El transporte aéreo y las elecciones del domingo 23
Miércoles, 19 Octubre 2011

El transporte aéreo y las elecciones del domingo 23

Aerolíneas Argentinas y la ANAC son dos cuestiones que preocupan al gobierno y según parece habría una firme intención para introducir cambios en la gestión, aunque predecir lo que puede hacer el Kirchnerismo es más difícil que “Misión imposible”. Damos por descontado el triunfo del oficialismo pero si observamos las encuestas más creíbles vemos que un arco político que reuniría casi el 75% de los votos es partidario de mantener a AEROLÍNEAS ARGENTINAS como empresa del Estado y también la necesidad de hacer retoques en la ANAC.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Lo cierto es que esas coincidencias parten de un diagnostico erróneo.

Por ejemplo Claudio Lozano, del FRENTE AMPLIO PROGRESISTA fuerza liderada por el actual gobernador de la Provincia de Santa Fe Hermes Binner, dice: “…que la experiencia del capital privado en el sistema de aeronavegación ya han demostrado su fracaso más estrepitoso, con capitales nacionales y extranjeros…” afirmación que no dudo es compartida por este arco político al que hacía referencia en un párrafo anterior.

Yo diría más, que desde 1960 todo intento de hacer transporte aéreo sea por parte del capital privado y del propio Estado ha racasado rotundamente y ese fracaso no solo se debió a la eventual falta de idoneidad profesional en la gestión tanto en un sector como en el otro sino por las graves y recurrentes crisis de nuestro sistema económico y por un marco político especifico que ha demostrado su inviabilidad, no obstante lo cual se insiste en su vigencia.

Pondría el caso de Austral en la época que la gerenciaba el Sr. Willy Reynal que tuvo una excelente gestión gerencial que es la que ha permitido que la empresa exista a la fecha y sin embargo también estuvo en virtual estado de quiebra cuando el Estado asumió su control allá por el año 1981 y ese virtual estado de quiebra fue consecuencia de factores ajenos a su excelente administración de la empresa.

Aerolíneas Argentinas ya en 1984 cuando tuvimos a cargo su gestión, tenía las características de una empresa inviable económicamente dado que su flota, salvo los “737” era comercialmente obsoleta y además ni la empresa generaba recursos para su reequipamiento ni el Estado tenía capacidad para financiarlo.

Recuerdo que en esa época teníamos los “727”, excelentes aviones, pero absolutamente inservibles para Aerolíneas Argentinas, como así los Focker que también eran fuente de incontables pérdidas.

La venta, buena o mala, de la empresa en el año 90 fue una fatalidad, ya que la alternativa era su cierre, no había otra.

Es cierto que esa venta no fue fácil ya que la empresa no era atractiva para el capital privado ni para el estatal extranjero pero finalmente IBERIA la tomó a su cargo y no acertó con una gestión idónea, tengamos en cuenta que en esa época también era una empresa del Estado, en ese caso español.

Son conocidas las vicisitudes posteriores, la casi nueva quiebra cuando era gestionada por la SEPI y finalmente la adjudicación al hoy desaparecido grupo “G&G” dueños del llamado “Grupo Marsans” muy vinculado a la familia del Rey de España que también casi la lleva a una nueva quiebra.

Es sabido que desde un inicio fuimos críticos de esa adjudicación y los primeros en denunciar las graves anomalías que se estaban cometiendo en el gerenciamiento de la empresa a propósito de trámites irregulares en el concurso que tramitaba la empresa, hoy ya levantado.

Sin embargo también hay que tener en cuenta que desde 2002 a 2006 el Estado mantuvo sin cambios las tarifas del cabotaje lo que fue causa de fuertes desequilibrios en las cuentas de Aerolíneas Argentinas y Austral.

También se mantuvo y se mantiene a la fecha un marco normativo anticuado que hoy impide gestionar el negocio del transporte aéreo con eficiencia.

La otra cuestión es que ni en el actual oficialismo ni en ningún partido de la oposición aparece planteada con claridad una política de transporte.

En este momento en que el país carece de hecho de servicios ferroviarios. Sus carreteras salvo excepciones son anticuadas y estrechas, en el transporte aéreo faltan aviones y además se gasta en Aerolíneas Argentinas y Austral casi u$s 2 millones diarios lo que de por sí es una muestra lamentable de gasto improductivo e ineficiente.

Es decir debe establecerse un plan de transporte y las disponibilidades de dinero para financiarlo dentro de un programa de prioridades.

Una vez que se tenga ese plan de transporte sabremos que ubicación tendrá el transporte aéreo y Aerolíneas Argentinas y Austral en particular.

No soy partidario del cierre de Aerolíneas Argentinas ni de Austral, pero estimo que deberá mejorarse sustancialmente su gerenciamiento y con ello su nivel de productividad.

Otra cuestión que debería resolverse es lo que llamaría independencia de la ANAC que actualmente se presenta como un “protector” de Aerolíneas Argentinas y Austral.

La mejor protección para esas empresas será la calidad de sus servicios y su productividad, lo demás perjudica ya que está llevando a una suerte de aislamiento del interior del país.

No encuentro motivo para que se pretenda suspender o no se autoricen vuelos desde Rosario hacia el exterior, sea el caso de Lima o a Uruguay, menos para que no se hayan autorizado vuelos desde Mendoza también a Perú.

Si la gente busca alternativas a la posibilidad de viajar por Aerolíneas Argentinas debemos analizar las causas; si la gente prefiere hacer escala en SCL o LIM para seguir viaje al exterior en vez de tener que ir a EZE a cambiar de avión, tenemos que saber porque la gente tiene esa preferencia y muy probablemente ello será por una cuestión de calidad o de tarifa, o las dos a la vez.

Hoy día es imposible concebir un transporte aéreo cerrado, la política de “cielos abiertos” de alianzas y fusiones ya se han consolidado a tal punto que la propia Aerolíneas Argentinas está ingresando al “Sky team”, lo que estimo obligará a la ANAC a modificar algunas de sus pautas de política aérea.

En fin, en materia de transporte aéreo, dejo el resto del transporte, este 75% piensa igual y en definitiva cree que la crisis del sector es más bien una crisis del capital privado. En una palabra ven los efectos, no las causas reales.

El 25% restante parecería pensar que la cuestión pasa simplemente por cerrar las empresas, también solo ve los efectos o los confunde con las causas lo que sería más grave.

No obstante conservamos cierto optimismo porque de lo que no tengo duda es que el gasto público deberá ser racionado por convicción, por necesidad o por imposición de las circunstancias.

Portal de América

 

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