Qué significa gestionar.Parte final
Domingo, 10 Marzo 2013

Qué significa gestionar.Parte final
“...El invariable propósito de la educación era, es y siempre seguirá siendo, la preparación de esos jóvenes para la vida. Una vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a entrar. Para estar preparados, necesitan instrucción, “conocimientos prácticos, concretos y de inmediata aplicación, para usar la expresión de Tullio De Mauro. Y para ser práctica, una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente, y no su cerrazón...” Zygmunt Bauman. “Si haces planes para un año, planta maíz. Si haces planes para una década, planta árboles. Si haces planes para una vida, adiestra y educa a la gente” Proverbio chino
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Si recorriéramos  cualquier librería encontraremos un vasto catálogo de libros sobre las virtudes que debe tener un “buen gerente” para convertirse en un “gerente exitoso” y en general todos estos libros parten de la base que el éxito de un negocio se mide por su rentabilidad y que la función del gerente es obtener la máxima rentabilidad usando y disponiendo al máximo de todos los recursos de la empresa, incluidos los humanos.

En general ese tipo de literatura  intenta, como se dijo alguna vez, “educar para la administración” o como también dicen algunos escépticos, a los que me sumo, educar para el éxito.

Esta filosofía utilitaria me recuerda algo que decía Edgar Morín respecto a la economía, al señalar el impresionante desarrollo que tuvo como ciencia en los últimos años, al tiempo  que perdía todo tipo de sensibilidad social, hecho que está a la vista.

Los economistas han convertido a las calculadoras en armas mortales.

Es obvio que esa pretensión de educar para el éxito es una falacia ya que se pretende ignorar la esencia de lo humano que es la falibilidad y el riesgo.
En otras palabras es la idea de producir profesionales ignorantes o  nuevos bárbaros como los llamó Ortega, que los definía  como el modelo de profesional más sabio y más inculto a la vez.

Como debe formarse al gerente, es la pregunta que pretendemos responder.

Como principio diría que para desempeñar una función gerencial y poder ejercer las facultades propias de un cargo de esa naturaleza, lo esencial es poseer lo que llamaría una adecuada “cultura general” la que definiría con palabras de Ortega como un sistema de ideas y convicciones sobre lo que son las cosas, la vida y el mundo. Esta idea de la “cultura general” impone también respetar valores que son propios de nuestro sistema cultural clásico y saber relacionar los opuestos.

Zygmunt Bauman explica que vivimos una suerte de modernidad liquida, “...una civilización de excesos, redundancia, desperdicio y eliminación de deshechos...” y Petrella agregaba que “...las tendencias actuales globales  conducen a las economías hacia la producción de lo efímero y volátil...y de lo precario...”.

Vivimos un presente extremadamente frágil y ello se debe precisamente a la carencia de liderazgos genuinos que lo reiteramos una vez más,  son los que generan certeza y ejemplaridad y sobre todo docilidad.

No es líder quien carezca de esos atributos, podrá ser un caudillo. A propósito al líder se lo sigue, por el contrario al caudillo se lo obedece; el líder dirige, el caudillo manda; la fortaleza del líder surge de su “autoridad”, la del caudillo de su poder.

Creo que es obvio que cuando la “modernidad líquida” predomina la certeza es reemplazada por la “incertidumbre” y especialmente por la supresión de los límites y en esta nueva realidad “...los ejecutivos se vuelven compulsivos y obsesivos en una realidad sin reglas previas ni valores aceptados, toda referencia se vuelve engañosa.

En Argentina esta realidad se vive, entre varias actividades productivas, en el turismo ya que el gobierno restringe el acceso al mercado de cambios a las personas que pretendan viajar al exterior,  y en su caso a la cantidad de moneda extranjera que ahora sabemos se limita a u$s 80/100 por día sin que haya una sola regla previa que regule la situación, todo depende del humor de vaya uno a saber que oscuro funcionario público cuyas decisiones se toman en el máximo secreto como lo hacen los capos de la mafia.

Esta incertidumbre repercute en las Agencias de viaje que merced a la necesidad de tramitar las DJAS, ven alterada la rutina normal de sus negocios ya que parecería indicar que toda venta de servicios turísticos o similares deberán realizarse sobre pasajeros concretos con lo cual se reducirá su menú de ofertas y mejores precios.

Las líneas aéreas deben comercializar sus billetes internacionales en pesos e ignoran, en el caso de las extranjeras, si podrán efectuar transferencias a sus matrices que son las que soportan la mayoría de los costos de la operación;   pero los precios de los servicios aeroportuarios se fijan y publicitan en dólares estadounidenses.

