Luego de más de tres semanas de salir de casa, hay costumbres que en el inconsciente comienzan a aparecer y a demandar, y el sábado, camino al aeropuerto de Estambul para tomar el vuelo hacia Tel Aviv, hicimos el comentario: "en Tel Aviv hay muchos rioplatenses y hay parrilladas, mañana domingo vamos a buscar una". La tirita de asado premium bien cocida como nos gusta, la veíamos en Cinemascope (alguien que le explique a los millennials y a los Z *). Nos imaginábamos también el deleite paisajístico y la inmersión histórica y cultural de esta semana. Pero la realidad es como el amor de "Tango feroz", es más fuerte. Ni tirita ni inmersión, ni siquiera una remojadita de historia o de cultura y aunque no haya Covid, en esta ciudad de Tel Aviv a los turistas nos toca aislarnos en los hoteles. Está casi todo cerrado fuera, también dentro del hotel, salvo para el desayuno. En los alrededores algún minimarket abierto y para comer, el delivery es la única opción para no morir de inanición.