Turbulencia en aire claro en el transporte aéreo argentino
Martes, 11 Febrero 2020

Turbulencia en aire claro en el transporte aéreo argentino

En general hay turbulencias que son detectables y los pilotos nos piden a los pasajeros que nos ajustemos los cinturones, aunque es conveniente no desabrocharlos durante el vuelo. Pero hay otras turbulencias en “aire claro” que los radares de los aviones no las detectan, aunque suelen anunciarse en los partes meteorológicos, pero en cierto modo constituyen verdaderos “cisnes negros” meteorológicos. Obviamente son muy molestos, aunque su duración no suele superar los 20 segundos y en ese lapso un avión puede tener un movimiento vertical de más de cien metros. Estos fenómenos, por lo sorpresivo, causan algunos daños en el interior del avión y pueden lesionar a las personas que no tuvieran su cinturón de seguridad ajustado. Cada tanto el periodismo nos informa sobre algunos de estos hechos que no afectan la seguridad del vuelo, pero son muy molestos.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

La comparación es válida para lo que ocurre en el transporte aéreo argentino, ya que aún no tenemos idea de cuál será la política que se aplicará en el sector. Más aún, tampoco el gobierno propuso alguna idea para una política para el transporte, pero esto no nos debe sorprende ya que desde hace años que carecemos de ella. Hasta ahora se recurre al “remiendo” o a alguna que otra “traba burocrática” y ver cuánto tiempo aguanta.

Un ejemplo, no tenemos una política tarifaria para el transporte, salvo en el caso del aéreo, y así tenemos tarifas congeladas y subsidiadas en la Ciudad de Buenos Aires y en el conurbano de la Provincia de Buenos Aires, precios de la energía congelados y como telón de fondo la carencia de una política económica y de una política que fije prioridades.

Las autoridades aeronáuticas tendrán que resolver si le conceden a Jet Smart la posibilidad de usar el Aeroparque Jorge Newbery para las rutas que tenía asignadas Norwegian Argentina, pero según se huele en el mundo aéreo la cosa pasaría por negarles ese derecho para favorecer a Aerolíneas Argentinas, mientras subsiste una cierta presión político partidaria para cuando menos mantener las actuales restricciones horarias impuestas por un Juez a la actividad al aeropuerto de El Palomar.

También causó sorpresa la restricción de vuelo impuesta por un plazo de cinco días a una aeronave de FlyBondi por una falla menor en un instrumento. Es seguro que si esa falla hubiera ocurrido en un avión de Aerolíneas Argentinas, la cosa no hubiera durado más de unas pocas horas. Lo que resulta imperdonable que se intente justificar ese tipo de medidas en la “safety”.

Más bien parecería que las autoridades aeronáuticas estuvieran intentando muy sutilmente, desviar a los usuarios de recurrir a las mal llamadas “low cost”, que por otra parte en el mundo no se ha detectado incidente alguno relacionado con la seguridad operacional.

Ocurrieron algunos casos de “emergencias” por la política de uso del combustible, pero ello también se debe a la congestión que existe en el cielo europeo que a veces hace que las previsiones sobre la operación se compliquen por esa razón.

Lo llamativo es que parecería que la directiva sería la de ir desplumando a la competencia de Aerolíneas Argentinas, pluma por pluma, en vez de tener el coraje de aplicar la ley vigente que lisa y llanamente ocasionaría el retiro de las autorizaciones concedidas por el anterior gobierno, por violar groseramente la legislación aeronáutica vigente. Es la cobardía de “buenos modales”.

Se estaría buscando que se vayan solas, evitar el mal trago de tener que obrar en consecuencia de la ley vigente y echarle la culpa al “Guillo“ Dietrich que por supuesto la tiene, pero también existe la actual complicidad de donde todos serian partícipes necesarios, ya todos están en el mismo “avión”.

Lo que se impone, incluso esto tiene que ver con la negociación de la “impagable deuda” es definir una política aérea, porque estas “travesuras” juegan a favor de la inseguridad legal, no olvidemos que hay actuales prestadores de servicios aéreos que pertenecen a fondos financieros importantes y con anchas espaldas, como ya lo probó en sangre propia el gobernador delegado de la Provincia de Buenos Aires.

Mantener la legislación vigente es una posibilidad con la que estoy en total desacuerdo, pero obviamente seria una decisión legítima, en ese caso  sabemos que se debería hacer o ya se debería haber hecho y no se hizo.

Otra posibilidad que propugno es derogar la ley 19030 y modificar algunos artículos del código aeronáutico, como el 99, suprimir las inútiles audiencias públicas, terminar con las concesiones por rutas, siendo suficiente la habilitación de una sociedad otorgándole el respectivo “AOC” o “CESA” en nuestro medio y dejarle la libertad de volar adonde le plazca sea de modo regular o no regular.

Quizás se podría diseñar un sistema de licitación de rutas de baja ocupación pero necesarias para facilitar la conectividad regional, garantizando una ocupación mínima o subsidios a la demanda específicamente reglamentados.

Por ultimo, no se puede pasar por alto el subsidio concedido por el anterior gobierno y la provincia de Misiones a Air Europa para establecer un vuelo con destino terminal en Iguazú con la finalidad de facilitar el turismo a la Argentina.

Sólo una mente enferma e ignorante pudo proponer y ejecutar una medida de ese tipo, absurda por donde se la mire, que evidentemente ha confundido lo que es el turismo en Europa o EEUU con lo que es nuestro país, donde al turista le pagan por el dólar un 30% menos de lo que vale. ¿Es posible que alguien crea que se puede ir a Iguazú por un fin de semana y recorrer para ello 20 mil km?

Es evidente que el subsidio forma parte del ADN económico argentino. Peor, no tenemos en cuenta que el subsidio tiene el costo de la presión impositiva de la que nos quejamos y está en el límite de lo legítimamente soportable, y de la emisión de dinero  sin respaldo alguno que hace de nuestra moneda un objeto inservible y además caro…es esta inflación que desde 1968 se comió trece ceros de nuestra moneda y que desde 2002, se produjo una devaluación del 6000%, en verdad ya llega al 8000 si tomamos como referencia el dólar “CL” que hoy 11 de febrero cerró en $ 84,00. Volviendo al título de esta nota, se nota que en algún lugar comienza a aparecer esta “turbulencia en aire confuso” y es posible que algunos crean que nos pueda traer una respuesta válida.

Seguramente nadie caerá, pero se la tendrá que bancar en terapia intensiva…

Portal de América

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