Fernando Soler en Señor Tango: "La historia de Uruguay es horrorosa"
Lunes, 17 Abril 2017

Fernando Soler en Señor Tango: "La historia de Uruguay es horrorosa"

"¿Quién dijo eso?, ¿sabés lo que era Tacuarembó en 1887(*)?, ¡yo sé lo que era Montevideo en 1990 así que imaginate lo que era Tacuarembó!. ¡Esta no la puedo dejar pasar, ya dejamos pasar lo de la pastera, que me venís a hablar de Uruguay que tiene una historia horrorosa, por favor!!", esto "me lo vomitó" desde el escenario Fernando Soler, visiblemente indignado, el director y creador de Señor Tango el jueves 13 de abril en pleno show del gran local del barrio de Barracas en Buenos Aires.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Buenos Aires, Argentina - @DelPDA en Twitter

 

 

Necesaria contextualización

Siempre que podemos, con mi esposa nos hacemos una escapadita a Buenos Aires a ver teatro, a disfrutar de su gastronomía y a maravillarnos caminándola, y a renovar el contacto y el afecto que siempre hemos sentido y profesado por el gran pueblo argentino (¡Salud!!).

A quienes me conocen y han seguido mi trabajo periodístico de más de tres décadas, no hace falta recordarles que cuando no juega Uruguay siempre quiero que gane Argentina porque como lo he dicho mil veces, con el paso del tiempo no solamente he ganado amigos en el vecino país, puedo decir con orgullo que tengo varios hermanos de la vida que son argentinos.

Hecha esta introducción, luego de medio siglo de cruzar el Río de la Plata en todos los medios de transporte y cumpliendo todas las funciones que he tenido la dicha de cumplir, me siento hasta con cierto derecho de poder expresarme con libertad con respecto a este gran país y a su gente como si fuéramos la misma cosa (¿en condicional?).

Comprendo, ¡como no voy a comprender!! el rechazo y en algunos casos, el odio acentuado que sienten por los argentinos en Brasil, en Chile, en Paraguay y obviamente en Uruguay (el nuestro, en la mayoría de los casos, yo lo clasifico como complejo provinciano).

Es ni más ni menos que la respuesta lógica al comportamiento de una notoria minoría fanfarrona, de conducta dudosa y de mensaje nocivo, pero muy influyente, que aparece seguido o que incluso muchos de sus referentes trabajan en los medios, convocando multitudes. También a algunos nuevos ricos (los que se van renovando siempre, gracias al gran mercado) de este lado del río, cultores del ¡dame dos!. Y quienes más entienden y aceptan el odio generado fuera de fronteras, son los propios argentinos que además, reconocen que su país crece de noche, mientras ellos duermen, en contundente alusión a la nefasta corrupción perenne de al menos, las últimas décadas.

Y si será enorme este país que ha salido adelante y sigue, a pesar de sus reiteradamente interrumpidas épocas democráticas, siendo una potencia cultural, productiva, deportiva, científica, entre otras actividades.

Acaba de salir de una etapa nefasta marcada por el fundamentalismo K, estilo que extrapoló del pasado los peores sentimientos antiuruguayos del peronismo y así de caro nos costó.

 

Fuimos a ver un show de tango

Cada vez que veníamos a la capital argentina, al regresar a casa invariablemente nos reprochábamos por no haber asistido a ver un show de tango. La última vez que lo habíamos hecho hace algunos años, había sido para ver a Mora Godoy en Madero Tango.

El jueves finalmente reservamos en Señor Tango el paquete que incluye la cena show y los traslados de ida y vuelta al hotel.

Fuimos preparados para asistir a una de las mejores propuestas que ofrece la noche porteña, lo cual ya es mucho decir, en un lugar donde la oferta de espectáculos ocupa un sitio de privilegio a escala mundial.

Podemos decir que esa alta vara de expectativa fue ampliamente superada en una escala de uno a diez, así de simple. Dudamos que alguna vez hayamos visto algo superior a lo de Señor Tango y algo hemos recorrido...

Un servicio de altísimo nivel que vale lo que cuesta (que no es poco) desde el propio inicio en el transfer del hotel, la bienvenida al lugar por parte de todo el personal, la prontitud en la acomodación en las mesas y el comienzo de la atención, la calidad de los platos, el buen vino y capítulo aparte el local, de primer mundo.

Y todo el mérito de lo fántástico de Señor Tango es de Soler también la parte negativa.

El show tiene una gran cantidad de artistas en escena, alardes de producción muy logrados, un cuerpo de baile excepcional, músicos notables de la casa y la aparición estelar de la orquesta del maestro Ernesto Franco, exprimer bandoneón de D´Arienzo, son las claves para que junto al terceto de voces que integra el propio Soler, conformen un producto de excelencia.

