La mala calidad de las rutas argentinas
Martes, 22 Marzo 2022 10:05

La mala calidad de las rutas argentinas

Entre setiembre y marzo hemos recorrido unos ocho mil kilómetros por nuestras rutas, unos 3500 Kms cuando hicimos San Luis, La Rioja y Catamarca, y ahora en dirección el sur Oeste, hacia Sierra de la Ventana, Neuquén, San Martín de los Andes y regreso por la 22 hasta Río Colorado, Santa Rosa y Buenos Aires. Les anticipo que de ese total sólo un 20% luce en condiciones aceptables de circulación y seguridad, el resto les contaremos…

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @Rizzi007

 

Viajar en auto tiene un atractivo, uno dispone libremente de sus horarios y siempre está la posibilidad cambiar sobre la marcha, por lo menos es lo que nos pasa a nosotros (Claudia y yo) tanto cuando viajamos por el país o por el exterior.

No nos gusta viajar en grupos o con itinerarios predispuestos, en general cuando viajamos hacia Europa elegimos un destino, tomamos y devolvemos un auto en el aeropuerto y desde allí vemos.

Ahora con la tecnología el viaje personal es más fácil, antes había que recurrir a los famosos mapas o guías como “The Michelin travel guides”, y debo reconocer que Claudia tenía más habilidad en la lectura de los mapas que con el moderno GPS, pero siempre, con más o menos demora, llegamos al destino elegido.

Obvio, la señalética en Europa creo que está muy cerca de la perfección absoluta, y recuerdo al escribir esta nota que en Croacia, al arribar a Zagreb desde Split, para llegar al kotel que habíamos reservado telefónicamente desde la ruta, nos fue suficiente con la señalización urbana que mostraba los diferentes hoteles y alojamientos y las indicaciones para seguir los caminos más cortos.

En la Argentina la señalética casi no existe. Les cuento que días pasados fui a Aeroparque a buscar a mi hijo que venía desde Chile, y al llegar al mismo ingresando por el sur fui a dar con el acceso a la zona de Retiro, entre las obras y la falta de indicación, me perdí en la ciudad que creo conocer como la palma de mi mano. Una persona que no conozca la ciudad, un extranjero o un vecino de otra ciudad, podría aparecer en Tegucigalpa o Comodoro Rivadavia…

En nuestras rutas no sólo la falta, sino también la mala o confusa señalización, es una cuestión que complica la conectividad y podría hasta desalentar la circulación.

El turismo no sólo tenemos que verlo desde los “destinos estrella”, por ejemplo, Mar del Plata, San Carlos de Bariloche, las cataratas o Calafate por dar algunos nombres, sino también lo que llamaría “turismo de paso”, que son esas escalas en pequeñas localidades en las que sólo pernoctamos, pero que a veces descubrimos algunos de sus secretos y extendemos la estadía por otras 24 horas o más.

“El Mirador de Sierra de la Ventana”, del que soy asiduo visitante, es un complejo que nació como estación de servicio, o mejor dicho, venta de nafta y comidas, luego agregó habitaciones y hoy se convirtió en un “destino”. Pero lo acecha el enemigo de la “conectividad”, o pésimo estado de las rutas de acceso de sus cercanías. Su clientela más fiel reside en un radio de 300 Km. Este complejo le da trabajo de forma directa a una treintena de personas.

Este caso se repite en muchos otros que viven de los viajes en auto. Ya que estamos en la zona, en la misma ciudad de Sierra de la Ventana, escuché las mismas quejas, la pésima calidad de las rutas y la supresión del servicio ferroviario que, pese a su precariedad, demoraba unas 8 horas desde Plaza Constitución y ayudaba.

Nuestras rutas que llamaría troncales, en los hechos son las mismas que hace 50 o 60 años, estrechas, sin banquinas, en muchos casos pasando por el medio de pueblos o ciudades, con semáforos (sic) y largos trechos con límites de velocidad entre 40 y 60 Km. La excepción sería la ruta 9, que es autopista hasta Córdoba, pero con poco mantenimiento, y la 2 a Mar del Plata, autovía, también  en mal estado de mantenimiento.

