Historia de amor y uruguayez
Viernes, 14 Septiembre 2012 11:12

Aquí solo falta Sofía, que aparece más abajo y la o el  que viene en camino. Están: Thiago en plena morisqueta, Lucas en primer plano y Martina. Esto es lo mejor que me dejó Pluna. Aquí solo falta Sofía, que aparece más abajo y la o el que viene en camino. Están: Thiago en plena morisqueta, Lucas en primer plano y Martina. Esto es lo mejor que me dejó Pluna.
Cada vez que había problemas con Pluna y se daban las movilizaciones de sus funcionarios, era muy frecuente ver las cámaras de la TV uruguaya deteniéndose en la imagen de alguna azafata rubia bien proporcionada o en los atractivos uniformes azules con corbata al tono de los tripulantes. Llegó a hablarse en alguna oportunidad de "manifestaciones de saco y corbata". En las últimas horas, el desafortunado enfoque de una mirada que podía haber rendido mucho mejor periodísticamente, al cubrir la movilización del miércoles, efectuada por ex-funcionarios de Pluna, ironizó (al menos eso dejó entrever) acerca de llegada y partida en coches particulares y la defensa de la radiación solar con la protección de anteojos RayBan...
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por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter

Hace algunos años, cuando todavía no existía ni este medio ni su antecesor, el Portal del Uruguay, mi hijo Sergio, que antes de ser veinteañero había optado por dejar la casa paterna para iniciar su primera experiencia independiente, me llamó por teléfono para decirme que le habían dado una entrevista para ver si podía ingresar a Pluna y que como no era parte de su vestuario personal en la época, carecía de camisas de vestir, corbatas y algún saco presentable (estaba bravo para ir de championes, jeans y remera)y preguntaba si lo podía ayudar.

Sin dudarlo, bajé una maleta de un placard y metí varias prendas de las mencionadas y bajé los siete pisos del edifico del Prado donde vivía por entonces y, sabedor que el único coche familiar estaba al servicio del trabajo profesional de mi esposa, me puse a preguntar cual era el ómnibus que podía llevarme a Malvín Alto, a la casa de mi hijo.

Como correspondía a mi ineptitud con los colectivos, (he gastado fortunas en taxi) descendí en la parada equivocada y bajo un sol implacable del mediodía caminé cargando la maleta (que no tenía rueditas) varias cuadras.

Esa vez Sergio no consiguió el trabajo porque debía materias de sexto grado y la exigencia era que fuese Bachiller. Dio los exámenes, pidió una nueva oportunidad y al tiempo, tuvo uniforme azul y trabajó en el Aeropuerto hasta el 2007, cuando llegó LeadGate, optó por probar en comercio exterior.

Varios años antes, a fines del siglo pasado aunque suene legendario. En el mismo edificio del Prado vivía una ex-funcionaria de Pluna con la que con el tiempo nos hicimos amigos, al igual que con su familia. Esa amiga, un día que se enteró que habría un llamado para cubrir vacantes en la empresa, entusiasmó a mi otra hija, Ximena, que por entonces trabajaba en una boutique y estudiaba Derecho. Esta vez no tuve que cargar ninguna maleta.  Por entonces, la casa de Salinas en la cual vivimos, era apenas "la de la playa" y bastó un fin de semana intensivo para que con mi portugués autodidacta la pusiese a tono para la
prueba. El inglés al igual que a Sergio, había entrado en su conocimiento como parte de la educación que con inmenso sacrificio, afortunadamente pudimos brindarles. Ximena ingresó al toque y con el tiempo, luego de años de "fuerza de choque" como es "Tráfico" en Carrasco, llegó a ser ejecutiva del OCC, el Centro ce Control de Operaciones, el cual fue presentado como "el cerebro" de la compañía por la última administración.

Llevar la maleta al rayo del sol y el curso de portugués intensivo, fueron mi "influencia" para que mis hijos entrasen a Pluna.

Porque la vida es como es y gracias a que es así, Sergio conoció en el aeropuerto a Maggie quien también vestía de azul y también revistaba en Tráfico y con ella, formaron familia y vino mi primer nieto, Thiago, el que a mi mujer le dice "Labuela" y a mi, obviamente "Labuelo" y viene otro/a en camino.

Y Ximena, también en el aeropuerto, conoció a Gonzalo el que ya tenía a Martina, quien a pesar de ser piloto, no lograba ingresar a la selecta nómina y trabajaba despachando y aportando en operaciones, siguiendo los pasos del tío Raúl. Y juntos también  formaron familia y primero vino Lucas quien nos dice "Abu" indistintamente a mi mujer y a mi y hace que se nos caiga la baba y después llegó Sofía que para Lucas es Pía y parece que así será para todos.

Esta historia simple, llena de amor, bien uruguaya, es la historia que datos más, datos menos, seguramente envuelve a las más de 900 familias de ex-funcionarios de Pluna.

¿Por qué la traigo ahora, en este espacio?

Porque detrás de cada coche que llegó y se fue con ex-funcionarios de Pluna que protegían su vista con anteojos RayBan, hay seres humanos muy parecidos al que escribió la nota pretendiendo ironizar y a quienes leen esta columna ahora y a quienes viajaban asistidos por ellos. El denominador común es que la inmensa mayoría, estudiaba y trabajaba y ganaban bastante bien, lo cual es la aspiración de todos y eso...no es pecado, debería ser generalizado y la culpa que no lo sea, no es de los que llegaron y se fueron en coche y usan RayBan. No sigamos igualando para abajo ¡por favorrrr!.


Y un "yaquestamos" de yapa

Más arriba, espero que haya quedado explicada esa gran culpa que muchos me endosan "que defiende a Pluna porque los hijos trabajan ahí". En las últimas horas, hasta por radio y no en la emisora en que trabajo, se ha escuchado que "defiendo a Campiani) y en Twitter, fui catalogado de "filocampianista" (tomá pa vos y tu tía Gregoria).

Si alguien quiere tomarse el trabajo de escribir Campiani en el buscador del Portal del Uruguay (www.portaldeluruguay.com) y en el de este PDA, pueden llegar a sorprenderse de la cantidad de artículos en los que he analizado y he opinado acerca de los errores que he visto en la gestión de el CEO de Pluna. No he visto a ningún colega decir o escribir que los directores de LeadGate tenían poses de soberbia, que tenían la gran contra de ser jóvenes, argentinos y nada simpáticos. Yo fui el que escribió que en determinado momento hacían cola para pegarle una piña a Arturo Demalde y el que dijo antes que nadie que se habían comprado al menos tres aviones de más y se habían excedido en la elección de destinos. También fui el único que criticó públicamente la equivocada postura ante las agencias de viajes uruguayas.

Ahora, si además de todo eso, quieren que diga que Campiani es ladrón, que vació a Pluna, que se llevó treinta o cuarenta pasajes, que estafó a ANCAP con cheques, que repita todas las inmundicias que alegan algunos colegas y que además aplauda un llamado a tirarle huevos a la salida del juzgado, no cuenten conmigo.

Nos vemos.

Portal de América



Comentarios  

Querido Antonio,siempre me gustó lo que escribís,sé de esas historias y estoy orgullosa de mis sobrinos,y la flia que formaron, te felicito ,un abrazo grande de alguien que los quiere mucho.
Gladys

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