Como es habitual, la mirada partidaria en primera instancia, intenta matar al mensajero
Martes, 10 Diciembre 2019 10:40

Como es habitual, la mirada partidaria en primera instancia, intenta matar al mensajero Foto: AFP

Por estar fuera del país en los últimos días, sólo había accedido a los "efectos colaterales" de las redes, en relación a la controversia generada por el artículo de Camila Bello en El País acerca de las dudas en la "Operación milagro", del Hospital de Ojos  el cual pude leer hace instantes completo. A simple vista, el trabajo de la colega responde al formato clásico de una nota de investigación, en los cuales las fuentes son fundamentales, acepten o no, ser mencionadas. El mensaje, que es lo importante en este caso y en la inmensa mayoría de los temas que se encaran periodísticamente, es el informe a la opinión pública de la irregularidad constatada en torno a la idoneidad de los médicos cubanos, a su elección, a sus atribuciones y anecdóticamente, a lo ocurrido con 9 de ellos, desertores del régimen que quisieron revalidar y seis no lo lograron y de los otros tres, que aún no se sabe la suerte. Sobrevuela obviamente, el choque de intereses con la corporación médica local, lo cual hasta podría explicar cuestiones que cuesta entender pero que en definitiva, no era el objetivo del encare periodístico.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay - @DelPDA

Nadie en su sano juicio podría invalidar o siquiera criticar, los resultados prácticos que indican que más de 90 mil compatriotas condenados a la ceguera, pudieron ver. Ese sólo argumento justifica la iniciativa de un Hospital de ojos y merece el reconocimiento sin mezquindades. El gran problema es que el procedimiento -uno más-, esté reñido con las regulaciones vigentes. No siempre el fin justifica los medios, mucho menos cuando hay riesgos reales para seres humanos. Eso en definitiva, es lo que informa la investigación realizada.

Pero lo que nos ha llevado a tomar partido en el tema obviamente no es el análisis de una actividad para lo cual no estamos preparados, no hace falta aclarar que lo nuestro es el turismo y la aviación comercial; el motivo de esta reflexión es el de solidarizarnos plenamente con Camila, con quien no nos une nada más que algún contacto puntual de consulta profesional y con quien jamás nos vimos personalmente.

Pero quien además de poner todos sus sentidos, conocimiento y esfuerzo para lograr el objetivo de que sea publicado un trabajo suyo en un medio de la relevancia del diario El País, pone su firma, está avalando con todo su ser la autenticidad de su mensaje. Sólo por ello, queda a una distancia tal que es inalcanzable, para la miseria humana de las redes sociales, en general anónima y conceptul y ortográficamente hedionda.

Creemos que no hay mal que por bien no venga. Con su juventud Camila, ha conseguido sortear la prueba de fuego que el destino nos coloca siempre, sin previo aviso, en algún momento.

Bienvenida al club de los mensajeros sobrevivientes.

Portal de América

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