La nueva frontera: los pioneros del espacio
Martes, 09 Marzo 2010

Con la cancelación del programa Constellation para la exploración espacial se confirmó y amplió una ventana de oportunidad para una generación de emprendedores privados, cuyo objetivo es proveer servicios a la Agencia Espacial en misiones de órbita baja terrestre.
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por José Luis Hernández, desde Montevideo

Si bien, en el marco del programa existente y aún antes se preveía recurrir a estos proveedores, se suponía que su aporte pasaría a un segundo plano con la entrada en servicio del cohete Ares I y la cápsula Orion, prevista para el año 2014.

La propuesta presupuestaria para el año fiscal 2011 de la administración Obama, que decretó la cancelación de Ares/Orion, liberó fondos del orden de US$ 6.000.000.000 a lo largo de 5 años, que serán compartidos entre 2 o 3 firmas. Por lo tanto, los privados pasarán a tener un rol fundamental en el apoyo a la Estación Espacial, tarea que a partir del último vuelo del Shuttle a fines de 2010, queda en manos de los rusos, los europeos y los japoneses (en el caso de estos dos últimos, sólo en el transporte de cargas).

El razonamiento detrás de esta nueva orientación es que los emprendedores privados podrán proveer estos servicios, de una manera más rápida, más imaginativa y a un costo sensiblemente menor que la tradicional, que estaba basada en los colosos industriales como Lockheed Martin, Northrop Grumman, Boeing, Pratt & Whitney Rocketdyne, ejecutando programas designados y pagados por la NASA.

Sus actividades tienen varios rasgos en común: en su mayoría son firmas pequeñas y recientes o relativamente recientes, mayormente basadas en la visión de un individuo, que arriesga en esta apuesta no sólo su prestigio sino también y en gran parte su dinero, y que disponen de recursos mucho más acotados que los titanes industriales. Por lo que suplen con entusiasmo, audacia, visión y una fe inquebrantable la falta de ingentes medios.

Algunos de los principales contendores:


Virgin Galactic. No es ésta la empresa típica, ya que su énfasis está en el turismo espacial suborbital. Su orientador es Sir Richard Branson, un audaz y mediático industrial británico. Su compañía madre Virgin Group es la actual o antigua propietaria de marcas como Virgin Records (discos), Virgin Megastores (tienda de discos), Virgin Cola (bebidas cola), Virgin Vodka, Virgin Mobile (telefonía celular y comunicaciones), Virgin Racing (escudería de carreras), Virgin Atlantic (aerolínea basada en el Reino Unido) y sus afiliadas Virgin Blue (Australia), Virgin America (EEUU) y Virgin Nigeria.

En el 2004 Branson fundó Virgin Galactic, cuyo objetivo prinicipal es los viajes turísticos suborbitales.  Pero también y en su momento, tranportar cargamentos, proporcionar un ambiente para experimentos en régimen de microgravedad y aún orbitar satélites por cuenta de la NASA. (Debemos recordar que el turismo espacial tiene un antecedente que se remonta al año 2001, cuando los rusos, necesitados de dinero para continuar su programa espacial y después de vencer las objecciones de los EEUU, ofrecieron viajes en su cápusula Soyuz a través de una agencia especializada de Arlington, Virginia. El primer « cosmonauta turista » fue el hombre de negocios estadounidense Denis Tito, que partió en abril de ese año desde el Cosmodromo de Baikonur. Tito pagó US$ 20.000.000 por el privilegio de pasar 10 días en la Estación Espacial).

Virgin Galactic se aseguró los servicios del brillante ingeniero y pionero en diseño aeronáutico Burt Rutan y su firma Scaled Composites, que lograron un hito fundamental en esta carrera con su nave SpaceShip One (SS1). En 2004 el SS1 ganó el premio Ansari X de US$ 10.000.000, al alcanzar dos veces en una semana la altura de 100 km con el equivalente de 3 pasajeros a bordo.

