernando Lorenzo en el que queda clara su perspectiva:

Desde el principio del difícil y complejo proceso iniciado con el concurso de la empresa Pluna SA, hemos definido objetivos claros y siempre hemos actuado de acuerdo al interés nacional.
Ha sido una actuación coordinada y conjunta del gobierno nacional.
La subasta ha sido transparente y abierta a todos los interesados y posibles oferentes. Se ha completado con ella una etapa en la cual hemos buscado, cumpliendo cabalmente con nuestro ordenamiento legal, reducir al máximo las pérdidas del Estado. No debemos olvidar los elevados costos económicos que han estado asociados a la historia de la aerolínea de bandera. Importantes costos económicos que se han producido bajo muy diversos formatos y experiencias, y cuyas consecuencias han recaído sobre las espaldas de toda la sociedad.
Tengamos presente, apenas, que en las etapas finales de la última experiencia, las pérdidas mensuales fueron superiores a los 2 millones de dólares y la insuficiencia patrimonial de la empresa se elevó a varias decenas de millones de dólares.
Actualmente, y siguiendo las instrucciones del Presidente de la República, estamos abocados a una segunda etapa en la cual constituye un objetivo fundamental restablecer la conectividad aérea, especialmente la regional, respondiendo a las demandas de amplios sectores de la sociedad. Este objetivo constituye una parte central de nuestra política a favor del turismo y las inversiones, y coexiste con la meta de incorporar la mayor cantidad de trabajadores posibles al proyecto y lograr que, en el futuro, la empresa aérea que pueda derivar de esta etapa no sea una elevada e incierta pérdida de recursos para todos los uruguayos, como sucede desde hace décadas.
La actitud que asumimos desde el principio fue la de afrontar el problema en su conjunto y no esperar que el tiempo y la desidia hagan su labor.
Afrontamos nuestras responsabilidades y lo seguiremos haciendo.
En el pasado, el país ha pagado muy caro las dilaciones y la lentitud para afrontar sus problemas, en esta y en muchas otras áreas. Nuestro gobierno actúa con otros criterios, y es en los momentos difíciles en los cuales estos criterios y modos de gobernar se ponen a prueba.
Todas las acciones en el marco del estado de derecho que se tengan que hacer para lograr los objetivos marcados –defensa de los intereses nacionales, conexiones aéreas crecientes con la región, cuidado de los recursos públicos e incorporación de trabajadores a una empresa sostenible y eficiente–, las seguiremos haciendo.
Comprendemos el nerviosismo de los trabajadores. Comprendemos que se pueden cometer excesos cuando están en juego, luego de haber perdido sus fuentes de trabajo, temas tan importantes como sus oportunidades laborales y su destino profesional. Lo comprendemos pero, igualmente, rechazamos firmemente el recurso al agravio como método de lucha sindical. No nos ocultamos, no nos ocultaremos y no evadimos nuestras responsabilidades personales, profesionales ni políticas.
Nosotros seguimos trabajando con todos aquellos que se alineen con los objetivos planteados por el gobierno y con la defensa de los intereses nacionales. Es nuestra responsabilidad y nuestra política, es lo que este Gobierno y este Ministerio han hecho en todos los frentes de acción.
Tenemos paciencia. Y confianza en el balance definitivo que hará la sociedad cuando culmine este proceso, cuando se vean los resultados.
Nosotros seguimos y seguiremos trabajando.
Fernando Lorenzo
Ministro de Economía y Finanzas

