El Turismo es un gran invento
Lunes, 13 Julio 2020 08:27

El Turismo es un gran invento

En las calurosas noches del julio madrileño, la plataforma de películas Flix Olé, que posee una excelente colección de películas españolas, principalmente del siglo pasado, nos regaló una obra para analizar: “El Turismo es un gran invento” con un excelente reparto en el que se destaca el “entrañable” Paco Martínez Soria. Ambientada y filmada en 1967, cuando el turismo y la clase media se consolidaban en España, pilares de la exitosa “transición” que se produjo una generación después, (según los parámetros orteguianos de períodos generacionales de 15 años), nos cuenta la divertida historia de un pueblito aragonés que quiere transformarse y modernizarse, utilizando la panacea del turismo para la tarea.

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por Ramón de Isequilla, desde Madrid - @ramonpunta

 



Los primeros 7 minutos y medio de la película se constituyen en la más completa pieza publicitaria del turismo de sol y playa (único símbolo del turismo en esa época) que ningún marketinero millennial pudiera nunca concebir.

Salvando las distancias, el tema podría trasladarse a hoy: la España profunda, la España vaciada, que no se resigna a que los jóvenes se marchen en busca de oportunidades. Con las características sociológicas de la década del 60, con fuertes tradiciones, muestra una situación en la que, si bien conducen los hombres la vida de la comunidad, en realidad son las mujeres las que llevan la batuta, para desmentir al “comunismo feminista militante” actual.

Las autoridades del pueblo, encarnadas y lideradas por el alcalde, deciden hacer una investigación de mercado y un embrionario benchmarking, en el lugar emblemático del turismo de ese momento, “Marbella” y específicamente en su epicentro el “Meliá Don Pepe”. Para solventar la tarea recurren a graciosos empréstitos locales y aportes del “notable” del pueblo, que gastan sin conciencia y sin control, solicitando por telegrama reposición de los fondos, para ellos cuantiosos, pero para afrontar los gastos del destino turístico totalmente insuficientes.

Una serie de graciosas situaciones equívocas recurriendo a estereotipos, no le quitan la profundidad del film para interpretar una época y un lugar que, vistos medio siglo después, nos recuerdan situaciones de las que fuimos testigos y muestra a las nuevas generaciones como fueron los primeros pasos del turismo en España, las circunstancias que se vivían y las expectativas e ilusiones que provocaba.

El turismo embrionario de sol y playa que luego abrió un abanico de posibilidades, abarcando todo tipo de especialidades, como el urbano, el cultural, el rural, el de naturaleza, el de negocios, etc, refleja su carácter masivo, impulsivo, aspiracional, y abusador en el uso de los recursos naturales y transformador de las conductas sociales. El cemento llega a la costa mediterránea para alojar y entretener al nuevo consumidor masivo, el turista.

La conclusión de la película, como era común en esa época, es un final feliz, pues pese a que no logran transformar el pueblo en un imposible destino de sol y playa, recuperan la alegría de vivir y la esperanza, bailando y cantando alrededor de un cartel que anuncia “Próxima Inauguración del Parador Nacional de Turismo” motivado por la llegada de una carta del ministro citándolos a una audiencia en Madrid para escuchar su propuesta de transformación turística del pueblo, ignorando quizás los partícipes del festejo que están sembrando la semilla de lo que luego sería el exitoso turismo rural, al cual “Paradores de España” una de la herramientas desarrollada por Manuel Fraga Iribarne, prestó un incalculable servicio.

Portal de América

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