por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Según los datos que circulan en el ambiente, este año Aerolíneas Argentinas recibiría u$s 200 millones en concepto de subsidios.
Las previsiones presupuestarias para el próximo ejercicio serian del equivalente a u$s 60 millones, monto que, como están las cosas, resulta como ilusorio.
Pues bien, la pregunta que nos debemos hacer es la de ver si con esta somera radiografía de su estructura principal de costos la empresa podría ser sustentable.
Según el diario La Nación, los salarios mensuales promedios del personal al 30 de septiembre pasado serían los siguientes: UPSA, (personal superior) $ 113.000, el salario menor es de $ 84.000; APA (personal de tierra) $ 55.000,00, siendo el salario menor $ 46.000,00;APTA (personal técnico) $90.000,00 siendo el menor $ 58.000,00; APLA (personal de pilotos de ARG) $ 213.000,00 siendo el menor $ 137.000,00; UALA (pilotos de austral)$ 165.000,00siendo el menor $ 123.000,00 y A.A.A.( personal de tripulantes de cabina de pasajeros) $ 74.000,00 siendo el menor de $ 62.000,00.
Si vamos al INDEC y miramos el cuadro que detalla: “Población según escala de ingreso per cápita familiar. Total aglomerados urbanos. Segundo trimestre de 2018”, vemos que todo el personal de Aerolíneas Argentinas estaría ubicado entre los deciles 9 y 10, cuyos ingresos promedios son de $ 44.024,00 y $ 83.282,00.
Si nos vamos a otro cuadro que mide la “Población total según ingreso total individual El ingreso total individual incluye las diversas fuentes de ingreso individual, tanto las laborales como las no laborales. Es decir, comprende los ingresos provenientes del trabajo, así como otras fuentes, como las jubilaciones y pensiones, o subsidios” veríamos que el personal de Aerolíneas Argentinas estaría en el decil 10, cuyo nivel de ingresos oscila desde $ 30.000 a $ 1.004.999.
Este decil participa con el 30% del ingreso total.
Por último aclaramos que la población con ingresos es de 16.815.838 personas.
Creo oportuno aclarar que no pretendo ponderar si el nivel de ingresos del personal aeronáutico es justo y razonable con relación a sus capacidades y responsabilidades, sino que la comparación la hago con el resto de las personas de la población que perciben algún ingreso.
En otras palabras lo haría desde la perspectiva de la justicia social y no cabe duda que en términos relativos los salarios que paga Aerolíneas Argentinas son altos y desde ya no resulta legítimamente financiables.
La cuestión es que esos salarios no son fruto de la sustentabilidad de la empresa sino que dependen de los subsidios que aportamos los contribuyentes entre los que se encuentran los propios trabajadores de la empresa.
Un principio de justicia liberal dice que no es justo que las desigualdades sociales sean ventajosas para unos y desventajosas para otros y asimismo que esto ocurra en un marco que hay posibilidades de trabajo para todos. Quizás es oportuno aclarar que los porcentajes de desocupación tolerables no deberían superar el 3% de la población activa.
En esta visión que mira a la sociedad como un “nosotros” no parecen justos los reclamos y los inconvenientes que genera el personal aeronáutico con estas medidas “gremiales” que impactan en aquellos que son los que pagan sus billetes y tienen el derecho a viajar con normalidad.
No quiero caer en el lugar común de comparar salarios entre un médico y un piloto, un bombero o un jugador de futbol porque la grosería de la injusticia relativa salarial nos debería avergonzar.
Tampoco en aquella estupidez de decir que con los subsidios que se le conceden a Aerolíneas Argentinas se podrían haber hecho obras prioritarias.
Esto es responsabilidad en todo caso de los gobiernos, no de la gente y menos del personal de Aerolíneas Argentinas. Vaya a saber porque los gobiernos decidieron seguir hundiendo dinero en esa empresa y algún día los deberían explicar.
Hay otros gremios que también su salarios se ubicarían en los más altos deciles de los cuadros que elabora el INDEC y esto demuestra la falacia de algunas banderas que iza el gremialismo ya que su objetivo no debe ser el de mantener situaciones de real privilegio salarial, cuando vemos que el 46% del ingreso se concentra en los deciles 9 y 10 y el 54% restante lo reciben los restantes.
En este momento lo que llamaría la lucha por la justicia social debería tener otros objetivos y seria el cumplimiento de otro principio liberal que promueve el acceso irrestricto a lo que se llaman bienes primarios, que en la Argentina son inalcanzables para al menos el 30% de la población.
Por último debemos ponderar el nivel de eficacia y es obvio que una sociedad como la nuestra en la se intenta preservar el salario real de quienes poseen un ingreso en perjuicio de aquellos que ven reducidas sus posibilidades es altamente ineficaz.
Creo que la responsabilidad mayor esta del lado del gobierno que intenta, en el caso de Aerolíneas Argentinas, demostrar enojo, discutir estupideces e inculpar al personal al qui viene cebando, permítaseme la expresión, para luego descalificarlo públicamente. Sin advertir o aclarar que en verdad estos funcionarios de la empresa, según se dice, también se beneficiarían con cada incremento salarial que percibe el personal agremiado.
En verdad este conflicto abierto muestra el fracaso de un gobierno constituido por una mayoría de funcionarios no solo incultos, sino poseedores de una neurótica soberbia que les imposibilita ver la realidad de la vida más allá de una simple planilla de “Excel” en la que solo cuenta la suma y la resta.
No dudo en afirmar que el kirchnerismo ante esta situación de conflicto reaccionaria exactamente igual que el “macripardismo” que nos gobierna.
Lo que propongo a unos y a otros, veamos las cosas desde el “nosotros social”, como quizás diría un Ortega de hoy, y pongámonos en el lugar de ese 30/ 40% que la pasa mucho peor.
Claro para eso debemos tener un mínimo de buena voluntad.
En el caso de Aerolíneas Argentinas da la impresión que un gran porcentaje de los subsidios se dirigen a financiar su política salarial. Veamos si redujéramos el gasto salarial al 20% de su facturación, un porcentaje razonable, es decir a u$s 400 millones, los subsidios se reducirían significativamente. El gasto salarial actual, anual es de u$s 540 millones.
En mi opinión la responsabilidad está en el gobierno incapaz de pensar y proponer políticas sustentables.
Me decía un amigo, de esos que son buenos filósofos de esos bares perdidos que aún quedan por Buenos Aires, “los ricos no pueden gobernar porque no valoran el centavo y al no valorar el centavo jamás entenderán la pobreza.”
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