El paso siguiente, fue dado en 2005, con la creación en sociedad con Rutan, de una empresa llamada The Spaceship Co., basada en Mojave. California, a la que se le encomendó el diseño y fabricación de naves espaciales mucho más capaces que el SS1. El resultado fue un sistema compuesto de una nave madre, llamada White Knight Two (WK2) y un vehículo espacial, el SpaceShip Two (SS2).

El SS2 está diseñado para transportar 6 pasajeros y 2 tripulantes, está casi totalmente hecho de materiales compuestos y algo de fibra de vidrio y es impulsado por un motor cohete (RM2), que será reemplazado después de cada misión. Con un fuselaje de ala baja, tiene un aspecto entre el de un avión de negocios y una nave de la Guerra de las Galaxias.

En cuanto a la nave madre WK2, es un original diseño (dictado en parte por las necesidades de evacuación) de dos fuselajes paralelos separados entre sí en unos 14 metros, con capacidad para 8 pasajeros cada uno, unidos por una larga ala alta de 42 m de envergadura. El SS2 irá suspendido del ala del WK2 en el centro de la misma, entre los dos fuselajes.  La parte delantera de los fuselajes del WK2 es muy similar a la del SS2 y si bien los dos son idénticos entre sí, sólo el derecho tiene una cabina de pilotaje. Esta nave, que voló por primera vez en diciembre de 2008, está propulsada por cuatro turbinas Pratt & Whitney Canada y su misión es llevar al SS2 hasta los 50.000 pies (más de 15 km), donde este último se soltará e iniciará su vuelo, propulsado por su cohete, hasta superar los 100 km de altura.

El SS2 iniciará sus ensayos en los primeros meses de este año, primero cautivo; luego efectuará descensos planeando y por fin encenderá su cohete. El objetivo es comenzar con los servicios comerciales a fines de 2011. Los vuelos se harán mayormente desde y hacia el futurista puerto espacial llamado Space Port America, que está en construcción a unos pocos quiómetros de una pequeña ciudad con el pintoresco nombre de Truth or Consequences, en el estado de Nuevo Mexico  y para el cual el gobierno estadual ha hecho un aporte muy importante, atraído por la capacidad de generar nuevos negocios. Pero dado que la nave madre WK2 tiene un importante radio de acción de más de 4.000 km, la operación desde otras bases a ser establecidas está siendo estudiada.

Virgin Galactic ya ha recibido más de 300 depósitos de interesados, que han adelantado 2/3 de los US$ 200.00 que costará su aventura. El objetivo de la empresa es llegar a 600 reservas antes de iniciar los servicios. La demanda es muy buena y como sostiene uno de sus ejecutivos, este tipo de ofertas no están afectadas por los problemas económicos actuales. El ritmo inicial de vuelos será de uno por semana, pero se espera llegar a un servicio diario y con el volumen adicional, rebajar los precios.

En cuanto a los servicios aeroespaciales para la NASA, el presidente Will Whitehorn, sostiene que en su momento serán capaces de ofrecerlos en órbita terrestre baja por menos de US$ 3.000.000, cuando los costos actuales, basados en cohetes desechables son 10 veces más grandes.

La solidez y trayectoria de los responsables ha atraído también la atención de inversores externos; un grupo del Golfo Pérsico se comprometió a pagar US$ 280.000.000 por el 32% del capital de Virgin Galactic, que se proyecta como un emprendimiento con sólidas perspectivas de futuro.

Space X. Fundada por el físico, empresario y filántropo de origen sudafricano radicado en los EEUU, Elon Musk. Musk, de 38 años de edad, vendió su primer programa de software por US$ 500 a la edad de 12 años. Luego de iniciar y vender dos exitosas empresas (la última es el sistema de pagos por Internet Pay Pal) decidió dedicarse a sus intereses fundamentales de negocios (además de sus actividades filantrópicas): El espacio y las energías renovables. El resultado de los primeros es Space Exploration Technologies (SpaceX), fundada en 2002 y de la cual, Musk es Jefe Ejecutivo y Técnico. En cuanto a las energías renovables, Musk es Presidente de Solar City, que se dedica a los paneles fotovoltaicos y servicios anexos. Y Jefe Ejecutivo de Tesla Motors, que es un productor de automóviles eléctricos.