Estas  restricciones o la negativa a fundar y exponer cualquier decisión que impida importar o exportar en algunos casos, se han vuelto una onírica realidad.
Por ejemplo la Secretaria de Comercio tiene la facultad de observar las DJAI o DJAS, con lo que se impide de hecho la importación violando normas de la OMC, y tiene el derecho de no dar explicaciones, mas aun en la oficina respectiva hay un anuncio que dice “no se da información”, es decir la voluntad del funcionario es secreta y la administración pública un misterio inaccesible y de ese modo la obtención de la autorización para importar se convierte en una suerte de loto o quiniela.

Cuando el oportunismo o lo que es peor la discrecionalidad reemplaza a la certeza, la traición también reemplaza a la lealtad que no es nada más y nada menos que el “Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”.
Es obvio que en una realidad como la descripta funcionaria un modelo de gerenciamiento de los llamados “racionales” ya que como escribió Peter Drucker “La racionalidad en sentido estricto es con frecuencia negativismo” ya que en estos supuestos siempre sobresaldrán  los que “advierten” antes que los que proponen....

En general siempre las advertencias son negativas y en esa perspectiva, los gerentes buscan acomodarse a las situaciones ya que el único objetivo de su función es mantenerse a flote y como dice el Martín Fierro optan por hacerse amigo o cliente del juez sin importar el valor ni las renuncias a las propias convicciones, con lo que la función gerencial se degrada y esa degradación desestimula a la gente convirtiendo a los abusos en usos normales. Es decir en vez de buenas costumbres, aceptamos las “malas costumbres”.

Cualquier parecido con la clase empresarial y gremial argentina es mera casualidad...

Escasean en estos pagos las gerencias “pro”  o “creativas”, en todo caso a veces llamamos “creatividad” a los métodos que se usan para eludir el tipo de arbitrariedades descriptas más arriba, en vez de enfrentarlas mediante recursos jurisdiccionales.

El buen gerenciamiento obliga a una permanente adaptación a las realidades, pero esa adaptación no debe implicar el renunciamiento a esas ideas y creencias que se albergan en lo que llamamos “cultura general”.

Aunque parezca paradójica esa cultura general que deben poseer los gerentes es la garantía  de seguridad y estabilidad que busca la gente, garantía que no puede dar ninguna norma legal.

La ley garantiza contra la arbitrariedad pero ninguna ley pueda garantizar la idoneidad que es la virtud que debe reunir todo gerente y en especial todo funcionario público.

Esta cuestión de la idoneidad gerencial aparece señalada en su sentido práctico en varios artículos que publicó en este Portal don Miguel Acerenza en su saga sobre “Estructura y medición de los mercados turísticos” cuando criticó mediciones de la OMT sobre el movimiento de turistas o la cuestión de los destinos múltiples.

Demás esta decir que comparto las observaciones  hechas por don Miguel,  que ponen de manifiesto errores de “gerenciamiento” por parte de la OMT ya que es obvio que arman un número para de ese modo tener más peso y parecería que el objetivo sería llegar a los mil millones de turistas, número que verdaderamente impacta.

La critica hecha por Acerenza es muy certera y de indudable valor práctico ya que obligará a la industria del turismo a revisar sus proyecciones ya que desgranando los movimientos de las personas según sus motivaciones, el mercado turístico propiamente dicho se reduce sustancialmente siendo probables que recursos que quizás se pensaban destinar al desarrollo del turismo, resulten mas útiles en otros sectores.

Es probable que los números publicados pro la OMT hayan sido confeccionados por “profesionales sabios”, pero agregaría quizás muy incultos porque no han sabido o  lo que sería más grave no han querido distinguir la conformación de un mercado de viajeros, dentro de los cuales hay turistas.

Esta mañana conversando casualmente con un amigo que durante varios años trabajó en empresas de transporte aéreo internacional, analizábamos estas notas de don Miguel y  el  caso del “turismo étnico” y me señalaba que una parte mayoritaria de los viajes  “étnicos” no solo son groseramente estacionales sino además muchas veces son financiados por familiares del país de destino, de donde en esos casos  habría más salida de divisas que ingreso.
Como vemos  uno no se convierte en turista por estar más de 24 horas en otro país....

En fin para poner punto final a esta saga de notas sobre la gerencia, gerenciar significa proponer, innovar, confiar, reconocer errores y sobre todo dar ejemplo moral.

Y no obstante el fracaso siempre está al acecho.

No creo que podamos hablar de gerencias exitosas, pienso que hay gerencias idóneas y gerencia no idóneas.

El exitismo gerencial es solo un tema de marketing, diría un tema personal y por ello egoísta.

¿Qué pautas pueden servir para calificar a alguien de exitoso o de abogado exitoso?; ¿ganar dinero?; ¿vender mucho?; ¿carecer de valores y de escrúpulos?; ¿Tener más que otros..?. y si es en Calafate mejor...!!!

La idoneidad no garantiza que las cosas salgan bien....y paradojicamente más de una vez la carencia de idoneidad nos lleva al éxito (¿?).

Portal de América









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