por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Si uno recurre a las proporciones de las muertes causados por el covid 19, serian el 0,0000006% de la población mundial y si tomamos el total de infectados el porcentaje seria de 0,0000186%.
Sin embargo, si tomamos lo que dice la OMS, la cuestión no sería tanto de “cantidad de enfermos o infectados” sino más bien de una cuestión de una “nueva enfermedad” que se habría expandido de modo descontrolado.
Esta vez se cumplió aquello de que la prensa no nos puede condicionar nuestro modo de pensar pero si condicionar al “en que pensar”. Y es obvio que algo de esto está ocurriendo ya que el “coronavirus” se ha convertido en tapa del periodismo mundial, y de ese modo también ha condicionado a los diferentes gobiernos y aún no sabemos si para bien o para mal.
Muchos recuerdan que la operación “Tormenta del desierto”, nombre en clave de lo que se llamó en el año 1991 la “guerra del golfo”, fue sustentada en mentiras que en ese momento se presentaron como “verdades” que no todos creían.
Según Coral Morera Hernandez, “Los medios de comunicación abordaron -y en buena medida simplificaron- el conflicto en torno a tres ejes: Sadam Hussein, el invasor; EE.UU., el héroe y Kuwait, la víctima. La guerra terminó el veintiocho de febrero de 1991 con la victoria de la coalición internacional y la inminente liberación de Kuwait….”
En este caso del covid 19 parecería que los ejes de la prensa mundial fueron “China” que asumirá el rol de “invasor del virus en el mundo, la gente víctima inocente y los gobiernos ineficientes y tardíos en ponderar las consecuencias de lo que parecería ser de una enfermedad extremadamente riesgosa.
Lo que llamaría generosidad informativa logró quizás un objetivo no tenido en cuenta que fue el de atemorizar a la gente en demasía, al punto que un simple estornudo se lo puede tomar como un acto agresivo o desaprensivo por parte del “otro”.
El impacto negativo, no solo en el turismo sino en la actividad mundial política y económica parece ser devastador, a lo que se suman conflictos muy específicos como la caída del precio del petróleo, que quizás tiene más que ver con los procesos del “shale” que solo son rentables a partir de un precio estimado de 40/50 dólares el barril que con la cuestión del covid 19.
La crisis financiera, caída del valor de los bonos y acciones, quizás ponga al descubierto la crisis del sistema financiero, más que la cuestión de la pandemia, peor, le sirve de justificativo.
Parecería que una vez más se enfrenta la economía real con la irreal, que sería la estrictamente financiera. Hay muchos negocios económicos que se han convertido en meros negocios financieros, como es en mi opinión el llamado “low cost”, que ha mostrado ser muy rentable pero aún no ha transcurrido el tiempo suficiente para ponderarlo económicamente.
Por último, es obvio que el turismo de hecho se ha paralizado y vaya uno a saber por cuánto tiempo, pero de lo que no tengo duda que el miedo haya sido el factor decisivo.
No pretendo ofrecer un juicio de valor, solo hago hincapié en el extremado poder de la prensa y las redes sociales que terminan condicionado hasta los que más saben del tema.
Si volvemos a las estadísticas, la cosa no parece ser tan grave, si vamos a los títulos, parece gravísima.
Entre tanto todos estamos asustados y el miedo paraliza.
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