El interés inicial de Musk era un proyecto para enviar un pequeño vivero a Marte con el fin de establecer si plantas terrestres podrían prosperar en el Planeta Rojo, con la meta de reavivar el interés popular en las actividades aeroespaciales. Pero se encontró con la dificultad del costo de los lanzadores disponibles : unos US$ 65.000.000. Después de examinar varias opciones, decidió – en contra de la opinión de técnicos y consejeros cercanos - volverse fabricante de vehículos espaciales. Empresa en la que terminó invirtiendo mas de US$ 100.000.000 de su propio dinero; mucho más de lo que había previsto inicialmente. Instalado en un hangar cerca del Aeropuerto de Los Angeles, donde anteriormente se construían fuselajes de 747, su fábrica produce actualmente más motores cohete que el conjunto de los demás productores de los EEUU.

No sin pasar por varios contrastes (los primeros tres lanzamientos fracasaron), su cohete Falcon I logró finalmente colocarse en órbita en 2008 y lanzar un satlite en 2009.
Actualmente SpaceX está trabajando en el impulsor Falcon 9 (mucho más grande que el Falcon I) y la cápsula Dragon, con los que espera comenzar su servicio de transporte de carga desde y hacia la Estación Espacial – para lo que tiene un contrato de US$ 1.600.000.000 con la NASA – en la primera mitad de 2011. Considerando que el primer vuelo del Falcon 9 no se hará antes de fines de marzo, el objetivo parece bastante ambicioso.

Y más aún el de transportar astronautas en su momento. En este punto, muchos técnicos en seguridad espacial plantean muy serias dudas, Dudas que no dejan de tener muy valiosos fundamentos.

Pero nada amendrenta a este pionero del espacio ni a su equipo, cuya fe en sus propias capacidades parece no tener límite.

Masten Space Systems. También basada en Mojave (en el Air and Space Port – puerto aéreo y aeroespacial), California, Masten Space Systems, fue fundada por el empresario David Masten. Quizá más que ninguna otra, esta empresa refleja el espíritu empresarial de los pioneros de la Nueva Frontera: sus instalaciones están ubicadas en un hangar temporario que tiene más de 60 años y son totalmente espartanas. Pero en ellas se nota la vibración y el entusiasmo, unidos a una fe inquebrantable en que todos los obstáculos pueden ser superados.

Masten, que proviene de la industria de la computación (Silicon Valley), había soñado desde su infancia en convertirse en un astronauta. En su juventud, su pasatiempo era el lanzamiento de modelos de cohetes, cada vez más grandes y más capaces. Pero el pasatiempo comenzó a tomar mucho más tiempo que los fines de semana y amenzó en convertirse en una ocupación de tiempo completo.

El momento de la verdad llegó en 2001 en una conferencia sobre acceso al espacio. Allí Masten se planteó si realmente había una posibilidad de negocios en el aeroespacio. Pero su decisión estaba tomada y en abril de 2004 fundó su empresa.

Inicialmente, encontró muchas dificultades para hacerse oir por los responsables de la NASA. Pero todo cambió una vez que su compañía ganó el premio llamado oficialmente Northrop Grumman Lunar Lander Challenge, al demostrar exitosamente un prototipo de aterrizador lunar (Xoie), que operó en un paisaje lunar simulado. El premio, que tenía una dotación de US$ 1.000.000, puso a Masten Space Systems en el mapa.  Ahora está trabajando en una serie de vehículos reutilizables de despegue y aterrizaje vertical. Su proyecto más reciente es el desarrollo de vehículos suborbitales reutilizables (XA 1.0), que transportarán proyectos científicos y educativos, incluyendo microsatélites del tamaño de una lata de refrescos.

El hecho es que, de ser prácticamente ignorada, la empresa ha pasado a tener problemas para manejar el interés que despiertan sus emprendimientos. Y los científicos aeroespaciales se muestran sorprendidos por las competencias adquiridas por la empresa.

