Las playas privadas: uno de los temas más importantes a debatir
Domingo, 03 Febrero 2019 01:23

Las playas privadas: uno de los temas más importantes a debatir

Este sábado 2 de febrero en Twitter, nos encontramos con @SimonLevyMx, el Subsecretario de Planeación y Política Turística del Gobierno de México, Simón Levy. En el amable intercambio con el jerarca azteca, quedaron en evidencia dos temas salientes a los que nos referiremos en este artículo. Por un lado, las notorias distancias que marcan los modismos del rico idioma español y por el otro, las playas privadas, una cuestión insuficientemente debatida en la propia actividad turística.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay - @DelPDA

 

El intercambio


Los modismos, el cargo, la representatividad

Cuando planteamos nuestra duda acerca de cuánto tiempo puede durar la iniciativa de hacer públicas las playas ante la presión de las influyentes economías privadas, nos respondió: "...no venimos a administrar el tiempo de muertito. El único interés es México.".

Le pedimos en el siguiente tweet que nos explique lo que significa esa frase y multiplica la confusión con: "Hacernos guaje pues".

Según la RAE, hay 5 acepciones. Van desde niño; muchacho; una planta; un fruto; una especie de acacia, hasta bobo o tonto. Mientras que Google es más específica en relación a la terminología utilizada por Levy: "hacerse guaje es hacerse el bobo o hacerse el tonto, según los académicos. María Moliner dice que guaje es “calabaza vinatera” y también registra la acepción de “tonto”. El Diccionario del español usual en México coincide en todo lo anterior, y añade algunos giros: “Hacer guaje a alguien: engañarlo.”

De manera entonces que si nos hubiese dicho "no venimos a hacernos los tontos", se habría entendido mejor. Pero lo importante no es eso, sino que entendemos oportuno señalar que como en este caso, un funcionario de alta jerarquía de un gobierno, aún en su cuenta personal de una red social, debe observar con mucho cuidado cada expresión, cada comunicación, ya que está representando a todos sus compatriotas. Si bien su cuenta es "personal", demuestra que Levy se ha encargado de colocar en ella el cabezal oficial de la Sectur (Secretaría de Turismo de México) y de destacar su cargo: Subsecretario de Planeación y Política Turística del Gobierno de México.

Nos interesa dar nuestra interpretación dado que el intercambio hizo participar a miles de personas, expresándose de diferentes formas, en general respetuosas, pero también algunas con el consabido enfoque de patriotismo o de interés político o ideológico, sobremanera en un tema tan delicado como el de fondo, el de las playas privadas, al cual pasamos a continuación.

¿Está mal que existan playas privadas?

Según entendemos, no está mal su existencia.

Lo que sí está mal es que -utilizando el escenario en cuestión- un ciudadano común y corriente, residente o visitante en México, no pueda disfrutar libremente y gratuitamente de un espacio público tan apetecido y necesario por casi todos los habitanmtes del planeta.

Afortunadamente hemos visitado varias veces el Caribe mexicano y Dios mediante, pensamos seguir haciéndolo. Las veces que fuimos a Cancún o a Playa del Carmen y nos alojamos en hoteles "All inclusive", hemos sido libres de elegir donde darnos un chapuzón, si en las inmensas, cómodas y en algunos casos espectaculares piscinas de los complejos hoteleros, o en las deliciosas (cuando no hay sargazo) aguas del mar Caribe, en las playas privadas del hotel en cuestión.

La última vez que fuimos (setiembre de 2018), nos tocó padecer la suerte del ciudadano común y corriente que no se aloja en un hotel con playa. Alquilamos una casa en Playacar y fue molesto, caro, en definitiva toda una odisea, estacionar y acceder a una playa para disfrutar en familia.

Desde el origen del turismo, que se remonta a tiempos inmemoriales pero que en la era moderna y desde que se tiene una visión de la actividad como tal, como industria, como derecho humano, como negocio, o como se le quiera encarar, o sea, desde mediados del siglo pasado, el turismo ha generado dos aspectos positivos superlativos. El primero es el disfrute de quienes lo practican y el segundo, la riqueza que le crea al destino turístico en cuestión y el consiguiente beneficio que significa que esas divisas abundantes, pueden financiar, desde vivienda, empleo, el pan, a los más necesitados del lugar receptor, siempre y cuando su gobierno lo distribuya correctamente.

Cuanto mejor sea el producto a ofrecer al turista de alto poder adquisitivo, más divisas se podrán recaudar y por ende, más viviendas, más empleo y más pan para los más necesitados de ese destino.

El turismo de sol y playa es un producto universal.

El sol, aunque no lo veamos, siempre está...

La playa, tiene que ser un disfrute.

Las públicas, lo mejor equipadas y presentadas que sea posible, de acuerdo a los recursos de la economía de cada lugar receptor.

Las privadas, lisa y llanamente de acuerdo a las leyes del mercado, no es preciso decir más nada al respecto.

Por lo tanto, no estamos de acuerdo en que TODAS las playas deben ser públicas.

Del mismo modo que tampoco queremos que TODAS sean privadas, sea en el destino que sea.

Pero tienen que haber para todos los gustos y para todos los bolsillos, desde la dignidad hasta el glamour más frívolo.

Nos vemos.

Portal de América

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