Es muy “progre” atacar al turismo
Lunes, 22 Junio 2020 10:58

Es muy “progre” atacar al turismo

Los datos aburren pese a que al periodismo no especializado parece que es lo único que le interesa del turismo; datos vacíos, sin analizar, sin contrastar, sólo para poder titular rimbombantemente y después no decir absolutamente nada en el cuerpo de la nota.

SACRAMENTO radisson
Fiexpo 2024 1250x115
CIFFT 1250x115
TSTT-1250x115
Mintur verano 1250x115
Arapey 1250x115
SACRAMENTO - proasur


por Ramón de Isequilla, desde Madrid @ramonpunta

Sin embargo, hay una serie de datos (tranquilizaos que no los voy a traer a esta nota) que convergen en una única realidad: España no puede vivir sin el turismo.

Las ideas totalitarias decimonónicas siempre despreciaron a los “servicios”, no por la dignidad de la persona que decían defender, sino porque los prestadores de servicios son personas libres, a las que es muy difícil dominar y engañar.

No hay actividad más digna que el “servicio”, y dentro de los servicios incluimos al turismo en todas sus expresiones, cuestión que no es compartida por la progresía mediática que tacha a España en forma despectiva como “país de camareros”.

Trabajo precario, salarios paupérrimos, estacionalidad, conceptos defendidos por el ministro de consumo, son avalados por ríos de tinta de periodistas multiempleo provenientes del mundo del turismo (aunque no lo sabían) y a los cuales el fracaso personal en su trabajo les dotó de un gran resentimiento con la actividad.

Los mismos están felices (como algunos gobernantes) con el Covid, pues es la oportunidad, como ellos dicen de “cambiar el rumbo”, en otras palabras, debajo de ello está el objetivo de cambiar el régimen constitucional que nos dio 40 años de éxito y crecimiento.

Como no podía ser de otra manera comienzan describiendo como origen de todos los males a los “fondos buitres”, aunque estos sean propietarios de un mínimo porcentaje de los  inmuebles que se utilizan para el alquiler turístico, omitiendo informar por ignorancia o por malicia, que esos fondos lo forman cientos y miles en algunos casos, de pequeños ahorristas que refugian sus ahorros del trabajo de toda su vida (tema que no entienden pues nunca trabajaron)  en empresas que adquieren y administran inmuebles para obtener una rentabilidad.   

Con sus pomposos títulos de ecologistas, obtenidos no se sabe donde, se indignan porque en las escuelas de turismo se enseñe solamente a “servir al cliente” (sic) y que sea en algunos casos “la única alternativa de los pobres”, repitiendo sus mantras sobre lobby turístico y lobby inmobiliario, personeros de la odiada segunda residencia, que debería ser remplazada por monoblocks del estado para pasar las vacaciones planificadas por el estado, típicos de economías comunistas.

Reunidos en chiringuitos subvencionados con fines poco claros, atacan a las asociaciones empresariales del turismo, tildándolas de “grupos de presión” y atribuyéndoles oscuros intereses.     

Sus críticas son a todas las variantes de los tipos de turismo, desde el de “borrachera”, este criticado únicamente por la presión social y rechazo generalizado (no por reprobar la “vuelta borracha”), pasando por todos los sectores  hasta llegar al golf, el deporte  favorito de los malos según su visión. También están  indignados porque en la Bolsa las acciones de las cadenas hoteleras subieron luego de anunciarse la reapertura de fronteras, eso que le vaya bien a la economía no les va.

Es muy gracioso ver que los mismos que decían, que los alquileres turísticos eran la ruina de los inquilinos, cuando hubo un pequeño repunte del alquiler residencial dicen: “lo que veremos es una estrategia de los inversores para pasarse al circuito residencial haciendo más vulnerables a los inquilinos” (sic).

Como prevén con sus profundos conocimientos ecologistas que el “cambio climático” hará desaparecer muchas zonas turísticas, los males del turismo se trasladarán a otras zonas que todavía no lo sufren. O sea, el turismo es intrínsecamente perverso, sea donde sea, y ante el “peligro” que se extienda a zonas no “turistificadas”(sic), aconsejan “planificar”, pues el fondo de la cuestión es que ante el peligro que la gente sea libre y haga lo que quiera, el remedio es la “planificación”, en otras palabras, que el estado todopoderoso nos diga que tenemos que hacer.

Por último, otro de los pecados que le atribuyen al turismo es que con el progreso que provoca en las zonas en que se desarrolla, promueve la ampliación de las infraestructuras, desviando el dinero de los impuestos a realizar obras públicas, cuando estos tendrían que dedicarse al asistencialismo clientelista.

Portal de América

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.