por Sergio Antonio Herrera
En este Uruguay tan raro de hoy, donde al escándalo de la Armada, se le suma el oscurísimo tema como nunca, entre gallos y medianoche de la derogación del artículo 76 de la ley 2.330, que aparezca una resolución de éstas, dándole lugar a una denuncia contra el imperio del Señor de los Barcos, el mismo que saluda al Presidente junto al Cuerpo Diplomático el día de su asunción y también el mismo que poco tiempo después le organiza un almuerzo por todo lo alto en el Conrad, y por supuesto, el mismo que obtiene la autorización de 26 rutas con 400 frecuencias semanales, contando apenas con 2 aviones turbohélice, suena hasta novedoso.
Es que promover en la prensa vuelos a Salto (como se hizo al principio) sin decir específicamente de donde partía el avión y en la real, llevar a los pasajeros en bus desde Montevideo a Punta del Este, y desde allí en avión a la región termal y por otro lado, cobrar por ida y vuelta a Porto Alegre 146 dólares, incluyendo tasas por 73 y además ¡regalando bodegas en los ferrys!!, era muy fuerte como para que pasara desapercibido pero, desde que existe la empresa del Señor de los Barcos, todo era permitido y nadie levantaba la voz.
Respecto a la denuncia sobre posibles prácticas anticompetitivas en el mercado relevante, la comisión dijo "que se deberá aguardar a que la práctica ocurra efectivamente" y esto no es nada menor, como tampoco deja de ser super temerario, el tiempo dirá.
El bosque, el árbol y el cañón antiaéreo
Es lamentable el mal manejo que hay actualmente en todo lo que tiene que ver con la aviación comercial en el Uruguay.
Partiendo que no hay políticas claras desde el Estado, que nadie se hace cargo y que tampoco importaría aclarar nada públicamente.
Nosotros hemos realizado diversas gestiones para entrevistar a las autoridades pero al parecer, hay determinación de "silenzio stampa", quizás no quieren responder nuestras interrogantes.
Todas las veces que nos metemos en estos temas, recibimos algún "palo" vía comentario, en el sentido que no deberíamos estar en contra de quienes procuran ayudar al desarrollo del transporte aéreo nacional y crear fuentes de trabajo.
Y es que no lo estamos, ¿cómo podríamos ser tan obtusos?
Nosotros permanentemente queremos ver el bosque y no nos gusta detenernos en el árbol que está al frente y en este caso puntual vemos una empresa que marcha a los tumbos, movida únicamente por recursos económicos, apostando a quebrar resistencias del orden establecido, aplicando la misma estrategia que ya utilizó para convertirse en la dueña del tráfico fluvial sobre el Río de la Plata, a costas de matar a la competencia de otrora.
Pero claro, ¿como nos vamos a meter con un amigo permanente del éxito?, esa gente no se equivoca...aunque se equivoque.
Cuando hablamos de esto, en nuestra apreciación interna, cada vez nos convencemos más que el gran problema es la escasa atención que se le ha prestado a la cuestión de la aviación civil, históricamente en el Uruguay.
¿Quien marca las pautas?
¿Quien es que dice cuál es el camino que hay que tomar?
Siempre subyace el fantasma de "Pluna cañón antiaéreo" y nunca falta aquel que diga "aquí el problema es que existe Pluna, si se hubiese fundido, hubieran venido nuevas empresas con reglas de juego claras y otro gallo cantaría".
Quizás, de alguna manera, en algún momento ese tipo de análisis hubiese sido correcto, no lo descartamos pero, lo cierto, lo real, es que se optó por otro camino.
Los uruguayos, representados por el gobierno del FA (no sólo el votado en el 2005, sino el mismo que se ratificó en 2009), resolvieron aceptar a Leadgate en las condiciones que son archiconocidas y otorgarle el 75 % del paquete accionario a cambio de una inversión de 15 millones de dólares.
Entonces, Pluna está, existe y está más viva que nunca y entonces, todo aquello que podría haber sido, no es, y todo aquello que podría haber pasado, no pasó ni pasará, al menos por ahora.
Entonces, ¿de dónde sale la figura (sea persona o núcleo) que establezca las reglas para que todos sepamos como jugar este juego?
Quien puede emerger con autoridad y decirle a Pluna: "si usted no opera esta ruta y aquella y aquella en tanto tiempo, las mismas serán puestas a disposición de los interesados?
¿Quien puede tener las credenciales suficientes para decirle a López Mena que si pidió la ruta a Ezeiza o a Madrid, debe operarla?
Quien ha hecho hace o hará, un estudio de mercado por cuenta del Estado para determinar si rutas a Norteamérica, Europa o Asia, en el mix pasajeros/carga pueden ser rentables para hacer un llamado internacional y de paso, agregar conectividad y más tráfico a un aeropuerto de lujo pero demasiado ocioso como el de Carrasco?.
De la misma forma que el turismo es una actividad que está muy lejos de lograr encontrar el camino del real desarrollo,aunque por lo menos, tiene en su entorno algunos idóneos, el transporte aéreo uruguayo está igual o peor, con el agravante que no se vislumbran ni por asomo, atisbos de conducción correcta, por la sencilla razón que no hay referentes que aseguren eso. Nos vemos.
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