por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay - @DelPDA
Nadie en su sano juicio podría invalidar o siquiera criticar, los resultados prácticos que indican que más de 90 mil compatriotas condenados a la ceguera, pudieron ver. Ese sólo argumento justifica la iniciativa de un Hospital de ojos y merece el reconocimiento sin mezquindades. El gran problema es que el procedimiento -uno más-, esté reñido con las regulaciones vigentes. No siempre el fin justifica los medios, mucho menos cuando hay riesgos reales para seres humanos. Eso en definitiva, es lo que informa la investigación realizada.
Pero lo que nos ha llevado a tomar partido en el tema obviamente no es el análisis de una actividad para lo cual no estamos preparados, no hace falta aclarar que lo nuestro es el turismo y la aviación comercial; el motivo de esta reflexión es el de solidarizarnos plenamente con Camila, con quien no nos une nada más que algún contacto puntual de consulta profesional y con quien jamás nos vimos personalmente.
Pero quien además de poner todos sus sentidos, conocimiento y esfuerzo para lograr el objetivo de que sea publicado un trabajo suyo en un medio de la relevancia del diario El País, pone su firma, está avalando con todo su ser la autenticidad de su mensaje. Sólo por ello, queda a una distancia tal que es inalcanzable, para la miseria humana de las redes sociales, en general anónima y conceptul y ortográficamente hedionda.
Creemos que no hay mal que por bien no venga. Con su juventud Camila, ha conseguido sortear la prueba de fuego que el destino nos coloca siempre, sin previo aviso, en algún momento.
Bienvenida al club de los mensajeros sobrevivientes.
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