Colonia conmemoró sus 16 años como Patrimonio de la Humanidad
Domingo, 11 Diciembre 2011

Colonia conmemoró sus 16 años como Patrimonio de la Humanidad

Tras un cuarto de siglo de trabajo en recuperación y restauración, el casco histórico de Colonia del Sacramento recibía en Berlín, el 6 de diciembre de 1995, su inclusión como Patrimonio de la Humanidad por resolución de UNESCO.

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por Ricardo Montenegro, desde Colonia del Sacramento

 

Fue un gélido día en la capital germana cuando un puñado de uruguayos ligados a Colonia, entre ellos el Intendente Carlos Moreira e integrantes del Consejo Ejecutivo Honorario, asistieron a la reunión de UNESCO en la que se informaba que el antiguo casco histórico de la ciudad fundada por el Maestre de Campo y Gobernador de Río de Janeiro, Manuel Lobo, ingresaba en la selecta lista de Patrimonio de la Humanidad.

Así se decidió por sus valores arquitectónicos y cuidado de su entorno, siendo singular por su historia y por la mixtura de culturas que la poblaron y la arquitectura que instalaron desde su fundación como enclave portugués en enero de 1680 y disputada durante un siglo por España.

De aquella “Manzana de la discordia” como se la llamaba, siempre presente en los tratados de paz de ambos imperios entre 1680 y el definitivo de San Ildefonso en 1777, que luego descubrieran un grupo de hombres que sabían de una joya oculta entre nuevas construcciones, se pasó a esta realidad actual que es en sí misma, además de un emblema cultural, un atractivo turístico de primer orden.

Fue declarada Patrimonio Nacional en 1968 y un año después se integraba el Consejo Ejecutivo Honorario de las obras de Preservación y Reconstrucción de la Antigua Colonia del Sacramento, largo nombre para un órgano que supo, a pesar de los avatares del país, encontrar los caminos para la puesta en valor de un barrio que iba perdiendo su esencia histórica.

Durante los primeros años del CEH se expropiaron la mayoría de los inmuebles que hoy  son museos, teatro, convento y hasta la sede local de la Dirección Nacional de Arquitectura del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, hoy Casa de Pou.

De esa etapa son el Archivo Regional, Museo del Período Español, todo el centro Cultural Bastión del Carmen, Tasca de San Miguel y la puesta en valor de las ruinas de la casa del Virrey y del convento de San Francisco, estos últimos frente a la Plaza Mayor.

La Intendencia de Colonia ya tenía en el barrio desde 1950, al Museo Municipal,  merced al esfuerzo del odontólogo Bautista Rebuffo, que hoy lleva su nombre.

Luego del período de facto, el estado cedió a la Intendencia los inmuebles expropiados ya citados, en acto del que participó la Ministra Adela Reta, en 1987.

Posteriormente, fundaciones e instituciones donaron luego museos como Casa de Nacarelo y Del Azulejo, el CEH exhibía los cimientos de la Casa del Gobernador en la Plaza Manuel Lobo y la intendencia agregaba el Museo Arqueológico.

En América, sólo en Colonia del Sacramento se puede ver un cruce de calles de antiguo pavimento de piedra, una de construcción española, abovedado, con caída hacia los lados y otra de cuña al centro, típico del urbanizador portugués.

La antigua Colonia tiene buenos servicios, tanto en hotelería como gastronomía y es lugar de encuentro para la cultura y fiestas populares.

Como en 1730, cuando se ofreciera la primera obra teatral en el Río de la Plata: “Las armas de la Hermosura”, de Calderón de la Barca, en un espacio que hoy se recuerda como Plazuela del Teatro.

Pero Colonia es también cita de estudiosos, que van tras los pasos de José Artigas, Juan A. Lavalleja, Guillermo Brown, Arthur Phillips, Bernardino Rivadavia, quienes dejaron su huella, o de enamorados que luego de conocerla, regresan hasta desde Europa para casarse en la restaurada y austera iglesia, sin olvidar a producciones cinematográficas que utilizan el mágico escenario para rodar sus filmes.

Si Colonia cuida su joya de sólo 14 hectáreas, el Uruguay estará un día agradecido; la principal puerta de ingreso de turistas es también el único atractivo para miles de visitantes extra región, que cruzan el Río de la Plata para estar unas horas en el sitio patrimonial, para luego regresar al país vecino.

Y de paso, como humildes colegas, recordamos que en un muro del barrio, varias placas honran al coloniense Hipólito José Da Costa, recordando que en el entonces pueblo amurallado, nació quien más tarde fuera el fundador del periodismo brasileño.

Portal de América

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