Aerolíneas Argentinas: problema de problemas
Viernes, 11 Noviembre 2011

Aerolíneas Argentinas: problema de problemas

Otra vez Aerolíneas Argentinas es noticia, y esta vez lo es como consecuencia de un duro cruce entre las dirigencias gremiales de APLA (Asociación de Pilotos de líneas aéreas) y APTA Asociación de Personal técnico aeronáutico) con sus pares de Aerolíneas Argentinas. Este cruce de acusaciones y de descalificaciones mutuas totalmente carente de estilo demuestra una vez más que Aerolíneas Argentinas se ha convertido en “cuestión”, es decir problema de problemas.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Si repasamos la historia de Aerolíneas Argentinas advertiremos que hasta diciembre de 1983 estuvo gestionada por personal de la Fuerza Aérea, alternando conducciones más o menos idóneas logrando su quizás mejor imagen durante la administración del Dr. Juan Carlos Pellegrini en el proceso militar que se extendió desde 1976 a 1983 lo que no quiere decir que su gestión haya estado exenta de errores como la incorporación de los “727” o el “747SP” pensado para una ruta inviable para Aerolíneas Argentinas, por lo menos en esa época, y que luego tuvo que desistir como era el vuelo directo entre EZE-CDG (BUENOS AIRES-PARIS).

A partir del 10 de diciembre de 1983 con la designación del Dr. Horacio Domingorena como Presidente de la empresa y el suscripto como Gerente General, se inicia otra época totalmente diferente que exigía otro ritmo de conducción y gerenciamiento más apropiada  a la nueva realidad política iniciada precisamente en esa fecha.

Por otra parte afloraron de inmediato reclamos gremiales que habían sido congelados durante el proceso militar y la cuestión salarial que se convertiría en “tema diario” debido al proceso inflacionario que nos afectaba y que disminuía el salario real día por día.

Estos temas virtualmente ocupaban el 80% de mi gestión y el resto lo dedicaba a los temas comerciales ya que mi objetivo era incrementar las ventas al máximo ya que a diferencia de lo ocurrido en estos años, el Estado no estaba en condiciones de aportar un solo centavo, debíamos vivir con nuestros propios recursos, es decir “con lo nuestro”.

No puedo callar la calidad de esa dirigencia gremial APA, APTA y APLA, ATVLA y UPSA que jamás pasaron el límite del respeto y la consideración mutua. Cuestión diferente era la relación con AAA cuya conducción estaba plenamente identificada con el partido de gobierno, la UCR, y más de una vez era casi imposible deslindar lo gremial de lo político hecho que más que favorecer entorpecía la relación y los problemas más de una vez se trasladaban a otras aéreas de gobierno con lo que era mas complicado hallar la solución. Como en el caso de los otros gremios la relación tanto gremio-empresa como la personal, jamás excedió el límite del respeto y la consideración personal.

Luego de casi un año de gestión dominada, como dije, por la “cuestión gremial”, llegué a la conclusión que había que instaurar otro modelo de gestión empresarial para hacer de Aerolíneas Argentinas, una empresa viable.

Insisto, recordemos la época, un estado fundido, una Aerolíneas Argentinas con mil millones de dólares de deuda, un proceso inflacionario que pudo ser brevemente dominado con el PLAN AUSTRAL durante 1985 y que finalmente impidió la terminación normal del periodo de gobierno del Dr. Raul Alfonsín,  una flota que con la excepción de los “737” era comercialmente obsoleta y una absoluta imposibilidad de pensar en lo inmediato en el necesario reequipamiento.

Las circunstancias propias de la empresa, las circunstancias propias del país en esa época, reitero me llevaron a la conclusión que había que incorporar a la dirigencia gremial a participar en el análisis y posibles soluciones a los graves problemas que existían y que se agravarían a medida que pasara el tiempo.

