Se votó
Martes, 25 Octubre 2011
Estimo que mas allá de la clara orientación especializada del Portal, un resultado de elecciones generales no puede quedar al margen, por ese motivo siguen algunas reflexiones que obviamente quedan abiertas al disenso. Un resultado electoral puede y debe tener varias lecturas aunque las diferencias resulten abismales. Pues bien este es el caso de las elecciones celebradas el domingo 23 de octubre, en la Argentina.
por Luis Alejandro Rizzi desde Buenos Aires
Una de ellas la mas lineal nos dice que Cristina tuvo el 53,96% de los votos y el segundo solo el 16,87. Huelgan los comentarios.
Otra de las lecturas posibles nos dirá que si bien Cristina tuvo el 53,96 de los votos, una saga de candidatos que en teoría representaban a la oposición logró casi un 43%. Visto así, la diferencia entre oficialismo y oposición se reduce a un 10%.
Sin embargo este 43% no se verá reflejando en su representación parlamentaria.
También si miramos las propuestas y la actitud que tuvieron en el Congreso las llamadas “fuerzas opositoras” por ejemplo al tener que pronunciarse sobre cuestiones esenciales como fue la abolición del sistema privado de jubilaciones veríamos que prácticamente ese 53,96 % de votos que tuvo Cristina se podrían elevar a un 81,98% si le sumamos los votos obtenidos por Hermes Binner y Ricardo Alfonsín.
Si comparamos los resultados con algunos sondeos de opinión nos llevaríamos otra sorpresa una gran mayoría de la sociedad o mejor dicho de la ciudadanía argentina, que me animo a encuadrar en ese 81,98% de votos, está de acuerdo con los lineamientos generales del gobierno con vocación estatista de Cristina Kirchner.
Un hecho emblemático, AEROLINEAS ARGENTINAS, pese al costo que significa para las arcas del Estado y para los contribuyentes, la ciudadanía acompaña su estatización.
Si miramos los resultados con fineza llegamos a otra conclusión las cuestiones éticas y morales del gobierno solo tuvieron reflejo en poco menos del 2% de los votos, que son los obtenidos pro Lilita Carrió. Esto significa que poco importan los escándalos que comenzaron con la valija de Antonini Wilson, siguieron con la fulminante resolución del caso judicial de enriquecimiento ilícito de la familia Kirchner, los sobreprecios del caso “Skanska”, los desaguisados de las abuelas y Shocklender, la manipulación estadística, etc, etc, etc…
Me animo a afirmar que a pesar del pésimo funcionamiento del Estado, lo que se refleja en la muy baja calidad de todos los servicios públicos, desde la educación hasta la salud, pasando por el transporte, la gente se siente protegida por el Estado que actúa como “empleador y protector de última instancia” lo que se refleja no sólo en el crecimiento ilimitado del empleo público en estos ocho años de gobierno Kirchnerista sino en múltiples beneficios, como otorgamiento de jubilaciones a cientos de personas sin los respectivos aportes y los diferentes planes sociales que en muchos casos garantizan la subsistencia sin esfuerzo personal.
No cabe duda alguna, más allá de los que uno piense, que nuestro sistema democrático ha alcanzado su más plena legitimidad no solo de origen sino de ejercicio, lo que no quiere decir que sea bueno o malo, es “a fact” como solía decir el célebre Inspector Clouseau.
Poco le importa a la gente que el sustento económico financiero del “modelo” como lo llama la propia Cristina ofrezca fisuras o riesgos, poco importa que haya viento de cola o que ese viento se hubiera podido aprovechar mejor. Estos temas no interesan y menos a la llamada militancia política.
La gente se decide por lo que ve, por lo que siente y percibe, la gente no tiene la obligación de ser previsora en los asuntos del Estado, esa es o debería ser la función de los políticos.
La gente si es previsora en sus cuestiones personales y quizás eso explique que muchos busquen su refugio en el “dólar” según explican los especialistas al decir que gran parte de la fuga hacia el dólar está protagonizada por gente común, esto marca una cruenta separación entre lo privado y lo público.
La gente considera a lo “público” como de nadie, ello explica la desaprensión hacia lo “público” que se manifiesta en la suciedad de los espacios, la anomia de nuestros comportamientos colectivos, la falta de cuidado hacia los medios de transporte, muchas veces justificándose en su mala calidad, la rotura de los teléfonos públicos ahora disminuida por la proliferación de la telefonía celular, y muchos otros hechos que nos demuestran que lo “público” es una suerte de “liberación” todo está permitido.
El mayor ejemplo es el uso de lo “público” por la gran mayoría de los funcionarios como si lo “público” les perteneciera en exclusividad.
Por el contrario la gente respeta su espacio “privado” con máximo celo.
Otra cuestión que tiene que ver con todo esto es que la gente considera que los “derechos” no tienen costo por lo tanto el Estado todo lo puede, a diferencia del sector privado que se lo considera avaro, mezquino, intolerante e insensible porque permanentemente esta condicionado por la famosa ecuación del “costo-beneficio”, inexistente para el Estado.
En fin, el resultado de las elecciones es irreprochable y diría Cristina no solo tuvo el apoyo de su 53,96%, pienso que ese respaldo fue más abrumador, podría llegar al 90% aunque con alguna pequeña diferencia de matices los que fueron insuficientes para marcar el límite entre “oficialismo” y “oposición”.
Ahora resta esperar los próximos pasos de Cristina, y de esos pasos dependerá que dentro de algún tiempo la gente diga “yo no la voté” y uno se tenga que preguntar de que birlibirloque salieron esa inmensa mayoría de votos….pero esto ya será otra historia.
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