Este jueves, en una muy coqueta carpa, a muy pocos metros del ingreso a la terminal y si bien un poco lejos, sobre un lado de la pista, asistimos a un evento acerca del cual ya informamos El Aeropuerto de Carrasco festeja los diez años de su terminal con un mural que celebra la identidad uruguaya Como ocurre en estas instancias, nos reencontramos con gente que solamente vemos en esas ocasiones, también con amigos y departimos con autoridades, con colegas y con anfitriones. En una de esas charlas, hablamos varios minutos con un alto ejecutivo que tiene intereses en ambos lados del Plata, uno de los protagonistas de los que mueven la aguja, que accede naturalmente, cotidianamente a las esferas del poder y cuando le pregunté por el cambio de gobierno en Argentina, cuando yo esperaba algún comentario del tipo. "otra vez tenemos que bancar a éstos", me dijo: "Lo mejor que le puede pasar a los países, es la alternancia de gobiernos, de lo contrario se enquista inevitablemente la soberbia y lo que es peor, la corrupción".

 

 

Es en estas circunstancias cuando encuentro las causas por las que amo esta profesión. La posibilidad de "estar cerca", de recibir de primera mano noticias y opinión autorizada acerca del mundo real, no del que imaginamos y mucho menos del que nos cuentan los medios masivos. Por ello, aprovechando que este comentario nos sorprendió primero y luego nos dejó con ganas de expresarnos, decidimos volcar en esta columna lo que venimos pensando de cara a la actual coyuntura.

 

 

No podemos agraviar a todo el Frente Amplio a la hora de informar o de -sobremanera-, opinar acerca de la actual gestión y detenernos en estos dos pecados. Nos consta por cercanía, que hay gente muy valiosa dentro de la fuerza política, y también, que hay de la otra. Hemos visto de cerca actitudes, gestión, iniciativas positivas y chicanas. Hemos escuchado públicamente a veces y en nuestros micrófonos, cámaras o grabadores en otras oportunidades, verdades y mentiras, afirmaciones sinceras y otras malintencionadas. Y todo ello por una sencilla razón, a esta corriente política la integran seres humanos y como tales, aciertan y se equivocan.

 

 

Un gobierno integrado por seres humanos, que contrariamente al actual, prioriza otros valores, otras definiciones -algunos en las antípodas-. Un gobierno al que le preocupa recomponer otras áreas a las que el FA ha descuidado, corriendo la manta hacia un lado, desnudando el otro. Será un gobierno de coalición de centro-derecha, haciendo malabares para no correrse a la ultraderecha, reemplazando a otra coalición (vale recordarlo ¿no?) de centro-izquierda, notoriamente corrida hacia la ultra-izquierda, al menos para Uruguay -y para nuestra interpretación-.

 

 

No hay lugar a dudas que esas son las opciones. Martínez-Villar o Lacalle-Argimón, respectivamente.

 

 

Una fórmula muy controvertida desde el inicio. Nadie -ni en el propio FA- esperaba a Villar como segunda en la misma y la primera vez que habló, estableció su propia grieta: oligarquía o pueblo. Martínez, antojazidamente más "Pelado" que ingeniero; complicado para la articulación de palabras públicamente; refugiado en un inconvencente "vamo arriba" y sonrisas o carcajadas solitarias. Desde su consolidación como candidato, ha acumulado más errores que aciertos, al punto tal que -a la vista de todos-, su campaña aparece intervenida por el MPP (sector que lidera Mujica), con Yamandú Orsi como figura principal, desplazándolo a un segundo plano. Si bien su conducción del gobierno capitalino no es un dechado de virtudes (pregúntenle a ADEOM), es la gestión que contrasta abiertamente con su paso por ANCAP, cuando no es cierto "que estuvo a punto de volar la ciudad", pero si es verdad que tuvo que ver con el inicio de los grandes números rojos de la petrolera que eclosionaron con Sendic y que, como se lo recordó el tupamaro Zabalza en Santa Catalina, también "ahogó" 150 millones de dólares con el proyecto de la truncada regasificadora. Por otro lado, el panorama que se le presentaría de ser eventualmente presidente, sería el de gobernar con un parlamento toalmente al revés, y no nos referimos solamente a la actual oposición o a la llamada coalición multicolor, sino a sus propios compañeros del FA, distantes, muy distantes de su idea política.

