por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Para cualquier sistema económico es muy difícil asumir las consecuencias de una devaluación del 30% ocurrida en poco menos de 48 horas entre el lunes 12 y martes 13 de agosto.
Recordemos que desde la crisis del 2002, el peso se devaluó casi un 6000 por ciento, ya que pasó de una paridad de “Un peso” a otra de 60,00 pesos por dólar.
En la era Macri la devaluación fue del 500 por ciento, lo que es la mejor calificación negativa sobre sus praxis económico financiera. La inflación promedió en un 40% anual y la de este año, me animo a estimarla con un piso del 45%. Agreguemos que el riesgo país está en los 1.800 puntos básicos, esto significa una tasa adicional del 18% anual.
Hoy un crédito en dólares, solicitado por un argentino, debería pagar alrededor del 18/22% anual.
Un fracaso total.
Esta nota tiene un doble objetivo, conjeturar sobre el turismo emisivo y el transporte aéreo local, es decir las empresas que operan con matricula “LV”.
Es obvio que la Argentina no tiene moneda y si bien formalmente existe “el peso” no sirve como unidad de medida de valor.
Por eso es imposible estimar el precio del dólar. Para medir alguna cosa, necesitamos un patrón y en el caso nuestro ese patrón no existe.
Lo que sabemos que el país es deficitario en dólares y que consume muchos mas dólares de los que ingresan con el agravante que el Banco Central al igual que lo hizo en sus postrimerías el gobierno anterior, está dilapidando recursos para mantener algún tipo de relación entre el precio del dólar medido en moneda inexistente.
Aclaro, el Banco Central durante el gobierno anterior usó la venta de futuros a precio vil para mantener un precio artificialmente bajo del dólar. Actualmente se gastan directamente dólares, se endeuda en “LELIQ” y mantiene tasas de interés estrafalarias de más del 70% anual y estos remedios no solo son insuficientes sino que equivale a suministrar oxigeno contaminado a un enfermo.
En estas circunstancias no solo de escasez de dólares sino de inexistencia de moneda, es obvio que el turismo emisivo se restringirá en un elevado porcentaje. Además estimo que, sin afectar la libertad del mercado cambiario, se debería imponer por un plazo mínimo de 180 días un elevado recargo para la venta de dólares que no sean para la compra de insumos necesarios para facilitar la recuperación de la economía real.
Ese recargo para viajes de turismo, cualquiera sea el motivo, incluso viajes de negocios debiera ser mínimamente de un 150/200% del monto de los dólares requeridos.
Es lógico que haya algunas excepciones, pero deben ser mínimas, becas de estudio en cuestiones específicas vinculadas en especial con las llamadas “ciencias duras” y cuestiones de salud que no se puedan atender en el país.
Muchos viajes de “turismo de negocios” son superfluos y los modernos medios de comunicación existentes permiten perfectamente su supresión a casos imprescindibles y que realmente justifiquen el gasto.
No es una propuesta simpática, pero debemos tener en cuenta la situación social del país y el bajo nivel de ingresos de por lo menos siete deciles de la población con ocupación. Esos segmentos deben ser auxiliados por el estado de modo inteligente, estableciendo beneficios básicos con obligación de prestaciones simétricas y posibles de cumplir.
Hoy la pobreza medida como “situación y pérdida de nivel de vida” debe estar en un 50% de la población.
En este marco el “turismo emisivo” es un lujo insoportable.
Por el contrario debe facilitarse el turismo receptivo, incluso estableciendo sistemas de reintegros para gastos que superen un mínimo diario y que se acrediten con documentación idónea.
En cuanto al transporte aéreo según información que disponemos se estarían solicitando reuniones urgentes con las distintas áreas de gobierno. Lo que no se qué se les podría ofrecer.
No creo que el gobierno esté en condiciones de hacer concesiones, pero debería establecer una clara distinción entre las líneas aéreas que cumplen con los principios de la propiedad sustancial del código aeronáutico y del resto que son filiales de sociedades extranjeras, como LATAM, JET SMART, NORWEGIAN y FLYBONDI que saben que están en una situación legal vidriosa.
Esta última además en un claro acto de obsecuencia política, ofrece billetes gratis para participar en las próximas elecciones del 27 de octubre siempre que se cumplan con ciertos requisitos.
Me reservo la calificación de tal acto, pero es obvio que alguna autoridad con competencia en cuestiones de libre competencia debería tomar intervención.
Para Aerolíneas Argentinas y Austral esta última devaluación parecería haber sellado su suerte. El personal deberá auto convocarse para un esfuerzo cruento que por lo menos se deberá extender hasta fines del próximo año.
En fin quizás estemos en el epilogo de un largo periodo de fracasos y decadencia, y somos nosotros los que nos debemos convocar al esfuerzo, ya sabemos que más de la mitad de nosotros, no llegamos a fin de mes.
Uso el plural porque intento ponerme en el lugar de los menos favorecidos y sé que es lo que menos podrían esperar de los que aún estamos algo mejor.
Paradójicamente es un principio de justicia libertario y se prefiere “neoliberal”.
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