por Luis Alejandro Rizzi en Buenos Aires
También decía, con razón que “hasta hace pocos años el pasaje aéreo para viajar desde Buenos Aires a Nueva York costaba la misma cantidad de dólares que hace medio siglo, a pesar de que durante ese lapso, en promedio, los precios al consumidor se quintuplicaron en EEUU…”
Esta sería la síntesis de su nota.
En más de una oportunidad hemos señalado esa distorsión tarifaria que mostraría que el transporte aéreo fue inmune a la inflación ya que aun hoy dia, una tarifa EZE-MAD-EZE con algún punto de conexión en cualquier país europeo sigue teniendo el mismo precio en valores nominales que hace cuarenta años.
En ese mismo lapso la tarifa de un hotel 5 estrellas en cualquier país europeo tranquilamente se quintuplicaron.
Esa distorsión, para mi asi lo es, nos indica que algo anda mal en materia tarifaria en el transporte aéreo ya que como bien dice de Pablo, las tarifas aéreas se desregularon a partir de 1978 y por lo tanto se mantienen bajas o baratas; las tarifas de la hoteleria siempre estuvieron “desreguladas” por no decir liberadas y se incrementaron por lo menos en proporción a la inflación o a la desvalorización del dólar.
Podríamos preguntarnos, ¿hay actividades ajenas a la inflación?
De Pablo también afirma que antes de la desregulación las empresas tenían “…rentabilidad asegurada…” lo que tampoco parecería ser cierto ya que en general recibían subsidios para compensar sus pérdidas, salvo excepciones, que por otra parte siempre las hay, lo que no quiere decir que la “excepción” sea la regla.
La llamada “desregulación” como surge de su expresión liberó el transporte aéreo de ciertas regulaciones que imponían rutas, frecuencias y tarifas con lo cual la competencia quedaba relegada los servicios que ofrecía cada línea aérea al pax y al manejo de las comisiones de los agentes que hacia que estos indujeran al cliente a volar por una línea aérea determinada, según fuera su propio beneficio.
Lo cierto es que la liberación consecuencia de la “desregulación” llevó a la privatización de la mayoría de las líneas aéreas y más recientemente a la apertura total de los cielos, tendencia que muy pronto quedará universalizada, con lo cual quedará un “cielo único” y una única libertad del aire: volar cualquier ruta con cualquier cantidad de frecuencias y con tarifas fijadas por la línea aérea.
Los estados se limitaran a controlar la idoneidad de cada transportista y conceder las autorizaciones para poder operar como línea aérea, es decir conceder las llamadas “AOC” o “CESA” como lo es en Argentina y las habilitaciones técnico-profesionales del personal aeronáutico.
Ahora bien, esta “desregulación” no explica esta distorsión que convertiría a las tarifas aéreas en algo barato.
Lo “caro” y lo “barato” es una relación. Lo que para un indigente puede ser caro o “carísimo” para otro puede ser “barato” o “baratísimo”.
Todo depende del poder adquisitivo y de las prioridades que se fije la gente.
Comparando un menú de opciones, el billete aéreo nos puede parecer barato con relación a una “Ferrari” por lo tanto optaremos por comprar un billete de avion.
Otros podrán comprar el billete de avion y la “Ferrari” y esto no quiere decir que estos dos “objetos” resulten “baratos” o “caros”.
La cosa es más simple, unos pueden y otros no.
Pienso que la discusión debe orientarse hacia la rentabilidad y entonces la pregunta que nos tendríamos que hacer sería la siguiente:
¿Son rentables las tarifas aéreas?
En los últimos Años la tecnología en general y especialmente la aeronáutica tuvieron progresos o desarrollos impresionantes, lo que acercó al publico en general bienes y servicios que antes o bien eran privativos de una minoría o directamente no existían o existían con otras características, sin embargo estos bienes o servicios tuvieron y tienen un valor medido en “moneda de curso legal” que evoluciona según la inflación y según el poder adquisitivo de la gente o el mercado.
Asi hay bienes y servicios que desaparecen, hoy nadie compraría una diligencia para hacer un largo viaje ni reservaría un pasaje para viajar en ese medio aunque fuere muy “barato”; otros que evolucionan, como la radio desde la llamada “radio a galena” a los equipos sofisticados de hoy, y otros nuevos que generan a su vez nuevas necesidades.
Todos estos bienes tienen que ser accesibles y la gente (el mercado) determinará el modo de distribución según las necesidades y posibilidades de cada uno.
El mercado tiene otra dimensión que es la oferta y la demanda y el sentido común indica que lo ideal es la existencia de un punto de equilibrio que Keynes llamó “demanda efectiva” que es el alma de su doctrina.
Nosotros pensamos que tanto la “oferta” como la “demanda” deben ser sustentables. Con esto quiero decir que el “exceso de crédito” puede generar una demanda no sustentable, que tarde o temprano impacta en la oferta provocando colapsos que se traducen en cierres de empresas y desocupación.
El exceso de crédito también produce desvíos de demanda hacia objetos que en otras condiciones de venta sería superfluos, amen del efecto negativo que tienen sobre el ahorro.
También, como es el caso de la Argentina, la gente se endeuda para protegerse de la inflación ya que mas vale tener bienes que “moneda”, pero esta es otra historia.
También se llega a abastecer a una demanda “no sustentable” cuando el servicio se ofrece a precios inferiores a los de sus costos.
En el transporte aéreo existe un notorio exceso de oferta que distorsionó la “oferta propiamente dicha” y la “demanda”, ya que si bien existe una demanda sostenida que varia según el humor de la gente en medio de estas crisis que parecería permanecerá durante largo tiempo, no se trata de una demanda “sustentable”, dicho de otro modo una demanda capaz de denominarse “demanda efectiva”, lo que se demuestra por los impresionantes números rojos que registra la industria del transporte aéreo en general.
Las empresas buscan diversos métodos para disminuir o racionar la oferta siendo el mas efectivo el de las fusiones.
Va de suyo que la disminución de la oferta impactará en la demanda y aplicando una ley elemental del mercado, los precios de los billetes se impulsaran a la suba.
En el lenguaje de de Pablo pasaremos de billetes baratos a billetes más caros o porque no “menos baratos” que luce mas simpático.
Como hemos visto lo “barato” y lo “caro” poco tiene que ver con la “desregulación” porque es evidente que las tarifas aéreas tenderán a la suba, lo que no quiere decir que como en cualquier actividad comercial, existan oportunidades para volar “barato”.
Creo que es una aberración económica que las tarifas aéreas se mantengan nominalmente en valores de hace 30 o 40 años y creo que ese desbalance entre valor nominal y valor real ha contribuido a distorsionar los flujos de turismo en beneficio de los países mas desarrollados o de mayor crecimiento que no quiere decir que ese crecimiento se distribuya con equidad entre la gente.
Por ultimo de Pablo celebra el “overbooking” como una virtud de este negocio “desregulado” que garantizaría una ocupación plena de cada avion.
En general el fundamento de este sistema de “sobreventas tiene que ver con el “pax no show”.
No es más lógico y ético que quien no se presentó pierda su billete en vez de tener que castigar a quien hizo su reserva para viajar en hora y dia determinado y se ve perjudicado porque falló el cálculo estadístico del “no show”.
El “overbooking” pues ha sido otra aberración al parecer consecuencia no querida de la “desregulación”.
Una pregunta final: ¿porque la gente, los agentes pese a que viajar en avion es “barato” siempre piden descuentos o revisión de tarifas?
Portal de América/foto: www.cincodias.com





