por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
En la sección economía del diario El Tiempo de Colombia encontramos esta noticia que también se reproduce parcialmente en el portal www.aerolatinnews.com, que nos hace saber que entre 2006 y 2016 los pasajeros aéreos crecieron un 169%.
A su vez agrega El Tiempo que el viceministro de Infraestructura del Ministerio de Transporte, Dimitri Zaninovich, indicó que a fines del 2018 se espera la movilización de 39 millones de pasajeros, que comparados con los contabilizados en el 2010 (20:195.000 personas) mostrarían un incremento del 93 por ciento.
Según el viceministro, esta evolución obedece al crecimiento de la clase media y la mejoría económica del país. Para algunos consultores habría otra causa decisiva que fue la aparición del “low cost” en la región, que pasaron de una participación en el mercado del 10% en 2004 al 31% en 2017.
Lo transcripto es la frialdad de los números, pero si comenzamos a bucear en datos económicos advertiríamos que el índice de Gini en Colombia está en alrededor de 0,52, lo que explica que la distribución del ingreso dista de estar en niveles razonables de justicia, pese al crecimiento importante del PBI, en especial del periodo 2003/2007.
Leíamos en la Revista de Economía del Caribe Nº 11 “Si bien el crecimiento económico puede ser un medio para alcanzar el desarrollo humano, los resultados de la investigación indican que en Colombia el crecimiento del PIB no reflejó bienestar humano, lo que evidencia que la desigualdad persiste y que, a pesar de las reducciones, las cifras se encuentran por encima del promedio de América Latina. Por lo tanto, el interés debe estar puesto en buscar no solo la forma de aumentar los niveles de ingreso, sino en implementar políticas que contribuyan al desarrollo humano y permitan una mejor distribución de los recursos para combatir la pobreza, uno de los problemas sociales y económicos más graves, y que adquiere relevancia con el transcurrir del tiempo, tanto así que ha tomado dimensiones que sobrepasan la tenue mirada de ver este flagelo como un simple problema de ingreso, de exclusión o de faltante de bienes materiales (Narváez, 2002)”
El crecimiento del PBI en Colombia desde 2003 a 2013 evolucionó según estos índices anuales comparativos con el anterior: 2,63; 4,04; 3,44; 5,43; 5,63; 4,33; 0,46; 2,79 y 4,70; 4,00 y 4,02 respectivamente. Pero en ese lapso el índice de Gini solo había bajado del 0,58 en 2003 al 0,56 en 2010.
Estos datos resultan insuficientes para medir la dimensión del mercado aéreo con relación a la población del país.
Daría la impresión que el crecimiento constante del PBI, no tuvo retroceso alguno en los ultimo 15 años. Comparando con lo que muestra el índice de Gini, que apenas habría disminuido seis centésimos en igual lapso, estaría agudizando una cuestión de concentración de la riqueza y aumento de la recurrencia en el mercado aéreo, es decir la gente que vuela, cada vez vuela mas. Obvio siempre hay incorporación de nuevos viajeros que a su vez multiplican sus vuelos.
En síntesis, es una buena noticia para el transporte aéreo que la cantidad de pasajeros haya crecido el 169% entre 2006/2016, y que se prevea que para la década del 2010/2020 ese crecimiento sea de casi el 100%.
Pero no es un buena noticia para la población de Colombia, que es poco mayor que la Argentina, que ronda los 42 millones de habitantes.
De todos modos, es una buena referencia para los que creen que la revolución de los aviones permitirá duplicar el tráfico de pasajeros al llegar al 2019.
Nosotros estimamos que el mercado real del transporte aéreo debe oscilar entre el 10% y 12% de la población del país, y parecería que la misma relación podría aplicarse a Colombia.
Es evidente que la cuestión social para America Latina es un tema pendiente, aunque el transporte aéreo muestre buenos números.
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