Sobre los “all inclusive” y los “Inclusive tour”
Miércoles, 29 Mayo 2013
BAC One eleven de Austral
Más de una vez es el propio Portal el que me impulsa a escribir sobre uno o más temas. Esta vez fue el editorial sobre los “All inclusive” que me impulsó a reflexionar y pensar con todos nuestros lectores.
por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
La diferencia entre ambos conceptos es muy sutil y en mi opinión son la misma cosa.
El llamado “All inclusive” (AI) comprende no solo el viaje, estadía, comidas y meriendas sino todo gasto extra, siempre referidos a los consumos; quien compra un paquete de este tipo podría viajar, en sentido figurado, sin llevar un solo peso. Esta modalidad está referido más que nada a los llamados complejos turísticos en los que el viajero tiene a su disposición todos los servicios disponibles, ahora si sale de ese entorno, todos los gastos serán a cargo del “turista”.
El “inclusive tour” o “IT” en un concepto más limitado aunque a veces se utiliza como sinónimo del “all inclusive”; este sistema comprende viaje, estadía y según la modalidad o el modo de contratación, puede comprender comidas y meriendas y excursiones, cuando el viajero compra el “IT” con todos estos servicios la distinción con el “AI” se diluye ya que el ámbito de la estadía deja de ser un complejo para convertirse en “un lugar” aprovechando todas las posibilidades que ofrece.
San Carlos de Bariloche era un destino turístico esencialmente estacional, limitado a enero y febrero y la temporada de invierno limitada a julio y agosto.
Esa característica la convertía en un destino muy selectivo y limitado a gente de alto poder adquisitivo ya que toda la industria del turismo y la economía de la ciudad dependían de los recursos que se obtuvieran en esos cuatro meses, enero y febrero, julio y agosto.
La cuenta es simple al ser limitada la oferta los precios eran necesariamente altos.
Allá por el año 1967 Willy Reynal tuvo la idea de extender la oferta turística de Bariloche hecho que tuvo que ver con la incorporación de los BAC 1-11 que posibilitó la explotación mas intensiva de sus rutas, pero también tuvo que descubrir nuevos destinos y uno de ellos fue Florianópolis en el Sur de Brasil. Esta modalidad de explotación turística se fue luego extendiendo a otros destinos.
Además tuvo que analizar fórmulas para abaratar los costos y acercar esos destinos a mayor cantidad de gente.
Esas nuevas fórmulas se fueron componiendo por varios ítem.
Uno de ellos fue aprovechar el uso de su flota de aviones fuera de los horarios previstos para los vuelos regulares ya que en esos casos el costo operativo se reducía a los costos variables, es decir aquellos relacionadas con la operación, combustible, lubricantes, tasas y en algunos casos aplicando las llamadas horas “flex” sobre los tripulantes.
Otro de los ítems se logró luego de duras negociaciones con los establecimientos hoteleros, de las que en algunos casos me toco ser protagonista, ya que los “hoteleros” no se avenían a vender su producto en las épocas de baja a un precio diferenciado. Algunos preferían cerrar durante esos meses y otros tener el establecimiento vacío antes “que bajarse los pantalones” expresión muy común en esa época.
Personalmente como asesor de algunos “hoteleros” me costó convencerlos de las ventajas que tendría para “todos y todas” la extensión de la temporada que culminaría convirtiendo a San Carlos de Bariloche en un destino de todo el año como finalmente ocurrió.
Finalmente lo mismo ocurrió con los demás proveedores de servicios turísticos.
No diría que el “IT” fue el único medio que “democratizó” a San Carlos de Bariloche para usar una palabra en su significado “progre”, pero fue el medio que marcó un rumbo no solo en el desarrollo turístico de ese destino sino de todo el turismo argentino.
Para cumplir con ese programa de desarrollo Reynal creó varias empresas que de algún modo fueron subsidiarias de Austral que era su línea aérea, especializadas en distintos aspectos del negocio, como comercialización que fue su mayorista “SOL JET”, transporte en los destinos, hotelería que se fue plasmando en lo que fue la cadena “SOL” y además formando gente en una época en la que el turismo parecía más una actividad “amateur” que profesional”.
Digo “amateur” no porque fuera gratuita sino porque no existía el profesionalismo, cada uno hacia lo que creía era lo mejor.
Muchos “hoteleros” habían comenzado con simples pensiones y a medida que lograban crecer convertían a esas “pensiones” en hoteles hasta que desde hace unos 30 años aparecieron las empresas y franquicias que reconvirtieron ese negocio dotándolos de estándares de calidad en cualquiera de sus clasificaciones que los pone a nivel de la mejor hotelería internacional.
Tanto los “IT” como los “AI” obligaron a los proveedores de servicios turísticos a rediseñar su estructura económico financiera ya que la rentabilidad se comenzó a sustentar en los volúmenes de ventas y las formas de pago lo que llevó a elaborar un nuevo sistema tarifario separando la llamada “tarifa de mostrador” con la tarifa obtenida por los operadores mayoristas.
Algunos empresarios aun reniegan de este modo operativo ya que sostienen que de ese modo la política comercial de los proveedores pasa a ser manejada por los “mayoristas” que son en definitiva quienes la comercializan.
Otros sostienen lo contrario ya que elaboran su plan de negocios incrementando las ventas directas a través de los nuevos medios que ofrece la tecnología pero “usan” a los “mayoristas” para garantizarse un piso de ventas.
Como se ve todo depende de la inteligencia y audacia de cada uno.
No tengo duda alguna que estas “nuevas” modalidades de ventas de productos turísticos facilitaron el vertiginoso desarrollo de diversos destinos que de otro modo hubiera ocurrido pero demorando mucho mas.
Pero no sólo eso, varios destinos considerados “estacionales” merced a estas modalidades se han convertido en destinos de todo el año o por lo menos extendido su “estacionalidad”.
Esta modalidad de “IT” o “AI” no solo es usada para viajes de placer o esencialmente con fines turísticos sino también en esa otra modalidad de “viajes” que tiene que ver con eventos y que técnicamente no serían de “turismo”.
Los eventos pueden ser desde viajes de “negocios”, “profesionales”, deportivos, hasta motivos “religiosos” como las peregrinaciones a la Meca o Santiago de Compostela.
A modo de conclusión esta modalidad de venta de “paquetes” no solo está para quedarse, mas aún en épocas de crisis, sino que se debe utilizar para extender las estacionalidades de destinos que se creen limitados al “aire y sol” únicamente.
Portal de América