La ruta 3, salvo algunos tramos hasta Monte, y la 5 que llega a Santa Rosa, salvo el tramo de Buenos Aires a Mercedes, no tuvieron cambio alguno.

En esta última ruta el pasado domingo 20 registró en el mismo día 5 accidentes, siendo el más grave el ocurrido en el Km 430, en horas de la madrugada, algunos decían a las cinco, en el que hubo creo que cinco personas muertas.

Con relación a este luctuoso hecho, nosotros habíamos salido de Santa Rosa a las 08:45 de la mañana, siempre a bordo de nuestro 408, desde el Hotel Mercure, excelente atención. Alrededor de las 10:30 llegamos a la estación de peaje que está pasando Trenque Lauquen y unos 20 km más adelante nos encontramos con el tránsito cortado por el accidente. Lo inadmisible es que en el puesto de peaje no nos hayan avisado, y más inadmisible es que la policía no hubiera cortado la circulación en un punto donde el automovilista o transportistas pudieran haber elegido una alternativa para poder continuar el viaje, por ejemplo, en el cruce de la ruta 33 que hacia Buenos Aires ofrecía la posibilidad de seguir por General Villegas, Ameghino, Gral. Pinto, Junín, con autopista en excelente estado entre Junín, hasta unos diez Kms antes de llegar a Chacabuco y luego desde Carmen de Areco a Buenos Aires o bien Guamini, Bolívar, las distancias hacia Buenos Aires, son en ambos casos de alrededor de 550 Km, y el estado de las rutas es igual en sus deficiencias.

Como vemos el “turismo” excede al turismo, y causa tristeza cuando escuchamos a los “expertos” en la materia dándonos clases magistrales, sobre lo que hay que hacer y cómo hacerlo, pero ninguno sabe cómo llegar y cómo volver.

En nuestro país el estado de las rutas es una cabal demostración de la mínima idoneidad de nuestros sucesivos gobiernos, el pésimo uso de recursos disponibles, y sobre todo la incapacidad para mantener en buen estado lo que hay.

Si mal no recuerdo los proyectos para ampliar las rutas, 3, 5, 7, y 8 datan de hace más de treinta años, y estamos peor que hace 50 o 60 años.

El otro problema es la mala educación vial de la gente, maniobras al milímetro, en rutas precarias, esa costumbre de acelerar cuando se intenta un sobrepaso, no respetar las señales que existen, por ejemplo, la doble raya amarilla, ni las de los propios automovilistas.

Un camionero con el que estuve hablando en el corte de la ruta 5 me contaba de las imprudencias que ve a diario, “en cada viaje me toca ver varios accidentes, lo grave es que, con buenas rutas, muchos no habrían ocurrido”.

Seguramente el FMI tiene mucho que ver en lo que nos pasa, y hoy leía que un senador de la nación, el tal Parrilli, que mostraba su preocupación “¿Al FMI realmente le interesa cobrar la deuda, o quiere eternizarla como una soga al cuello que extorsione al actual y futuro gobierno, para ser ellos quienes decidan qué hacer con los argentinos, sus bienes y sus vidas? ¿Y qué pasará si, aquí, vienen por nuestras cataratas, nuestros glaciares, nuestras reservas de agua dulce o las segundas reservas de gas no convencional del mundo que hay en Vaca Muerta?”.

Debo decir, ratificando lo del Senador Parrilli, que a la vera del Lago Lacar vi unos baldes gigantes de unos cien metros de altura y un kilómetro de diámetro, listos para cargar el agua dulce y llevársela a Wall street… y un amigo me contaba que en las cataratas hay unos andamios impresionantes para desarmar las cataratas y comenzaron la obra del acueducto “Mauricio Macri” para llevarse su agua a temperatura constante.

Aprovechemos a visitarlos pronto que todavía están…no sabemos hasta cuándo.

Portal de América

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