Partido River-Boca, el espejo roto
Viernes, 07 Diciembre 2018

Partido River-Boca, el espejo roto

Los dirigentes de Boca Juniors y varios de sus jugadores continúan reclamando que se debió sancionar a River por los hechos de agresión ocurridos el 24 de noviembre pasado en las proximidades  de su estadio,  de igual modo que cuando sus jugadores fueron agredidos en 2015, con gas pimienta al salir a jugar el segundo tiempo  de un partido correspondiente al torneo Libertadores de America en la bombonera. Por ello si pierden en el partido del 9 de diciembre reclamarán los puntos ante el Tribunal Arbitral Superior del Deporte (TAS).

1250x115 Nardone libro
MINOR hotels - Cynsa 1250x115
Arapey 1250x115
Hotel 5to Centernario - 1250x115

 

 

 

 

 

 

por Luis alejandro Rizzi desde Buenos Aires

 

Días pasados me encontré con un viejo periodista amigo, y en el curso de la conversación salió el tema de las “fake news” como un fenómeno nuevo de la profesión.
Lo cierto es que esta cuestión de las “fake news” se potenció por la difusión alcanzada por las redes sociales, pero siempre existió la afirmación de falsedades con fines espurios.

 

En nuestro país hace unos años, en vísperas de elecciones, se difundió una noticia que daba cuenta que un candidato con serias posibilidades de ganar tenía cuentas no declaradas en un banco del exterior. Esa “fake news” le impidió ganar la elección y tiempo después se acreditó su falsedad, pero el daño resultó irreparable.

En ese caso la noticia difundida era totalmente falsa.

 

Hay otro tipo más perverso y generalizado  de “fake news” que consiste en  difundir parcialmente  noticias ocultando parte de la verdad, una forma muy cínica y efectiva a la vez de mentir.

 

Esto ocurre a menudo cuando se comentan noticias judiciales sin haberlas leído de modo directo o  sin entender la terminología legal.

 

En el caso de las agresiones padecidas por los jugadores del club Boca Juniors en las proximidades del estadio de River el pasado 24 de noviembre, hecho que en definitiva llevó a que el partido final se juegue en Madrid (sic), también las “fake news” jugaron su papel a tal punto que un torneo sudamericano se definirá en Europa.

 

Según la información que he podido recoger habrían sido algunos jugadores los que pretendieron aplicar la doctrina “espejo”  imponiendo como verdad que esa agresión fue similar a la ocurrida a los jugadores de River en el estadio de Boca Juniors.

 

Queda claro que los hechos fueron  totalmente distintos. En el caso de la Bombonera, la agresión fue dentro del estadio y en el momento que se debía jugar el segundo tiempo del partido. Las lesiones sufridas por algunos jugadores fueron constatadas de inmediato, sin embargo se demoró casi una hora para suspender el partido. Debemos destacar  que la decisión se habría demorado por la presión de la TV para que el partido continuara de cualquier modo.

 

El hecho ocurrió dentro de un ámbito privado, el club Boca Juniors, por lo tanto tenía el derecho de “reserva de admisión”, y si bien había presencia policial, la misma es contratada por el club local. A los fines era vigilancia privada.

 

En ese caso fue pues razonable la sanción aplicada porque falló el control del orden interno y por tanto hubo responsabilidad de los dirigentes. Aclaro responsabilidad no quiere decir autoría.

 

En el caso del 24 de noviembre,  los hechos ocurrieron fuera del estadio donde es el gobierno local el responsable del control del orden público y donde sea por mala acción –mala praxis- o por omisión, las fuerzas policiales no pudieron o no quisieron evitar la agresión.

 

Tan es asi que uno de los protagonistas de los hechos delictivos ya fue condenado a dos años y 4 meses de prisión por un juez del poder judicial.

 

Dentro del estadio no ocurrieron hechos de agresión a los jugadores visitantes y como la agresión fue en la vía pública, el partido se debió haber jugado.

 

Es cierto, por razones deportivas de dudosa legitimidad, River aceptó la suspensión, pero allí también hubo un error, ya que las autoridades del club no tuvieron en cuenta que 66.000 personas habían pagado para presenciar el espectáculo deportivo y muchos habían viajado desde el interior y desde países vecinos.

 

En definitiva, la gente no importó como suele ocurrir.

 

Si vamos por el absurdo, camino que  a veces es muy útil para llegar a lo obvio, River podría haber pedido la suspensión porque Ignacio Scocco no podía jugar por una lesión o porque otro jugador tuviera diarrea.

 

Con esto quiero decir  que River y Boca en definitiva fueron los responsables para que el partido no se juegue, invocando supuestos “códigos” que no dejan de tener reminiscencias mafiosas.

 

Recordemos no existen las mafias del bien.

 

En este caso se confundieron supuestas y dudosas lealtades con derechos.

 

En fin, otra muestra de nuestra hipocresía social.

 

Por eso no lloremos porque el partido se juega en Madrid.

 

Lloremos mas bien, por nuestros propios pecados.

 

Portal de América

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.