por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Cuando me enteré del comunicado de la Reserva Federal haciendo saber que por dos años las tasas se mantendrían en los actuales valores con la intención de calmar a los mercados y garantizar esa insinuación de crecimiento modesto de la economía norteamericana, ratifiqué mi idea que realmente estamos viviendo una crisis de la cultura, ya que solamente seres incultos podían tomar una decisión de ese tipo.
Creo que en economía la seguridad y la previsibilidad son hijos de la idoneidad pero en el sentido que la entendía Ortega, como ese repertorio de ideas que guía la existencia.
Lo cierto es que esta “incultura general” que está padeciendo, me atrevería a decir la humanidad, es la causa eficiente de esta crisis que también padece toda la humanidad.
En la medida que el dinero no tenga precio, su precio es la tasa de interés, el sistema económico no funciona y todos los agentes económicos –nosotros- nos desorientamos y la desorientación lleva al miedo y luego al pánico porque nosotros ya como personas, nos sentimos en el desamparo.
Esta política prostituyente del dinero fácil nos demostró que cuando el dinero es gratis gastamos a lo loco y luego lloramos las deudas adquiridas como lo explicaba Orlando Ferreres.
El crédito como el dinero tiene que tener un costo sea para gastar o sea para invertir con racionalidad, ahora cuando el dinero es gratis su asignación como recurso de la economía se vuelve ineficiente y potencia la demanda y por un tiempo, recordemos que no se puede engañar a todos durante todo el tiempo, ocurre que se vive una utopía con visos de realidad, hasta que la realidad nos despierta.
El dinero fácil induce al gasto y por tanto afecta el ahorro porque en el fondo todos sabemos por naturaleza que no tiene sentido ahorrar cuando el rendimiento del ahorro es cero.
Veamos como lo recordaba Cachanosky en una nota en el diario La Nación, “…A principios del 2001 la tasa de la FED estaba en 5,5%. Luego la bajan hasta niveles del 1% en el 2003 y, cuando la inflación se les iba de las manos, la vuelven a subir hasta llegar al 5,25% y con la crisis del 2008 la bajan nuevamente al 0,25%...”
Estas variaciones nos demuestran no ya la arbitrariedad en su manejo sino la incultura económica de los responsables tanto de la Reserva Federal como del BCE.
Soy de los que creen que la inversión tiene como finalidad la obtención de ganancias, desde ya nadie invierte para perder. Perder es el riesgo de la economía.
En nuestro sistema se mantiene el famoso principio que dice que la oferta genera su propia demanda, pero agregamos la demanda no genera oferta sin consumo y cuando el consumo es alentado mediante el crédito barato se inicia el lógico proceso inflacionario ya que la ganancia es fruto del incremento de precios y no de una mayor generación de oferta.
Roberto Cachanosky nos recuerda también que “Las hipotecas subprimes solo fueron el detonante de una estructura de precios relativos distorsionada y de un auge de consumo artificialmente creado por la política monetaria de crédito fácil.”
No olvidemos que atrás de un deudor de estas hipotecas hay un subacreedor que difícilmente recuperará sus “ahorros”.
Está en nuestra naturaleza que cuando se habitúa a gastar nadie quiere bajar su nivel de consumo y tampoco a nadie le importa si su consumo es irreal fruto de una política monetaria ficticia o absurda o de una “euforia irracional” según Alan Greenspan.
Además se pierde la noción del esfuerzo y algo más grave asumimos que los derechos son gratuitos, que no tienen costo.
Esto explica un poco este movimiento de los llamados “indignados”.
La Real Academia nos dice que el “indigno” es quien no tiene mérito ni disposición para algo, o en otra acepción quién es inferior a la calidad y mérito de alguien o no corresponde a sus circunstancias.
Lo trágico es que estas multitudes de “indignados” que azotan varias ciudades, incluida Santiago de Chile con su marcha de miles de estudiantes reclamando la educación gratuita, en definitiva reclaman por la vuelta al sistema del “gasto fácil” que precisamente los llevó a la “indignidad” y además orlan sus reclamos partiendo de la falsa creencia de la gratuidad de todos los derechos. Mas que indignados los llamaría “ilusos”.
En definitiva los indignados en verdad y paradójicamente pretenden unificar hacia la falta de mérito y de disposición…
Lo preocupante es que no atinamos con las soluciones y se insiste en los remedios ya superados, como cuando en la antigüedad la sangría era el medio para combatir cualquier enfermedad.
La cuestión es cultural, esta crisis no puede ser resuelta por incultos y bárbaros que en definitiva y de eso creo que la gran mayoría no dudamos, buscan proteger a los agentes financieros que han hecho de cada banco un templo, de cada gerente financiero, un obispo y de cada empleado un cura ¡!!!!….Ahhh… ¡!!! la Reserva Federal y el BCE son una caricatura del Vaticano aunque falibles…
Los que precipitaron la crisis siguen ganando y las calificadoras de riesgos son menos creíbles que el adivino de mi barrio…
En términos Gramscianos algo está muriendo y algo no puede nacer y la morbosidad del momento es el síntoma de la incultura general…
Todo esto tiene que ver con el turismo, me consta que los grandes operadores turísticos han comenzado a preocuparse y varios proyectos o programas tanto del exterior como locales están en suspenso.
Mi opinión tendremos idas y venidas cada vez más groseras, en sus oscilaciones, hasta que aparezca gente culta que asuma el liderazgo necesario para convertir esta crisis en “…oportunidades para todos….” (Cualquier parecido con frases similares en boga en la Argentina es pura casualidad….
Entre tanto digamos “¡¡¡¡…es la incultura estúpido…!!!!”
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