por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires (¿en cuarentena policial?)

Matias Barbería escribió en Infobae que: “…Los tres sectores cuya actividad se contrajo en forma más severa: hotelería y gastronomía, construcción y servicios, concentran algo más del 16% del empleo total y son los puestos que más riesgo corren.”

Por otra parte, los índices sobre distribución del ingreso que hizo conocer el INDEC distan de ser halagüeños, tal como surge del copete. Esa estadística del primer trimestre incluye sólo 10 días de cuarentena, lo que nos hace pensar que el segundo trimestre, recién terminado, tendrá números peores.

Como se sabe muchos restaurantes, hoteles y servicios turísticos incluidos el aéreo, han registrado bajas o cierres definitivos, siendo el más resonante el abandono del cabotaje por parte de LATAM. En los otros rubros la tragedia comenzará cuando se alivie esta insoportable y dañina cuarentena, que por otra parte el estado carece de recursos para financiar. Su implementación ha sido un acto de irresponsabilidad política que justificaría la promoción del respectivo juicio político, pero sabemos que en la Argentina estos hechos no ocurren ni en los mejores sueños.

Con la fotografía del primer trimestre en la que el INDEC pone de manifiesto que el ingreso promedio mensual del estrato medio de encuestados es de  $ 30.754 (U$S 323,00 dólar solidario) y de U$S 811,00 para el estrato alto, no cabe ser optimista en torno a la reactivación inmediata ni del turismo local ni del emisivo, pese a que he podido saber que hay reservas para viajar al exterior por parte del segmento social del decil 10, el de mejores ingresos.

Es obvio que con ese sólo mercado no se puede ser optimista, que por otra parte reflejaría una peor distribución del ingreso dado que el turismo cada vez sería menos accesible para los estratos medios y bajos.

En otras palabras, el mercado del  turismo local también se verá impactado a la baja, ya que todo hace suponer que la ecuación se dará entre “mayores precios y menores ingresos”.

Todo ello sin considerar el costo que podría tener la implantación de protocolos preventivos cuyo costo  repercutirá finalmente y de modo directo en el sufriente consumidor.

Ya es común en las atenciones odontológicas, un pago “extra” de aproximadamente $ 1.200 (u$s 12,00 solidarios) para el equipo preventivo descartable que se debe usar para ser atendido.

El mercado del transporte aéreo también se verá impactado, ya que los viajes se reducirán a lo imprescindible y el “home work” se ha venido imponiendo y extendiendo, poniendo en evidencia que una mayoría de “viajes de negocios” son innecesarios.

Días pasados un gerente de una mediana empresa que tenía un gasto importante en viajes me decía que ahora había comprobado que el 85 % de los viajes que se venían realizando se podían suplantar sin problema alguno por los medios técnicos existentes, y sin mengua alguno al rendimiento o a las relaciones personales. “Será un ahorro importante”, me reiteró.

Otro ejecutivo de una empresa de “servicios informáticos” me decía lo mismo, el 85% de los problemas de los clientes se pudieron solucionar a distancia, salvo los del “hard” en los que sigue siendo necesaria la asistencia presencial.

En este caso, no sólo se viajará menos sino que también me dijo que vio que tenía una dotación que debería reducir.

Poco a poco vamos vislumbrando que para los argentinos se nos vienen tiempos de estrechez. Pero más allá, estas “centenarias cuarentenas” es obvio que tuvieron el mérito de poner en evidencia nuestra improductividad e impericia para gobernar y elegir gobernantes.

Miguel Ángel Broda le decía al periodista Marcelo Longobardi que si tomáramos como referencia de crecimiento, desde 1974 necesitamos para duplicar el ingreso per cápita 390 años. Cuando Colombia necesita 39 y Chile necesita 29 años. “Estamos en una trampa de decadencia”, concluyó.

Otro economista, Esteban Domecq, piensa: “Por cierto, la economía argentina está inserta en un contexto regional en el que  todos los países entrarán en recesión este año por el Coronavirus”. Sin embargo, la recesión será particularmente mucho más grave para Argentina por dos motivos: la vulnerabilidad económica y la rigidez de la cuarentena. Ese combo, señaló, hará “difícil que el PBI caiga menos de 13/14% con la nueva extensión”.

El turismo y el transporte aéreo se verán muy afectados, y me animo a afirmar que nos esperan años muy duros, siempre y cuando el gobierno actual y los que nos toquen, tengan la suficiente idoneidad y personalidad, de la que careció el gobierno de Mauricio Macri y que por supuesto no podemos pensar, ni en sueños, como nueva alternativa, el fracaso del PRO ha sido estrepitoso y lo continua por otros medios Larreta, en la ciudad de Buenos Aires.

El coronavirus nos puso de frente, tenemos pésimos gobiernos y no aparecen alternativas o no somos capaces de buscarlas.

El actual presidente Fernandez tampoco conoce las reglas de la buena vecindad y descalificó a todos los presidentes de la región con la excepción de Maduro, absteniéndose.

Desde esta columna les digo con respeto, no somos todos iguales…muchos somos muy diferentes…

Portal de América