 

 

La "contra" más notoria y por la que aún muchos uruguayos "no bancan" al "Cuquito", cada día más Luis, es precisamente ser hijo de quien es. La portación de apellido le juega en contra a una figura joven que ha hecho "muy bien los deberes" -sorprendiendo a propios y extraños-; que ha sabido rodearse desde hace años por un equipo muy prestigioso y exitoso y a la vez -dato no menor-, sin ir al choque, conociendo las reglas del juego, ha sabido con excelencia, "marcar distancia" con Aire Fresco del rancio herrerismo y del pretendido wilsonismo. Desde el triunfo contundente en la interna, desde ese primer minuto definió con sabiduría dos temas vitales: su compañera de fórmula y la coalición multicolor. Abrazado a Argimón habló del Partido Colorado, del Partido Independiente, del Partido de la Gente y de Cabildo Abierto. No solamente no ha cometido errores en la campaña sino que ha ido ganando imagen propia. A pocos días de la elección del 27 de octubre, sorteó con éxito la zancadilla de Moreira, reaccionando "al toque". En un libro con su biografía, connotados legisladores del FA hablaron muy bien de su persona y de su tarea legislativa de muchos años. Nada menos que el editor del principal medio de la izquierda uruguaya, luego de entrevistarlo once veces, publicó el libro "Once rounds", en el que destaca que tiene "boliche" y gran sensibilidad social. La última muestra de convicción y claridad de conceptos, la dio en la redacción del documento Compromiso con el país. Aceptó sin dar mucha vuelta, condicionamientos de los socios de la coalición y hasta la incómoda y desubicada -en relación a su magrísima votación- actitud de Mieres, negándose a salir en la única foto que lo podría haber insertado en un capítulo histórico, para lo que no aportó nada de peso. Eso hace un líder con las cosas claras, con los objetivos definidos. Primero hay que ganar.

 

 

Bienvenida la alternancia. Quienes deseamos recuperar la dignidad internacional, alejándonos de dictadores y asesinos la saludamos. Nada de lo que se venga tendrá que ver con lo que pasa en Chile porque a diferencia de la izquierda chilena, la izquierda uruguaya en el gobierno, durante quince años, corrigió en gran medida lo que no hizo Lagos ni Bachelet por ejemplo, las históricas inequidades sociales. Tampoco tendrá que ver con Bolsonaro, ya que los mecánicos devenidos en diputados que reconocen no saber expresarse, deberán responder a la conducción en ese sector de un líder que -si bien militar-, en los hechos aparece como el más demócrata y más lúcido de un sector que ha aglomerado a gente que piensa diferente y que prioriza el atajo a la autopista y que, antes estaba en el Partido Colorado y en el propio Partido Nacional, no cayeron de la estratósfera.

Nos permitimos soñar con la fe renovada. A pesar de que el mundo ha cambiado vertiginosamente en las dos últimas décadas y a muchos les cuesta acomodarse. Una institución presidencial de buena presencia, que no reniegue de la corbata aunque no la exhiba de modo permanente, no necesitará usar chancletas para seguir sosteniendo y ayudando a los desprotegidos, pero mandando a laburar a los que están de vivos. Sabemos que una vez instalado ese gobierno que preferimos, aparecerán de inmediato los palos en la rueda -ya están vaticinados, no sólo en las redes, sino por los propios actuales gobernantes-, y ese será el mayor desafío. Sortear la presión sindical y la "disciplina partidaria".

Lo demás, podría ser lo de menos.

 

Nota: Puede que llame la atención esta columna de notorio contenido político en un medio especializado en turismo y aviación comercial. El Portal de América tiene la rara condición de ser independiente políticamente y por ello, más que el derecho a escribir de este modo, reflejando nuestro pensamiento, entendimos que teníamos la obligación de hacerlo, cumpliendo como siempre nuestra vocación de generar opinión y no hacernos los distraídos.