por Lic. Alejandro Spera - @alejandrospera en Twitter

Cada medianoche, luego de la intensa operación del metro, un ejército de más de 10.000 colaboradores llevan adelante unos 2.600 trabajos de mantenimiento programados a lo largo del sistema, incluyendo la reparación de vías, equipos y demás tareas especializadas. 

Para efectuar la planificación de los trabajos, un modelo de simulación integral, asigna y optimiza los planes, horarios y duraciones en base a las necesidades establecidas.  Desde una mirada basada en un algoritmo único en su tipo, puede combinar acciones y recursos de forma eficaz y eficiente.  Sin embargo, la aprobación final está a cargo del capital humano, que puede priorizar una reparación urgente, al tiempo que obliga al sistema a acomodar las demás tareas de forma automática.

Antaño, la programación llevaba más de 2 días al mes a un equipo interdisciplinario de la organización, y aún así, se duplicaban tareas, otras quedaban diferidas y existían errores. 

El principal valor agregado del sistema diseñado para el Metro de Hong Kong es la incorporación de la experiencia y know-how de muchos años, a través de un pormenorizado estudio de los procesos de decisión relacionados a la ingeniería aplicada, todo ello transformado en criterios que sirven de insumo junto a las reglamentaciones de seguridad establecidas en el programa general.   Esta es una muestra de la inteligencia artificial aplicada a la organización de procesos de trabajo, y el resultado cuantificable se traduce en un ahorro de más de 800 mil dólares al año en horas-hombre.

Si extrapolamos este modelo a la aviación, existen programas como el “Fleet Watch”, que utilizaba la compañía aérea PLUNA, con óptimos resultados en la gestión operativa, para el manejo de tripulaciones, minimización del impacto sobre demoras, acceso a la información de vuelo en tiempo real, con una interfaz específica para asignación de tareas programadas de mantenimiento.  Este software desarrollado por SITA, la organización especializada en comunicaciones y TI para la aeronáutica., logró un excelente desempeño cuando la flota conformada por la exaerolínea de bandera sumaba 13 aeronaves operativas Bombardier CRJ900 con capacidad para 90 pasajeros. 

Mediante la utilización de esta herramienta, se generó la flexibilidad y precisión necesarias para la implementación del Hub del Sur (centro de conexiones) desde el Aeropuerto Internacional de Carrasco, con más de 250 vuelos semanales que conectaban la región del Cono Sur.  Aunque este fue otro de los intangibles perdidos con el cierre de la aerolínea, apenas sirvió como muestra del uso de tecnología del primer mundo e inteligencia artificial aplicadas al transporte en nuestro país, y brindó el marco de soporte para alcanzar una puntualidad superior al 90%, uno de los desafíos más importantes en la gestión de la aviación comercial uruguaya de los últimos años. 

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