por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @007Rizzi
Antes de continuar quiero aclarar que entre los llamados no tuve ninguno de personas vinculadas al transporte aéreo y al turismo, menos de personas que hayan ocupado algún cargo directivo en Aerolíneas Argentinas o en alguna otra línea aérea nacional. Me hubiera gustado compartir experiencia con algunos otros “ex”, creo que hubiera sido interesante para la gente. Me llamó gente ajena al sector. Al sector propiamente dicho, no le interesó.
Obvio que ese silencio del sector me llevó a buscar la posible causa, y me pareció que podría salir una nota de interés, aunque para el lector desprevenido le pueda parecer ajena a la temática del PDA.
La temporalidad es una característica de nuestra vida, siempre vivimos en tiempo presente, el pasado es presente y mucho de ese pasado se acumula en nuestro inconsciente, que diría guarda nuestra historia al tiempo que lo borra de nuestro consciente. El futuro siempre genera temor.
El periodismo en general busca comunicar lo que comunican otros, como decía Ignacio Zuleta, a guisa de ejemplo, “viajó el presidente” o “el presidente suspendió su viaje”. ¿Puede llamarse a eso periodismo?
Tampoco creo que sea “periodismo” dar una primicia, y no lo digo porque me haya comido en su momento lo que pudo haber sido el anuncio del Plan Austral en junio de 1985. Eso a lo sumo hubiera sido también una comunicación.
Siguiendo a Ignacio Zuleta, a quien escuché de modo circunstancial por radio, “periodismo es construir una historia sobre los hechos que se detectan y asumir el respectivo protagonismo”.
En el caso de mis “apuntes” sobre mi paso por Aerolíneas Argentinas, expliqué en mis palabras una historia de la que fui protagonista parcial, pero que también se basó en hechos que pertenecen a la vida pública del país dado que se trataba de una empresa del Estado que había que administrar del mejor modo posible y que debía genera recursos para el Estado en vez de demandarlos para subsistir, siendo esta mi mayor preocupación durante mi gestión, en la que se logró al menos igualar los ingresos corrientes con los egresos corrientes, más no se podía. La deuda se incrementó en un 15% que era la tasa vigente en el mundo para préstamos en dólares.
Me atreví a poner en duda su viabilidad o sustentabilidad, como se dice ahora, pero tampoco pude dar con el modelo que se debería implementar, quizás limitado al cabotaje y el transporte regional.
Aún hoy Aerolíneas Argentinas apunta a facilitar el turismo emisivo, los vuelos planeados a destinos como Cancún y Punta Cana, e incluso Miami, tienen esa única finalidad, ya que esos destinos son receptivos netos.
Como expliqué en la primera nota de esa saga, la idea me surgió luego de leer el libro de Juan Carlos Torre sobre su paso por el Ministerio de Economía durante el mismo gobierno en que me designaron para administrar la empresa. Ahora me he convencido que todo funcionario debería dejar por escrito sus vivencias.
También puse en evidencia algo que Juan Torre explicaba en su libro, no es muy profesional el modo en que son elegidos los funcionarios, y siempre se busca premiar la militancia y la amistad política.
Yo mismo llegué por “carambola”, dado que Raul Alfonsín necesitaba ubicar a Horacio Domingorena, que originariamente había sido elegido para Hidronor.
Por último reitero, durante mis once meses nunca tuve directivas con relación a la empresa ni en materia de política de transporte, ni de transporte aéreo.
En cuanto a esos “apuntes”, he intentado exponer lo que hice o intenté hacer, me abstuve de calificarme, salvo aquellas decisiones que yo mismo consideré que pudieron ser “errores”.
Ignoro hasta hoy si mi gestión mereció algún tipo de evaluación por parte del gobierno, aunque mi despido podría constituir una suerte de aplazo.
A mí en el cargo me sucedió un experto en fabricar tallarines y ravioles de Mar del Plata, especialidad que poco tiene que ver con el transporte aéreo, salvo en el catering, su único punto de contacto con la actividad. Esa persona también llegó a la empresa recomendada por Raul Alfonsín.
En fin, desde una modesta función intenté explicar esa trama invisible que regula y sigue regulando, no sólo el acceso a la función, sino asimismo cómo se condiciona la gestión.
Ese nivel de funcionarios son los que levantan las falsas banderas de soberanía para justificar el rechazo a la deuda contraída, sin advertir que ese endeudamiento es la causa de que existan malos funcionarios, ya que con el dinero recibido (mal)gastan sin límite.
En definitiva, el nivel de endeudamiento marca el nivel de idoneidad de nuestros funcionarios, ya que la gran mayoría no podría resistir una mínima prueba de competencia profesional.
Si vemos las pérdidas que genera Aerolíneas Argentinas y Austral ahora fusionadas, más de u$s 6.500 millones desde 2008 A 2020, en ese lapso sus ingresos fueron siempre inferiores a sus gastos, y los justificamos con vuelos heroicos que hoy en el mundo son diarios y comunes.
En turismo tampoco nos va bien y el gobierno fue absolutamente incapaz para diseñar un programa “PreViaje” realmente dirigido a los segmentos sociales menos favorecidos por nuestras crisis permanentes. Se optó por lo más fácil, subsidiar al segmento social de mayor capacidad de gasto.
El “PreViaje” fue un subsidio a granel.
Este es el costo que genera nuestro nivel de funcionarios públicos, que librados a la actividad privada solo podrían estar en situación de calle, con el perdón y la compasión que me merece la indigencia.
Portal de América