por Eliseo Sequeira
Cuando confluyen, implica que se "empujan" una a otra (imaginen dos luchadores de Sumo enfrentados). Cuando señalan sentidos opuestos, implica que la litosfera se "estira". En ambos casos se pueden producir fracturas, lo que explica el por qué de las otras zonas del planeta que han sufrido terremotos.
Como se ve en esta figura, la placa sudamericana llega hasta el eje central del océano Atlántico, por lo que en la costa este de Sudamérica, hasta la desembocadura del Amazonas, es casi nula la probabilidad de que ocurra un terremoto.
No así el caso de un maremoto (tsunami en japonés, figura 2), dado que podría ser originado por una fractura entre las placas sudamericana y africana.
Pero en este caso, de ocurrir un sismo, las poblaciones de ambas márgenes del Atlántico (el maremoto afectaría a las dos por igual) tendrían tiempo de prepararse. ¿Cuánto tiempo? Si consideramos la velocidad de la masa generada en el terremoto de Japón, de 500 Km/h, el tiempo dependería del lugar del sismo. Si éste se produjera en el Atlántico central, donde la separación entre los continentes es la menor, los habitantes de Guinea (Africa) y Río Grande del Norte (Brasil, en América del Sur) tendrían aproximadamente dos horas para prepararse. En cambio, si se produjera en el Atlántico sur, con una separación mayor entre los continentes, los habitantes de Sudáfrica (Africa) y Río Grande del Sur (Brasil, en América del Sur) tendrían poco más de seis horas.
Cabe señalar que a igual intensidad de sismo, el potencial destructivo del maremoto sería mucho mayor en el Atlántico central que en el del sur. ¿Cuándo? Difícil de saber, pero esperemos que no sea en este siglo.
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