por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter

Liverpool

Con el respeto por los amigos negriazules que tengo, quiero decir que si bien deploro la forma de manejar las cosas importantes que tiene la Asociación Uruguaya de Fútbol que genera la locura de fijar un partido decisivo en la cancha habitual del visitante cuando el local se está jugando el descenso, la decisión del presidente de Liverpool Palma, de no habilitar las cabeceras populares y fijar precios de ópera en las tribunas habilitadas para que no asista al partido la hinchada de Peñarol, si bien causó impacto por su originalidad, es una medida que seguramente generará más problemas aún.

Si bien nunca estuve ni estaré de acuerdo con los energúmenos que conforman la "barra brava" de Peñarol, fiel reflejo de la degradación social que sufre el país, no puedo negar su existencia y lamentablemente en su pretendido "amor" a los colores, se las ingeniarán para hacerse ver, oír y sentir y seguramente deberemos lamentar dentro de pocas horas alguna desgracia.

Pero además de ello, Palma castiga de esta forma al hincha común, al cliente del fútbol que sostiene este deporte que de ninguna manera puede pagar más de mil pesos un boleto.

Palma debería ser lo suficientemente inteligente como para tener entendido que el dinero en el fútbol no siempre es un salvoconducto, Poseedor de una billetera envidiable no ha tenido ni la visión ni la idoneidad como para elegir a sus representantes deportivos y así está su club, corriendo el riesgo de irse a la Segunda División y de eso, nadie tiene la culpa más que él.

Además sienta un peligros antecedente, el cual en un ámbito en el que poco se piensa y mucho se copia, puede causar estragos.

Ojalá la realidad le indique a este señor que después del domingo, se habrá consumado además del resultado deportivo que si hay lógica lo dejará con las manos vacías, un gran daño a su propia institución, al privarla de una excelente recaudación como la que hubiera logrado si fijaba precios normales.

Y Dios quiera que no deba cargar en su conciencia males peores.

Defensor Sporting

También tengo buenos amigos "tuertos" y sinceramente estoy muy feliz por ellos, de cara a la sensacional actuación del equipo en la Libertadores. Nunca pensé que llegaría el día que quisiera que ganara un equipo al cual en algunos momentos llegué a odiar (con la salvedad que era solamente el odio deportivo porque me amargó más de una tarde) como lo deseo ahora y realmente quiero que llegue lo más alto que pueda y si es campeón lo disfrutaré, lo doy firmado.

Si hay una forma idónea de contarle a los jóvenes actuales "el secreto" de las hazañas del fútbol uruguayo "de antes", esa es decirles que La selección, Peñarol y Nacional jugaban así en el exterior, como Defensor. Con enormes arqueros como Campaña; baluartes como Corres y Malvino, un líder como Fleurquin y realizadores como De Arrascaeta, Gedoz, Luna y el inmenso "Nico" Olivera.

Lo de Defensor no solamente le hace bien al propio club, le hace muy bien al fútbol uruguayo históricamente referenciado apenas por Peñarol y Nacional en lo internacional.

Por ello, a este gran momento cimentado por el plantel, el cuerpo técnico y los dirigentes violetas que engrandece a la institución habría que sumarle la grandeza de sus parciales y es éste el punto al que me quiero referir.

Si bien me pongo en la piel de ellos y comprendo las enormes desigualdades que han habido y que siguen habiendo en el fútbol vernáculo, armado, sostenido y potenciado a imagen y semejanza de los dos grandes, quisiera decirles a los hinchas violetas que deberían estar a la altura de sus representantes deportivos y practicar la mesura, el buen gusto y no usar expresiones en las redes sociales que podrán ser muy entendibles pero que son realmente equivocadas.

Nadie puede negar el presente de Defensor Sporting en todos los aspectos y no solamente en el fútbol y tampoco no solamente en lo deportivo, se ha ido convirtiendo en una gran institución integral, pero sus hinchas no pueden caer en el error de creerse los únicos y agredir una y otra vez a sus pares de los grandes. Aún les falta muchas hazañas, títulos e historia para llegar a pararse al mismo nivel de la inmensa trayectoria de Peñarol y Nacional.

Por lo tanto, lo mejor es hacer lo mismo que sus jugadores, sus técnicos y sus dirigentes, sean grandes, no digan que lo son, de eso se encargan los demás.

Nos vemos.

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