Croacia y Budapest
Martes, 27 Septiembre 2011

Budapest Budapest

Antes de continuar con esta suerte de "diario de viaje" quiero referirme a dos "perlitas" de mi nota anterior enviada desde Roma. La primera tiene que ver con Aerolíneas Argentinas y está dirigida a su Gerente General para que se sirva corregir una omisión en los vuelos entre EZE y FCO (Roma) que es la de efectuar los avisos a los pasajeros solo en  idioma inglés y español,  la verdad una descortesía incomprensible hacia el país de destino. La otra tiene que ver con el templo de Santa María Sopra Minerva que el corrector del programa de mi IPad lo corrige automáticamente y a mi se me pasó y quedó "soprano" en vez de "sopra".


por Luis Alejandro Rizzi, desde Budapest

Desde el puerto de Ancona en el ferry de Blue Line cruzamos a Split, Croacia.

La travesía del Adriático lleva unas catorce horas y si no se consigue un camarote, las "poltronas" son muy incómodas, apenas se reclinan y tampoco hay lugar para el equipaje , en nuestro caso como íbamos con auto, obviamos ese problema.
El costo del viaje sin camarote es de € 60,00  por persona, para la cena hay alternativas ya que se puede comer "a la carta" o en el "self-service", los precios son muy razonables  y la calidad aceptable.

Croacia nos sorprendió por la belleza de su geografía y por la calidez de su gente.
Para el turista la señalización es excelente, nosotros, me refiero a mi mujer Claudia y a mí, no necesitamos recurrir  a los mapas ni al GPS, no solo para llegar al Radisson desde el puerto sino luego para viajar a Zagreb y luego a Budapest.
Omito por innecesario hablar de la calidad del "Radisson blu" nuestra estancia de 72 horas fue lo mas parecido al paraíso terrenal.

Split es un centro de vacaciones, dicen que tiene mas de dos mil horas de sol al año,  diarias doce durante el verano y siete en los meses de invierno y ofrece todo tipo de  alternativas para el viajero o el turista.

Recomendamos las cenas en una suerte de goletas que recorren el Adriático y las islas aledañas en un viaje de  unas cuatro horas que nos transportan a las mejores épocas de un romanticismo que gracias a Dios, aun perdura por lo menos entre los que hemos vivido una buena parte de la vida. Compartimos el paseo con Marilita y Jorge Scaglia, dos amigos con los que planeamos encontrarnos en el Radisson, fue como en aquellos programas de la inolvidable Blackie "volver a vivir" una época que sigue siendo la  nuestra.

Split o Spalato, ofrece atracciones históricas como la ciudad vieja donde conviven el clásico estilo romano con el veneciano, lo que nos recuerda que fue una ciudad o sitio neolatino en esa zona llamada "DalmacIa", estuvimos en la Catedral, la más pequeña del mundo donde yacen los restos del emperador Diocleciano.

Como cuentan los guías de turismo, la ciudad se fue desarrollando alrededor del palacio que el emperador Diocleciano había hecho construir en las cercanías de Spalato para utilizar como lugar de descanso para cuando se retirara, lo que ocurrió en el año 305 d.c.

Si bien Spalato estuvo bajo la soberanía bizantina durante mas de doscientos años, desde poco más del 800 hasta casi el 1100, siempre estuvo bajo la influencia de los dálmatas italianos.

La ciudad antigua fue declarada "patrimonio de la humanidad" en1979.

El domingo 25 partimos para Zagreb y en los 380 km del viaje apreciamos la belleza inenarrable de Croacia y lo reitero, la calidad de su señalización pensada para favorecer los desplazamientos de los turistas.

A propósito de Croacia nos contaban que todos sus habitantes pagan un impuesto del casi el 40 por ciento de sus ingresos para la reconstrucción ocasionada por la guerra.

El viaje  desde Split a Zagreb nos costó € 25,00 de peaje lo que es otra demostración de que lo bueno tiene su costo.
Zagreb, capital de Croacia, es el centro cultural, científico, económico, político y administrativo del país y en ella habita casi la cuarta parte de su población total.

Nos resultó una ciudad extraña por la configuración de su tránsito y el tipo de su transporte público
Nos impresionó la belleza de la catedral de Zagreb, de estilo gótico, donde participamos de la misa y si bien el croata es una frontera infranqueable lo cierto es que la comunicación con Dios está mas allá del idioma de los hombres.

Con Claudia nos pareció un momento oportuno para darle una vez mas gracias a Dios, por todo lo que nos dio y sobre todo por no saber que es el odio y el rencor.

Ayer lunes 26, llegamos a Budapest.

Estamos alojados en la isla Margarita, en el Danubio, un lugar hermoso por su vegetación y por lo que significa el Danubio inmortalizado por Johann Strauss, el célebre compositor del "Danubio azul" que me trae los imborrables recuerdos de los cumpleaños de quince años cuando bailarlo con la cumpleañera era un honor que quedaba grabado en nuestro "carnet de baile".
Otras épocas, pero qué lindos recuerdos...!

Budapest, otra ciudad que merece ser conocida.

Al recorrer sus calles recordé la famosa represión de la época comunista de 1956 cuando la policía política comunista disparó a los manifestantes desarmados y quedó un saldo de mas de dos mil muertos y varios miles de heridos. Era muy chico pero la impresión que me causó esa "represión" hoy olvidada, la reviví al caminar por esas calles recordando que Janos Kadar había suprimido todo vestigio de oposición.

El 23 de octubre, fecha del inicio de aquella revolución es "fiesta nacional" y seria bueno que lo recordáramos en todo el mundo.

Hace poco más de 20 años que se desmoronó el muro de Berlin.

Recuerdo que quince días antes de ese hecho, estuvo invitado en mi programa radial de Radio del Plata el que era embajador de Alemania Occidental, en esa época Alemania estaba dividida,  le pregunté si estaba próxima la caída dado muro de Berlín y me respondió que no, que aún faltaba mucho para la unión de las dos Alemanias y para la caída de los regímenes del Este.

Todo esto se me apareció cuando comencé a caminar por las calles de Budapest, me pareció que lo estaba viviendo, pensaba en lo horrible que debe haber sido vivir sin libertad o peor con libertades limitadas.  Los edificios de Budapest tiene aún esos rasgos, es como la sabiduría de los viejos, torpeza en los movimientos y claridad en las ideas. Pues así lucen los edificios, desaliñados, faltos de mantenimiento, es como si ocultaran las penurias del pasado, pero exhiben la dignidad de un señorío que los húngaros jamás perdieron.

No puedo negarlo, con Claudia nos emocionaron, esos recuerdos que le reviví y que aún son jóvenes para ser historia.
Hasta la próxima escala que será Praga.

Portal de América

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