Orbital Sciences Corp.  Fue fundada en 1982 por tres compañeros de clase de la Escuela de Negocios de Harvard, Bruce Ferguson, David Thompson y Scott Webster, a raíz de un estudio que habían realizado, apoyados por la NASA, sobre la explotación comercial del espacio. Respaldados por inversores privados, lanzaron la construcción de Pegasus, un cohete de tres etapas, impulsado por combustible sólido.

Pegasus, cuyo primer vuelo tuvo lugar en abril de 1990, es llevado hasta una altura de 12.000 metros por una nave madre (inicialmente un bombardero Boeing B-52 y desde 1994, un Lockheed L-1011 bautizado Stargazer, una referencia no desprovista de humor a la serie Viaje a las Estrellas), donde es soltado para iniciar su vuelo. Por razones técnicas, este tipo de lanzamiento logra una mayor eficiencia en el vuelo y en el diseño de los impulsores, una casi total inmunidad a los cambios climáticos y una economía en las infraestructuras de lanzamiento en tierra.  Pegasus y su sucesor Pegasus XL volaron varias decenas de misiones, más del 90% de las cuales se desarrollaron exitosamente. Su misión es la de poner en órbita pequeños satélites.

La compañía, está ahora trabajando en un cohete de despegue vertical desde la superficie, llamado Taurus I. Este un impulsor de mediano porte, le ha valido a Orbital un contrato con la NASA por valor de US$ 1.900.000.000 para 8 vuelos de suministros a la Estación Espacial. Además, se calcula que en total la firma tiene contratos por un total de US$ 5.000.000.000 para la construcción de lanzadores, satélites y materiales conexos.

Existe además toda una multitud de emprendedores que están trabajando en una variedad de ideas novedosas para los viajes interespaciales ; algunos en vehículos, otros en habitáculos inflables en órbita, o en sistemas de sustentabilidad de la vida, o en impulsores no químicos.

En este último campo, podemos citar a Ad Astra Rocket Co., del ex- astroanuta Franklin Chang-Diaz (quien, debemos recordar, en su momento visitó Uruguay), que está trabajando en un motor cohete de implusión por plasma. Un prototipo de este impulsor, que tiene en inglés el nombre de Variable Specific Impulse Magnetoplasma Rocket (Vasimr), ha sido testeado en una cámara de vacío en una versión de 200 kw. El próximo paso será llevarlo a la Estación Espacial en 2013 para proveer un impulso que la vuelva a su órbita ideal original, de la que va decayendo lentamente por la – muy tenue - resistencia de la atmósfera terrestre.
 
Pero Ad Astra tiene mayores ambiciones aún, ya que una versión de Vasimr, propulsada por electricidad generada por un reactor nuclear, podría (entre otras cosas) hacer llegar a astronautas a Marte en 39 días, en lugar de los 6 a 10 meses que requeriría un impulsor tradicional.

El concepto del motor de plasma es relativamente sencillo, pero su realización práctica está erizada de problemas: un gas, que puede ser hidrógeno, helio, xenón o argón es inyectado en el cohete y calentado con ondas de radio en dos etapas hasta alcanzar temperaturas cercanas al millón de grados, con lo que los átomos del gas se convierten en plasma, que lo impulsa. Con estas temperaturas, no habría tobera de salida capaz de contenerlas, por lo que el flujo de gases es dirigido por un campo magnético creado por poderosos imanes especiales. La eficiencia del impulsor en proporción al combustible consumido es excelente.

Como hemos visto, el campo aeroespacial está en plena ebullición. Existe una generación de pioneros, inversores dispuesto a apoyarlos, lucrativos contratos y otros incentivos de la NASA, pero por sobre todo un espíritu de innovación y emprendimiento, que recuerda a los tiempos de desarrollo de la industria de la aviación comercial. Algunos quedarán por el camino, pero ciertamente muchos otros abrirán nuevas avenidas en la conquista de la frontera espacial.

(1)  Puertos espaciales: el de Nuevo Mexico no es el primero ni el único. Por los menos otros 15 sitios en los EEUU tienen instalaciones de este tipo, ya sea planeadas, en construcción o terminadas.  Existen otros proyectos en Europa y el Golfo Pérsico, además de una plataforma flotante, basada en Long Beach, California.

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