Según mi opinión en esa situación Aerolíneas Argentinas no tenia destino posible y su “venta” o “privatización” o “entrega” como se la quiera llamar, durante el año 1991 fue una consecuencia fatal sino creo que hubiera sido cerrada como pasó con los ramales ferroviarios. La falta de inversión o la imposibilidad de invertir es uno de los caminos que llevan a la quiebra.

 


Así a fines de noviembre de 1984 en mi carácter de Gerente General y obviando al Directorio de la empresa que salvo la excepción del Vicepresidente Jose Chalen y obviamente del Presidente, estaba más ocupado en hacer de espía y alcahuete del entonces Secretario de Transporte, me dirigí a todos los gremios invitándolos a participar en una suerte de comité cuyos alcances fijaríamos de común acuerdo, proponiendo una nómina de los temas que, según mi opinión, deberían exigir nuestra atención inmediata y obviamente invitando a ampliar o discutir mi agenda.

APA y APTA fueron los gremios que mas rápido reaccionaron en la persona de sus dirigentes Basteiro y Rodriguez, excelentes personas de las que guardo un recuerdo y respeto permanente, aceptando en principio mi convocatoria la que nunca se pudo concretar ya que el directorio de la empresa exigió mi despido.

En reuniones posteriores, en la propia sede de APA, Basteiro me diría que Aerolíneas Argentinas había perdido “su oportunidad”.

Hoy se dan las mismas circunstancias aunque con el cruce de imputaciones a las que hacíamos referencia al inicio, la realidad parece más tóxica y virulenta..

Luego de pensar mucho sobre la “Cuestión Aerolíneas Argentinas” creo que estamos aunque 27 años después, en el mismo punto y creo que la alternativa más racional sería la de incorporar a la dirigencia gremial al tratamiento de los problemas mas complicados de la empresa con personas idóneas y sobre todo con buena fe.

No es el insulto ni la denuncia el método para buscar y encontrar soluciones.

Aerolíneas Argentinas existe hoy día por el aporte del estado y el esfuerzo de los contribuyentes y creo que ese esfuerzo merece otra respuesta bien diferente a este sainete que para nada ayuda.

El Estado lleva aportados a Aerolíneas Argentinas, según datos confiables, mas de u$s 2.100,00 millones, ese dinero que podría haber sido destinado a educación, salud, seguridad, a los jubilados (cuantos juicios se podrían haber pagado) en fin a destinos quizás más urgentes para la gente, exige una cuota de respeto y consideración por parte de todos y especialmente de austeridad y caridad.

Hoy Aerolíneas Argentinas paga salarios a todo su personal y concede beneficios que no guardan relación con sus resultados ni con su productividad y esto es socialmente inaceptable y más inaceptable es asistir a estas recriminaciones mas bien propias de un conventillo, expresión que uso como sinónimo de promiscuidad y desorden, que de gente de alto nivel profesional.
No es fácil enfrentar y resolver la “Cuestión Aerolíneas Argentinas”, pero no se puede demorar más.

Algunos, piensan que la empresa debería ser cerrada, obvio no acepto esa propuesta que además tendría un costo muy alto e implicaría la pérdida del dinero volcado a la empresa.

Creo que debemos hacer un esfuerzo de imaginación para que esos aportes no  se conviertan en dinero mal gastado.
Debe hacerse este esfuerzo audaz de participar a la dirigencia gremial de los problemas que deben resolverse y debe ser esencial que el dinero previsto en el presupuesto que creo es de u$s 250 millones, más los recursos que genere la empresa sean suficientes para mantenerla en actividad durante 2012 y obviamente los aportes del Estado deben ir disminuyendo a lo sumo en un lapso de tres años, es decir para 2015 Aerolíneas debería ser viable por sus propios medios.

Esa es la responsabilidad que propongo compartir entre los directivos de Aerolíneas Argentinas y los gremios y creo es la oportunidad que brinda esta crisis.

Portal de América

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