En el comienzo del diálogo, Agazzi admitió que “fuimos un poco idealistas, porque pensamos que con una subasta cristalina, bien hecha, y diciendo a todo el mundo que se presente, iba a aparecer alguien que pusiera la plata y los comprara”.

Justificó la idea votada por el Senado con votos oficialistas porque si el Estado adquiriera el boleto, “después, más tranquilo el Poder Ejecutivo puede encontrar una manera de que finalmente se llegue a formar una empresa de aeronavegación. Con el boleto de compra en la mano y sin el plazo que vence mañana”.

Consultado acerca del costo político que podría significar para el Frente Amplio si se vence el plazo y no se cobra la garantía, Agazzi estimó que la propuesta surgió como la posibilidad de dar “otra herramienta” al Ejecutivo.

“El riesgo de que se termine todo y el Estado cobre el depósito que se hizo en el BROU, es que después no tenemos más opción. Los aviones quedan en el fideicomiso y después corre la quiebra judicial. O sea, van a estar los aviones no sé cuántos meses o años, mientras corre la quiebra”.

Retomando el objeto de la pregunta relativizó que “desde el punto de vista político, lo más importante es si de todo esto puede emerger una aerolínea de bandera nacional y que no le cueste nada al pueblo”.

Y aseguró que con esta idea permanece “viva la posibilidad de formar una empresa”.

El Ejecutivo tiene tiempo hasta este miércoles 31 hasta las 23.59 para definir entre las propuestas recibidas, respecto al destino de los siete aviones subastados el pasado 1 de octubre.

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