La aparición de Soler en la faz interpretativa quizás es uno de los puntos más altos del espectáculo, con un estilo muy personal, gran estampa tanguera y una voz excepcional. Pero desbarranca (y fuerte) cuando en medio de la interpretación de "A media luz"(1) menciona al "gato de porcelana" y comienza un monólogo que va intercalando con una pretendida interacción con el público, la cual está muy lejos de lograr y en algunos pasajes de
pretendido humor queda mal parado, exponiendo al ridículo a algunos comensales, como a una mujer que tuvo 8 hijos y le preguntó socarronamente por su difunto marido o una ciudadana suiza que aparentemente estaba en pareja con otra mujer. En esa especie de recorrida que hace con casi todos los sectores de la platea, en determinado momento gira hacia la enorme pantalla en donde aparece una foto que muestra a Gardel y Lepera y comienza a hablar en primer lugar de éste último, como un brasilerito que se nacionalizó argentino y bromeando -por la gran rivalidad futbolística entre ambas nacionalidades- dice algo relativo a que "no existe" la posibilidad que un brasileño se convierta en argentino y en la misma porción del libreto comienza a decir que un francesito a la misma edad que Lepera -17 años- también se nacionaliza argentino.

Es ahí donde sin poder contenerme, en voz alta dije que el francesito era uruguayo y dirigiéndose a mí, se dio el agravio que detallo en el copete de este artículo, cuando luego de preguntar quien había dicho lo que dije, le agregué: "uruguayo y de Tacuarembó" y mientras iba subiendo la voz y se indignaba, yo en voz alta y sonriendo, le recomendaba que no se enojase...

Nunca pensé que mi participación generase tan tremendo agravio a Uruguay y a su historia y el "ninguneo" a Tacuarembó.

Soler podía haberse dirigido de la manera que sintiese hacia mi persona, podía haber intentado ridiculizarme pero eligió sacar para afuera lo que es evidente que es un sentimiento antiuruguayo muy fuerte.

Y ese sentir queda evidenciado al ver la portada del gran local donde hay varias banderas y la argentina en el medio, está "escoltada" por la chilena y la brasileña y la uruguaya, como en casi todos lados, brilla por su ausencia. Pero también cuando se ufana de contar que Horacio Ferrer (3) le invitó a intepretar su ópera "María de Buenos Aires" en el exterior y omite decir que Ferrer era uruguayo y por supuesto, cuando en uno de los momentos más emocionantes del show, la orquesta de Franco interpreta una vibrante y extendida versión de La Cumparsita (2), anunciada como el himno del tango "de Gerardo Matos Rodríguez" a secas...

No llores por mí

Para el turismo internacional al que está dirigido y para el que está pensado este gran show, también está dedicado el gran final con un banderazo en medio de una sentida interpetación a tres voces de "No llores por mí Argentina", con todas las reverencias posibles desde la pantalla a Eva Duarte y al mismísimo Perón.
Quizás, no solamente Soler, una buena parte de los argentinos, sigue sin darse cuenta que no sólo el recuerdo "ya fue", sino que las prácticas legendarias del fanatismo y del fundamentalismo, lindantes con la corrupción del peronismo, sea la causa del freno para el desarrollo insitucional, político y cultural de una gran nación y de su pueblo, mayoritariamente hospitalario y solidario, de puertas abiertas para todo aquel que intente quedarse a vivir, también y muy especialmente, con los uruguayos, mal que le pese a Soler.

 

Bonus track

 

(*) 1887 es el año que menciona Soler al referirse despectivamente a Tacuarembó. Gardel nació allí en 1890.

 

1 A media luz es un tango cuya letra pertenece al uruguayo Carlos César Lenzi en tanto que la música es de Edgardo Donato, y  se estrenó en 1925 en Montevideo, Uruguay.

 

2 La cumparsita es el himno popular y cultural de Uruguay, a partir de una ley aprobada en 1998 por el Poder Legislativo uruguayo y  fue creado entre finales del año 1915 y principios de 1916 por el músico uruguayo Gerardo Matos Rodríguez. Es indudablemente el himno del tango.

 

3 Horacio Ferrer fue un escritor, poeta e historiador del tango,uruguayo, nacido en Montevideo e hincha de Defensor.Es el autor de más de doscientas canciones y varios libros de poesía e historia del tango. Compuso para Astor Piazzolla, Balada para un loco -incluida entre las 100 mejores canciones latinas de la historia-, Chiquilín de Bachín y la ópera María de Buenos Aires. Fue presidente de la Academia Nacional del Tango en la República Argentina hasta el día de su muerte.

 

Portal de América

 

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