por Ricardo Montenegro, de su viaje a Europa, especial para PDA
Londres tiene un servicio similar que transita la ciudad y navega el Támesis y en el salto al Atlántico, de pasar por Boston encontraremos la misma nave haciendo lo mismo, pero con una imagen más nacionalista, con los colores de la bandera.
Siendo el estado de Massachusetts uno de los fundadores de la Unión Americana en 1776, esto no es extraño. La característica del paseo es similar –aclaro que no hice ninguno de ellos- con guía y con un circuito que pasa por los atractivos terrestres más destacados y luego una vista del horizonte urbano desde el agua, en el caso de Boston, sobre el río Charles.
Estos anfibios son vehículos de la Segunda Guerra Mundial, utilizados hasta en la de Vietnam, conservados y mejorados en tecnología, seguridad y comodidad para los pasajeros (¡quién se iba a asomar en un desembarco!) y dan una nota distinta a los circuitos turísticos de estas ciudades, convirtiéndose en sí mismos en una atracción más.
Al menos para la fotografía de recuerdo. 
Estos servicios se encuentran en otros lugares del mundo, pero con otro tipo de vehículos, de diseño incluso igual a un bus turístico común de los que vemos en las calles.
Los hay en lugares como Los Cinco Lagos del Monte Fuji en Japón; otro que hace el recorrido por el Danubio en Budapest, Hungría; otro similar en Clyde, sobre el mismo río de Escocia y también lo hay en Holanda, más precisamente en Rotterdam, entre otras ciudades del globo.
Pero sin duda los viejos guerreros convertidos hoy en plataformas para disfrutar de buenos paisajes, son un emblema adecuado de lo que las sociedades deben hacer: procurar vivir en paz y promoverla.
Y el turismo es un buen vehículo para ello.
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