Festival de la Piña en las Bahamas
Martes, 13 Abril 2010 13:13

Cuando los primeros colonos desembarcaron en el Caribe y más precisamente en el archipiélago de Eleuthera en 1648, descubrieron una fruta singular: la piña.
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Compartieron entonces sus víveres con las tríbus indígenas locales Arawak y Carib y aprendieron a cocinar la piña, que se convirtió en la base de su alimentación. La cultivaron desde 1722, introduciéndola en Hawai en 1892 antes de exportarla al mundo entero.

Creado en 1988 para recordar que Eleuthera fue la primera isla en cultivarla, el Festival de la Piña tiene lugar todos los años a principios de junio. Durante cuatro días, rinde homenaje a  los numerosos agricultores que la cultivaron por su enorme contribución a la comunidad. Una  magnífica excusa para unir a bahameños y visitantes de horizontes muy diversos y hacerlos  participar en sus festividades.

El programa es el siguiente: degustaciones, concursos de  recetas a base de piña, música, baile, concursos de pintura de piña y hasta el insólito piñatlón: ¡un triatlón de piñas!

Más que una fruta, la piña ha sido siempre un símbolo en las Bahamas. Los Indios Carib le asignaban una importancia capital, muy por encima de su delicioso aroma perfumado o sus  virtudes nutritivas. Durante los rituales celebrados durante la pubertad por los jóvenes  varones, por ejemplo, éstos últimos debían correr sobre avenidas estrechas bordeadas de espinas de piña para demostrar su valentía. Por otro lado, cada hogar colgaba una piña en la puerta como símbolo de bienvenida para los extranjeros.

Hoy, esa tradición perdura, y la piña está considerada como un signo de hospitalidad.

Eleuthera toma su nombre de la palabra griega que significa «libertad». Fue el refugio de los  primeros colonos que huyeron de las persecuciones religiosas en Inglaterra a mediados del siglo XVII. La isla acogió la primera capital histórica de Bahamas en la pequeña isla de  Harbour Island, Dunmore Town. Ese archipiélago alargado de 160 kilómetros debe su reputación a sus pequeñas piñas perfumadas, sus idílicas playas desiertas y sus pequeños  pueblos llenos de encanto.

No hay que perderse el sorprendente paisaje que ofrece el Glass Window Bridge, con el contraste azul marino del Atlántico agitado y profundo y la  tranquilidad de las aguas turquesas y rodeadas de arena por el otro...


fuente: expreso

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