    Lamentablemente, ni en esa oportunidad ni para este libro, pudimos entrevistarlo. El 9 de octubre de 2012, se limitó a declarar a Subrayado, de Canal 10, que tenía “una opinión favorable y respetuosa del esfuerzo que hizo la gestión anterior”. La nota colgada en el portal de este medio dice: “El ministro de Economía, Fernando Lorenzo, elogió este martes en conferencia de prensa la gestión de Leadgate al frente de Pluna SA, encabezada por el argentino Matías Campiani. Tras anunciar que iba a realizar un comentario que nunca antes había hecho público y advertir que sería «polémico», Lorenzo dijo que estaba «sorprendido» por los «resultados» que tuvo Pluna hasta el último año. «No creía que iban a poder hacerlo», dijo Lorenzo, en relación a lo que, entiende, fue una buena gestión pese a las dificultades. «Tengo una opinión favorable y respetuosa del esfuerzo que se generó en la administración anterior de Pluna», aseguró Lorenzo. El ministro de Economía también contó la decepción que sufrió con un ex «amigo» que trabajó en Pluna y que días atrás lo «destrató» cuando un grupo de exfuncionarios de la aerolínea lo insultaron”.
    Antes, durante el mes de mayo de ese mismo 2012, mientras cada uno de ellos ocupaba sus cargos, Campiani y Lorenzo se reunieron varias veces. El tema central era la necesidad de capitalizar la empresa.
    Los excesivos gastos devengados por el rápido crecimiento y la no definición entre aerolínea convencional o low-cost, más el comienzo de las medidas argentinas y, en ese contexto, las dificultades para trasladar la recaudación desde ese país a Montevideo, impactaron seriamente en uno de los puntos fuertes de la gestión liderada por Campiani: el flujo de caja.
    (En todo este trabajo de investigación, una de las frases que más nos ha quedado repicando en nuestra mente es la que nos dijo Elina Rodríguez en una larga charla que mantuvimos, con almuerzo incluido, en el piso 25 del Radisson Montevideo: “Los servicios financieros y el transporte aéreo tienen un denominador común que explica por sí solo su existencia, el flujo de caja”. En ese momento nos pasó como flash por la mente el recuerdo de la situación de American Airlines antes de presentarse al Capítulo 11 (similar a un Concurso de Acreedores). Tenía números rojos de 300 o 400 millones de dólares en sus balances pero... un flujo de caja de 5.000 millones de dólares constantes.
    Recordamos haber llamado a Campiani una mañana por teléfono y preguntarle directamente:

    –Matías, ¿podés decirme con sinceridad la causa por la cual gestionaron el fideicomiso por treinta palos con el ING?
    –Por falta de liquidez, Antonio, así de simple. Ante las dificultades que estamos teniendo, estamos en un proceso de reformulación del proyecto que será muy importante y beneficioso para la empresa, pero tenemos que seguir remando unos meses y necesitamos dinero fresco –fue la respuesta.

    En ese momento no lo sabíamos, pero Pluna estaba en charlas avanzadas y hasta había un Memorándum de entendimiento firmado con la aerolínea brasileña TRIP para hacer un merger (unión de ambas empresas) y de esa forma crear la aerolínea regional más grande de Sudamérica.
    Cuando, como veremos más adelante, cayó definitivamente el fideicomiso del ING, Lorenzo le planteó a Campiani que había una sola salida para continuar: capitalizar a la empresa.
    A esa altura, el relacionamiento entre ambos era de mucha tirantez y había habido situaciones que así lo reflejaban. En esos días, los tres integrantes de LeadGate tuvieron la reunión en el Ministerio con Pedro Apezteguía, director general de Secretaría del Ministerio de Economía y Finanzas, en lugar de con Lorenzo. En el momento en que se retiraban, sonó el celular de Campiani y, al atenderlo, el rostro se le transformó. Volvió sobre sus pasos y le dijo, ofuscado, al jerarca:

    –¿Así que Lorenzo no podía atendernos hoy porque tenía que reunirse con López Mena? Ahora entiendo la presión que nos están metiendo, siguen queriendo favorecerlo a él.

    A Campiani lo había llamado un colaborador para decirle de buena fuente que López Mena acababa de salir del despacho de Lorenzo. Un rato más tarde, Campiani recibió la citación para reunirse con Lorenzo a la mañana siguiente temprano, a las 08:30. Cuando, junto con Demalde y Hirsch ingresaron al despacho del ministro de Economía y Finanzas empezaron a ser reprendidos, como si fueran niños de escuela, en voz alta, y advertidos por Lorenzo de que no quería enterarse de que alguna vez volvieran a sugerir cualquier tipo de connivencia suya con el dueño de Buquebus, agregando: “De ahora en adelante hablan solamente conmigo y con nadie más del gobierno, si no los largo y están por su cuenta”.
    Cada vez quedaba menos espacio de diálogo y llegó el ultimátum: o capitalizaban o salían de la empresa.
    A pesar de las dificultades, de la iliquidez, del atraso en el pago a Ancap, Pluna SA tenía absolutamente al día los salarios de sus trabajadores, la amortización de la compra de los siete primeros CRJ900 y el leasing de los seis últimos. Pluna también estaba al día en todas las obligaciones de contribución al Fisco. Habían trabajado duro, había quedado demostrado que el modelo que diseñaron era posible, pero por la presión del gobierno argentino, imponderables varios y también por los errores propios, se encontraban en una difícil coyuntura.

Próxima entrega: LAS BARBAS EN REMOJO

Portal de América

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