Carnaval de La Pedrera: deberíamos aprender la lección
Miércoles, 22 Febrero 2012 01:27

Carnaval de La Pedrera: deberíamos aprender la lección
Lamentablemente, las costumbres de quienes participan en los eventos públicos, de un tiempo a esta parte han variado drásticamente y están terminando con una forma de vida, con una manera de ser, con un estilo de sociedad, con los códigos de convivencia. Creemos que no se debe asistir pasivamente a este cambio radical de las reglas de juego. Pasa en el deporte, especialmente en el fútbol, pasa en los boliches nocturnos y en cualquier otra instancia donde se nuclee mucho público como por ejemplo, el Carnaval de La Pedrera.
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Los nuevos bárbaros desplazan a las personas normales, a las familias y a todos aquellos que tradicionalmente, asisten a un partido a ver fútbol, a una discoteca a bailar y a disfrutar de la música y al carnaval, quizás a exteriorizar un poco más de energía pero jamás, debería ser para cometer excesos que generen muerte, desorden y arruinen los planes de la mayoría silenciosa que rodea a esta nueva categoría de seres vivos.

Nótese que no mencionamos la palabra juventud, tampoco jóvenes y mucho menos, dijimos seres humanos, por si no se entendió, escribimos seres vivos.

La pasta base, el alcohol en exceso y quizás mucho resentimiento, son los motores que seguramente movilizan a quienes generan tanto daño.

Tenemos una muy fuerte convicción democrática, la misma que hemos puesto de manifiesto siempre, a lo largo de nuestra vida y por ello, como amantes de este sistema, reivindicamos el derecho de la mayoría y exigimos que la justicia se encargue con todo el peso de la ley, de terminar con estos atropellos de una buena vez y para siempre.

Cuando éramos nosotros, parte de los animadores de la movida y ¡vaya si lo fuimos!, disfrutábamos todo lo que podíamos, teníamos buen ingreso y por ejemplo, no nos privábamos de beber cuanto queríamos a lo largo de la noche. Alguna vez, muy excepcionalmente, se nos puede haber ido la mano con las copas pero jamás, ese estado nos envalentonó ni nos motivó a generar problemas.

¿Éramos especiales?

Absolutamente no.

Vivíamos en una sociedad que tenía sus códigos y conocía sus límites y sabíamos de sobra que si los traspasábamos, deberíamos pagar nuestro precio.

¿Con la justicia?

Si, claro, pero fundamentalmente, el más oneroso, era el que debíamos honrar con nuestros pares.

Ahora, al parecer, a nadie le importa nada y en una especie de orgía masoquista nos involucran a todos.

Cuando alguien de nuestra familia sale, ya no importa si a  divertirse o a trabajar, automáticamente, comenzamos a rezar para que regrese sano y salvo.

Cada día escuchamos a más gente, pronunciar la promesa temeraria e impensada. hace poco tiempo.

"Si me tocan a un hijo no respondo de mi".

Sentimos muchas cosas. Desesperanza, bronca, miedo, incredulidad, pero el denominador común del sentimiento, de cara al nuevo estado de cosas, el sentimiento que predomina, es: ASCO.

Portal de América.

Comentarios  

estimado Negro como dicen los ingleses "I couldnt agree with yo more". Esto si las autoridades y sobre todo ls ¿justicia? no le pone limites, no se sabe como acabará. Rige la ley de la selva.
un abrazo
emedeka

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