Antes del futuro, está el presente (en turismo y transporte aéreo también)
Domingo, 16 Mayo 2021 16:02

Antes del futuro, está el presente (en turismo y transporte aéreo también)

Juan Carlos Luqui me solía decir que cuando no se entienden los problemas del presente, hablamos del futuro con la certeza de los oráculos y el énfasis de los mediocres.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (hasta ahora los vacunados con las dos dosis somos el 4% de la población, con una dosis alrededor del 16%, el ritmo de vacunación es lento, comparando con Uruguay deberíamos vacunar un promedio mínimo de 350.000 personas por día, con Pfizer no se logra llegar a ningún acuerdo y parece que el negocio vacunatorio de Marcelo Figueiras, a quien el Ministro Gollan le pasó el dato para fabricar la Sputnik va Putin-“Ross” Kicillof en popa…)

Quizás una de las enseñanzas que nos dejará “la peste” es que las cuestiones se deben analizar desde su totalidad y no empezar por las partes.

Daniel Innerarity dice “Los seres humanos tenemos una dificultad para hacernos cargo de fenómenos complejos. Tenemos un cerebro acostumbrado a simplificar excesivamente; hemos salido de la era industrial con un cerebro de la prehistoria, es decir, programado para pensar linealmente, en cadenas causales aisladas”. La Nación, 15 de mayo de 2021.

Con “la peste” se comenzó por la velocidad de los contagios y por el número de muertos y a partir de ese momento la prensa mundial, reflejando en muchos casos informes de los gobiernos y en otros agregando consideraciones propias, asi se informó e informa a diario datos estadísticos sobre contagios, recuperados y muertes sembrando miedo y desesperanza. Ahora bien, esos datos no son comparados o relacionados con otros referidos a diferentes enfermedades y otras causas de muertes, lo que lleva a una fantasiosa creencia que si no fuera por “la peste” existiría la inmortalidad.

Si se hubiera visto la “forma integral” de la cuestión, habríamos advertido una insuficiencia de los soportes sanitarios, públicos y privados, tanto en la capacidad material para atender a los pacientes, falta de camas e insuficiencia de las unidades de terapia intensivas (UTI), como falta de personal médico, profesional y auxiliar.

Es obvio que los gobiernos buscaron desviar la atención para evitar que se pondere la baja atención prestada a la salud y a su prevención. “La mayor parte de las decisiones relativas a la pandemia", dice Innerarity, "han sido adoptadas sin la posibilidad de disponer de toda la información, en medio de mucha incertidumbre.”

Es obvio que la oferta de los servicios sanitarios no se debe evaluar con criterios de mercado, sino de posibilidades de imprevistos, y la mayor responsabilidad es de los gobiernos cuya oferta es insuficiente incluso para épocas normales.

La prensa se tentó con difundir datos, sin sentido crítico, y no vi preocupación alguna por las distintas políticas sanitarias. En este punto quedó en evidencia que la cuestión es general y es de esperar que, a partir de ahora, la salud forme parte de las campañas electorales. Mejorar la oferta y la calidad no nos llevará a la inmortalidad, pero si a una vida más digna y más extensa, pese a su brevedad cósmica.
El turismo y el transporte aéreo no fueron ajenos a este error de enfoque, y en los diferentes países se reclamó por asistencias económicas, a fondo perdido y en condiciones financieras “blandas”.

Las diferentes Asociaciones gremiales de unos y de otros, los casos de la Asociación de Hoteles de Turismo, FEHGRA, Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo, y sus similares en otros países. IATA y ALTA, menciono a éstas a guisa de ejemplo, se sumaron al coro de lamentos, exponiendo sus dramas, por cierto verdaderos, reclamando a la par ayudas y beneficios, en la mayoría de los casos hasta que se recuperen los niveles de 2019, año en que viajaron en aeroplano 4,5 mil millones, y por “turismo” 1,5 mil millones.

El famoso año 2019 parece que fue bueno en términos numéricos, pero no sabemos cuál fue el resultado económico, dado que muchas líneas aéreas ya estaban en problemas, el caso emblemático el de Norwegian, varias habían dejado de volar por su inviabilidad económica. Otras, como Latam, venía con problemas que se multiplicaron por su asociación-fusión con TAM, operación que en su momento pareció que sería la llave de un éxito, idea que compartí. Siempre digo que uno se equivoca más que lo que acierta.

Avianca venía con problemas y disputas societarias que empezaron con la virtual expulsión de German Efromovich y luego en su concurso que tramita ante tribunales de Nueva York, al igual que Latam.

También por el lado de las Agencias, muchas ya habían comenzado a quedar en el camino. Antes de la peste grandes operadores desaparecieron, como Thomas Cook en setiembre de 2019.

“La peste” puso al descubierto una crisis latente en el sector, pero que también venia afectando a la economía de los países. Los crecimientos del PBI en los últimos años, con la excepción de China, fueron modestos.

En Argentina, por ejemplo, la capacidad instalada de la industria textil ya en 2018 había caído al 52%.

La protesta social comenzó antes de “la peste”, caso de Francia y Chile por mencionar los casos más notables de países desarrollados en el primero y en crecimiento en el segundo.

Paradojalmente, “la peste” pareció tranquilizar los ánimos, por lo menos en su primer año, por el miedo que distribuyó entre la gente.
Colombia estará abriendo un nuevo ciclo de reclamos y el conflicto de Medio Oriente que parece agravarse día a día, ¿serán indicios de que el anestesiamiento causado por la “peste” llegó a su fin?

Si la peste redujo las ganas de viajar, esta conflictividad las potenciará, ya que contra la inseguridad política, de eso se trata, no hay protocolos, barbijos ni vacunas útiles.

Lo que debemos hacer es resolver el presente, los protocolos y todo eso es circunstancial y hay usos que se irán naturalizando como ocurrió con los controles de “security” a partir de los casos de secuestro de aeronaves a fines de 1960.

En eso todos se han movido con responsabilidad, pero la crisis del sector tiene otras causas, y se la veía venir, y de esas tenemos y tienen que ocuparse.

En este momento hay que ponderar la solvencia económica y el nivel de sustentabilidad del mercado actual.

No todos deben recibir ayudas, que es dinero de los contribuyentes, nosotros, no lo olvidemos. Debemos proponer políticas diferentes, teniendo en cuenta que el poder adquisitivo de la demanda turística y de viajes aereos será inferior a la que se venía registrando, por ejemplo, año 2019, y que esa demanda resultó no sustentable.

Fue a lo sumo una burbuja y su explosión tuve el efecto de los gases lacrimógenos.

Dejemos de pensar en el futuro y el supuesto pasado floreciente (2019), la obligación es pensar en el presente, aquí y ahora, como lo enseña la Gestalt.

Todo lo demás viste, pero no alcanza a cubrir nuestra desnudez.

Portal de América

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