por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
Sin embargo, todo parecería indicar que el actual decaimiento es circunstancial y que a partir del verano 2016/2017 comenzaría a revertirse la tendencia y volvería a crecer el número de llegadas. Este dato fue aportado recientemente por un funcionario con el comentario "ustedes saben que los calendarios de cruceros se trabajan con mucha anticipación y estamos en condiciones de afirmar que se dará ese crecimiento". Desde el PDA quisimos confirmar la especie pero al parecer el jerarca está muy ocupado y no nos puede atender por el momento.
La actividad de los cruceros, como ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones en nuestro país al menos, significa mucho más ruido que nueces pero, es a la vez un gran instrumento de promoción del destino y si bien no incide casi nada en la balanza económica, tampoco es negativo por lo que nadie en su sano juicio opinaría en contra.
Para ser muy claros, el grueso de los cruceristas que llegan a Uruguay son brasileños y argentinos y en su gran mayoría de relativo poder adqusitivo y compran sus pasajes financiados en muchas cuotas. No son grandes consumidores y es muy habitual verles regresar al barco sin ninguna bolsa en sus manos.
La incidencia de todo el movimiento de cruceros en Uruguay (incluidos los que llegan a Montevideo y a Punta del Este) en el universo de ingreso de divisas por turismo que según datos oficiales promedia los dos mil millones de dólares anuales, alcanza solamente el 2% (dos por ciento).
Una prueba concluyente de la relatividad de este negocio en Punta del Este la da el hecho que los barcos no pueden atracar en el muelle del puerto por temas de infraestructura y de calado, entonces los cruceros deben fondear en la bahía y los pasajeros son transportados en los tenders de cada embarcación o en esporádicos casos a bordo de algunos locales. Hasta el momento no han aparecido los posibles inversores que construyan alguna terminal de cruceros como la tan promocionada oportunamente en Piedras del Chileno.
Ningún operador receptivo o transportista turístico de la zona, haría nada por desalentar la llegada de cruceristas pero tampoco ninguno de ellos derramaría una lágrima si algún día no vienen más.
La gran paradoja se da cuando por ejemplo coincide la llegada de varios cruceros el mismo día y se promueve el hecho como una gran noticia, como algo positivo sin mostrarse la otra realidad, la del colapso que genera en plena temporada el ingreso de miles de personas a servicios públicos como baños que no alcanzan a cubrir la demanda.
En buen romance entonces, que sigan viniendo los cruceros, que está todo bien, pero que el mensaje sea medido, realista, que no se vendan espejitos de colores.
Portal de América
Los cruceros y Punta del Este. Parte I
Miércoles, 11 Noviembre 2015
Si bien no es considerable, la merma en número de llegadas de cruceros a Punta del Este tendrá su segunda temporada consecutiva y se esperan 61 llegadas. Diversos motivos están incidiendo para que las empresas hayan ido reduciendo el número de operaciones en la región. Las dos principales causas son el crecimiento de operaciones en Asia, especialmente en China y el alto costo de los puertos en nuestra vecindad. Cada operación en Punta del Este cuesta más de 60 mil dólares; en Montevideo más de 80 mil pero en Buenos Aires (créase o no), entre 450 mil y 600 mil billetes verdes.





