por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
En una palabra reducir “conquistas” que hoy día no se pueden financiar con recursos genuinos. Dicho en otras palabras reducir al máximo la brecha entre ingresos y egresos.
El famoso 3% admitido como máximo déficit fiscal administrable por la UE.
El crecimiento implica lisa y llanamente “estimular” la demanda y el empleo inyectando recursos fruto de la emisión y del crédito barato, dejando de lado el límite del 3%, sin responder a una pregunta esencial,
¿Quién, cómo y cuándo pagará?
En definitiva esa pregunta ¿Quién pagará? es una pregunta de contenido moral ya que todos sabemos que los llamados programas de crecimiento implican transferir nuestras deudas a las próximas generaciones lo que personalmente me suena como una injusticia, tal como las define Amartya Sen o el mismo Rawls.
Estas políticas de crecimiento, llamadas por algunos como “neokeynesianismo” se sustenta en las ideas de Keynes, pero nadie hace alusión a que Keynes difundió sus ideas en 1936 y al poco tiempo estalló la segunda guerra mundial que generó un mundo de pleno empleo, durante la guerra y luego, firmada la paz, para facilitar la reconstrucción. Tampoco nadie tiene en cuenta la cantidad de muertos que se llevó esa guerra que algunos estiman en más de 70 millones de personas y otros en alrededor de 40 millones, ¿qué hubiera pasado sin la guerra….?
No sé si hay estudios al respecto.
Pienso que esta crisis se debe ver a través del principio de Justicia y preguntarnos primero si hemos vivido y aceptado en nuestras vidas vivir en un mundo más justo lo que implica respetar el valor de los “valores” si se me permite esta redundancia.
Y esta cuestión nos lleva a la otra que es “el costo de los derechos”.
Cada derecho para ser efectivo y poder ser garantizado su goce por parte de los estados tiene un precio y ese precio se financia con los impuestos que pagan los contribuyentes.
Ningún derecho es gratuito.
Un sano principio de justicia debería admitir la desigualdad o las diferencias humanas en cuanto a sus idoneidades y siguiendo a Rawls deberíamos admitir que un orden justo admite desigualdades siempre y cuando se vean beneficiados los menos aventajados.
Llevado a la práctica ello significaría que los estados deberían garantizar el acceso a la educación gratuita exclusivamente a aquellos que carezcan de recursos ya que una buena educación es uno de los medios para facilitar la movilidad social y precisamente hacer justicia concreta con los “menos aventajados”.
Para el pudiente pagar la educación hasta diría que es una obligación moral ya que no me imagino un estado que pueda financiar la mejor educación a “…todos y todas…”.
El mismo principio debiera aplicarse a la salud pública, es imposible financiar un sistema idóneo de salud “urbi et orbe” sin desconocer casos o realidades muy específicas y no trasladables a otras sociedades como puede ser el caso “escandinavo”.
Subsidiar a la oferta es una suma injusticia porque no distingue entre sus diferentes capacidades económicas y significa lisa y llanamente dilapidar recursos, es decir es una suma injusticia que luego paradójicamente perjudicará a los “aventajados” y más aun a los “menos aventajados”.
Diría origina “…perjuicios para todos y todas…”
Los “…más aventajados…” tienen la obligación de pagar por su salud en beneficio de los “menos aventajados”.
El pudiente que usa un hospital público o recurre a la educación gratuita, moralmente es un ser descalificable porque además ocupa el lugar de quien realmente necesita el servicio de educación y de salud, es un verdadero despojo hecho al “pobre”.
Es una real injusticia.
La salud y la educación gratuita y universal no son más que expresiones demagógicas y corruptoras de sanos principios culturales.
Aclaro, en sociedades paupérrimas como ocurre en varios lugares del mundo por el contrario la salud y la educación deberían ser bienes universales y la prioridad de los gobiernos.
Esas serían sociedades en la que los “aventajados” o mejor dicho los pocos ricos, serían en general los beneficiarios de la corrupción como ocurre con varios países de África, entre ellos Angola en el que se justifica la dictadura o tiranía en nombre de la unificación nacional.
Amartya Sen nos dice que “Reflexionar sobre lo más sensato puede ayudar a actuar mejor frente a los otros” En otras palabras es aplicar nuestras capacidades para el bien, capacidades que por otra parte todos tenemos, aunque no todos usamos.
Creo oportuno aclarar que lo que llamaría solución justa implica optar entre posibilidades realizables.
Si alguien nos ofreciera bienestar ilimitado para todos seguramente estaría proponiendo una solución justa, pero cabria preguntarse ¿es realizable?
Más bien suena como un sofisma o si se quiere una insensatez, es decir un engaño, lo grave es que este tipo de engaños está siendo receptado culturalmente y hasta admitido como un derecho irrenunciable y obligatorio que todo estado debe no solo facilitar sino garantizar.
El ejercicio de un derecho implica esfuerzo. Por lo pronto el ejercicio de todo derecho nos causa fatiga. Nos fatiga trabajar, estudiar, cuidar nuestros bienes, hasta el ocio fatiga, ya que como diría Aristóteles solo un loco podría vivir toda su vida dedicado al ocio.
Como el portal es un portal destinado al turismo diría, para vincular este tema con el turismo diría que no se puede vivir de vacaciones todo el año….
Por eso las vacaciones tiene límites, 10, 15, 20 o 30 días al año y por eso los agentes de viaje verdaderamente profesionales, nos deben proponer programas para mejor gozar de nuestro descanso, de nuestro ocio, mas allá de contratarnos un hotel o un aéreo, cosa que podemos hacer por internet.
Esta falsa disyuntiva entre “austeridad y crecimiento” denota la incultura de la política y del debate, porque en verdad toda política debería ser austera desde un punto de vista ético y moral y promover el crecimiento como principio de justicia.
Ser austero por la austeridad misma es una estupidez, mas diría es una inmoralidad y crecer sin justicia es una suma injusticia.
Recordemos que la avaricia nada tiene que ver con la virtud del ahorro.
El debate lo centraría en como crecer con los recursos disponibles y un endeudamiento posible y razonable.
Volveremos.
Portal de América




