por Bárbara Gimpel, desde Punta del Este
Leyendo el artículo ya ni siquiera quedan las ganas de esbozar una sonrisa y uno solo atina a preguntarse ¿cómo pueden pasar cosas así? ¿cómo un país que debiera tener más que clara su consciencia turística no articula áreas de interacción público-privadas para que estas cosas no sucedan? y ¿cómo es posible que no se atienda en forma inmediata esta urgente situación y se tomen las medidas lógicas que protejan el destino de determinadas zonas que sabemos son la puerta de entrada o visita obligada de la ciudad con mayor flujo de turistas del país?
En el artículo publicado este domingo por El País de Montevideo se informa de una bizarra situación donde frente a la entrada principal del hotel boutique AK Design, que invirtió en ese proyecto (apostando a una zona con enorme potencial pero que aún tiene mucho por mejorar en servicios, señalética, seguridad, propuestas y demás) nada menos que U$S 3.000.000 confiando en una visión de país turístico, el estado no halló nada más creativo que instalar un refugio para indigentes.
Desde su apertura en 2013 “se colocaron plantas y macetas que fueron vandalizadas por parte de personas que pasaban por el lugar o barritas que aprovechan la noche para hacer daño”, por lo mismo, la empresa resolvió retirar las macetas. “La puerta y su enorme vidriera lateral quedaron al descubierto y rápidamente comenzaron a recibir a un "visitante" que las tomó como su casa. Orinaba, defecaba y comía en el mismo sitio, todo a la vista de los turistas que pasan por la peatonal. El olor se hacía insoportable y las chicas del hotel salían a limpiar todo aquello” dice la nota.
No quiero ni siquiera imaginar qué tipo de idea se le puede pasar por la cabeza a alguien para considerar que frente a un hotel de primera línea, en una zona histórica, patrimonial, donde arriban cruceros y pasean miles y miles de turistas al año, es viable instalar un refugio de indigentes. Tampoco logro, y eso que me considero una persona de mente amplia, entender quien pudo avalar y ejecutar esa idea.
Según lo que reza el artículo “apenas se supo que el Ministerio de Desarrollo Social había contratado a la ONG "A redoblar" para instalar un refugio masculino y que la organización había elegido un local abandonado situado en Cerrito 261, frente al AK Design, el en aquel entonces gerente del hotel, Luis Lavista, advirtió inmediatamente que el refugio no era compatible con una zona destinada a recibir turistas, y anunció que vendrían "personas de mal vivir, de mala presencia, mala higiene, incluso bajo efectos del alcohol o las drogas" y que seguramente muchas de ellas se quedarían tiradas en el suelo esperando que abriera el local, tal como ya había sucedido en otros refugios”. Puro sentido común.
El entonces ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, le respondió que solo era una "prueba" por tres meses. Sin comentarios.
La esquina turística de Cerrito y Pérez Castellano en plena Ciudad Vieja, está convulsionada y atraviesa serias dificultades. "La convivencia entre el turismo y las personas en situación de calle se ha vuelto imposible". Varios comercios cerraron y otros van por el mismo camino, aseguran varios empresarios de la zona. La secuencia fotográfica muestra sólo algunos, contamos casi una docena en dos cuadras.



¿Cómo se resolvió parcialmente la primera incongruencia?
Resumiendo, la puerta de la sala de conferencias dejó de ser utilizada y para solucionar el problema, el hotel decidió colocar tres líneas de "púas" metálicas en el marco de la vidriera que da a la peatonal. El edificio vecino fue más allá, enrejó sus accesos.

Si bien el huésped sigue en la zona esta solución logró alejarlo de la vidriera del hotel. “Ahora se corrió unos metros y pasa las horas en otras vidrieras o entradas de comercios o viviendas. Los vecinos aseguran que el "visitante" ingresa todos los días al refugio de la calle Cerrito.”
Hoy, un año después y en vísperas de una nueva temporada de cruceros no solo se puede ver “personas tiradas en el piso, frente al refugio, algunos con colchones. Otros también en situación de calle que no van al refugio se concentran en la esquina o los alrededores y muchos de ellos pasan allí todo el día tomando alcohol y mangueando a los turistas”, sino que se redobla la incongruencia.
Incongruencia 2: ¿No quieres sopa? Dos platos. Primero el MIDES y ahora la IMM
El gobierno municipal de Montevideo “mediante la acción de un funcionario detectó riesgos en dicha solución”, decidió que la medida de hileras metálicas de púas no era “amigable” e intimó al hotel vía cedulón el pasado mes de agosto. Debemos señalar que las hileras de púas sólo impiden que las personas se "instalen" en el ancho borde del ventanal pero ahora la empresa deberá enviar un representante a presentarse ante el Centro Comunal Zonal 1 y la Comisión Permanente de la Ciudad Vieja. Si no fuera demasiado banal la expresión amerita un gigantesco ¡¡Plop!!
Hablando en serio, resulta difícil rebatir una situación que se cae de madura. Podríamos hablar de criterio, planificación y hasta de sentido común…pero puestas las cosas así las palabras sobran.
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