por Ramón de Isequilla, desde Madrid, @ramonpunta
En una semana se cumple un año del triste espectáculo de miles de personas, desvirtuando la legítima defensa de los derechos ciudadanos, con la autorización y aliento del gobierno, que llenaron las calles a sabiendas del peligro existente, en una manifestación que, con la única razón de mostrar más músculo en la pelea de dos ministras del gobierno, colaboró en una mayor difusión del virus y según últimos estudios independientes costó la pérdida de varios miles de vidas que se podría haber evitado.
En este primer aniversario, con la experiencia adquirida y con la oposición clara y contundente de la ministra de sanidad, responsable última del estado de nuestra salud en caso de pandemias, la conducción de Podemos con la complicidad del delegado del gobierno en Madrid, el socialista de apellido Franco, han salido en una forma feroz a convocar una nueva manifestación el 8 de marzo.
Al mismo tiempo la hostelería y el turismo en general, que se encuentran al borde del precipicio viendo como sus empresas y fuentes de trabajo se desmoronan, preguntan si en Semana Santa se podrá realizar alguna actividad para tener un poquito de oxígeno para llegar al verano.
Las autoridades sanitarias de prácticamente todas las comunidades autónomas y el ministerio de salud coinciden que es prematuro permitir una desescalada con los niveles actuales de contagio.
En la última conferencia de prensa de Fernando Simón se le preguntó por ambos temas, el 8M y la Semana Santa, respondiendo que eran peligrosas las actividades de Semana Santa, por la actividad de los pasos (hecho puntual y reducido en número de involucrados y de fácil control) y en cambio no eran peligrosas las manifestaciones autorizadas por el señor Franco por ser de un máximo de 500 personas (SIC), a lo que nosotros nos preguntamos ¿no estaremos ante la posibilidad de mil manifestaciones de 500 personas cada una y llenar las calles con medio millón de personas? (ya hay registradas y autorizadas 60 o sea que vamos por la 30.000 personas repartidas estratégicamente por la ciudad de Madrid) .
La ciudadanía empieza a cansarse que este señor Simón le tome el pelo y le falte el respeto semana tras semana, y ahora ha puesto en evidencia su odio a los católicos pese a que intente acomodar sus frases de una forma políticamente correcta.
La segunda chapuza de esta semana, fue el papelón de la ministra de igualdad, que fue sometida por el Consejo General del Poder Judicial en un dictamen unánime, reitero unánime, que rechazó y ridiculizó su proyecto de ley denominada en el argot progresista la del “si es si”, por tener graves carencias en su redacción, con visos de ilegalidad e inconstitucionalidad, incoherencias y según algunos medios de comunicación con faltas de ortografía.
No es la primera vez que la ministra, con un presupuesto anual de 400 millones de euros (la mitad de lo que cuesta vacunar a todos los europeos) y un record en Europa de asesores de dudosa idoneidad, según sus críticos, es abochornada por jueces, fiscales y abogados, por sus disparatados proyectos.
Para finalizar esta semana, en la que parece que visitamos el camarote de los hermanos Marx, el presidente del gobierno, en un acto de improvisación según los conocedores de la mecánica parlamentaria, anunció en forma ambigua la disposición de 11 mil millones de euros extras para pymes y turismo, que fue difundido por la prensa adicta como “ayudas directas”, cuestión inexacta pues no fueron esas sus palabras, pero el efecto mediático al no ser desmentido tuvo su efecto.
Pasadas las horas las “fuentes” del gobierno aclararon que de “ayudas directas” como en el resto de Europa “nada”, en realidad son medidas que terminarán obligando a los bancos absorber las pérdidas de los créditos ICO y habilitar al Estado a quedarse con parte de las empresas que no puedan devolverlos, con lo cual el Estado pasará a ser en parte dueño de pequeñas empresas quebradas.
Este sistema no es nuevo, ya lo usó la dictadura del general Lanusse en la Argentina de los 70, con su ministro de bienestar social Francisco Manrique, proceso ruinoso y corrupto que tuvo como resultado que el Estado se hiciera cargo de infinidad de empresas quebradas de amigos del gobierno, que de por si eran inviables, y las acreencias a los bancos fueron a parar a la famosa “deuda externa” argentina.
Cuando nos parecía que ya basta por hoy, la usina redonda nos regaló un show trumpeano en las escalinatas de la Moncloa para ridiculizar al jefe de la oposición, pero de como salvar la temporada turística de verano “nada”.
Portal de América