por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Las comparaciones suelen ser odiosas porque es muy difícil encontrar semejanzas, relaciones o diferencias, pero a veces, no obstante, son útiles para saber dónde estamos parados.
Ryanair es una empresa irlandesa, líder en eso que se ha dado en llamar “low cost”, opera 350 aviones B 737 800 NG, sus rutas promedian las 750 millas y por el momento solo opera dentro de la Unión Europea, brexit mediante.
Lo que creo que vale, no para comparar, pero si para ponderar uno de los problemas de Aerolíneas Argentinas/Austral, ARG en adelante, es la cantidad de personal que emplea.
Según el presidente de Aerolíneas Argentinas son 12.300 sus empleados y Ryanair tiene una plantilla de menos de 12.000 personas y opera 350 aviones contra 65 de la primera.
Tengo en cuenta que ARG opera rutas de corto, mediano y largo alcance, y que Ryanair terceriza varios de sus segmentos laborales, entre ellos los servicios de “check in” en los aeropuertos, que no tiene oficinas “a la calle”, y esencialmente que opera en economías mucho más racionales, estables y por tanto predecibles que la nuestra. Diría que opera con otra cultura empresaria.
Pero esa comparación, con las salvedades hechas, nos demuestra que ARG tiene exceso de personal, y que ese problema en algún momento debe ser enfrentado, como lo hizo Iberia durante varios años con un nivel de desocupación general de más del 25% y como lo está a punto de concretar Alitalia, al borde de su quiebra y en un pais también complicado. En ambos casos se llegó y se llega a una adecuación de la dotación negociada con los gremios de la actividad, entre otras reformas. No es la única ni las mas importante.
No cabe duda que los mismos reproches que Mauricio Macri ha hecho con relación a la cooperativa Sancor, de los que da cuenta Luis Majul en el diario El Cronista, valen para ARG que de hecho estaría por lo menos en situación de concurso preventivo.
En otra parte de la nota que publica La Nación, el Señor Dell Acqua se pregunta y responde: ¿Cómo es el negocio de la aeronavegación? Es una industria muy nueva, de sólo 70 años, que se consolidó con una competencia y una cooperación entre aerolíneas.
Pero antes había dicho que “Nosotros competimos hoy con una empresa que se define como low cost, como es Andes, y en valores concretos, en números, nosotros en Córdoba pusimos un vuelo para ir de allí a Mar del Plata. Y Andes también lo puso. ¿Qué pasó? Aumentamos el número de vuelos respecto del año pasado”.
Es bueno que se aumente el número de vuelos, pero ello cuando la empresa es rentable. Andes es una empresa privada, que no recibe subsidios y depende de sus negocios para existir. Como lo dice el propio Dell Acqua, a ARG la bancamos todos los argentinos ya que en caso contrario difícilmente podría no solo haber puesto ese vuelo, sino mantener la actividad.
En este caso la comparación no es válida porque son muchas más las diferencias que las semejanzas. Lo que sería válido es que con ese vuelo Andes no pierde dinero y muy probablemente ARG si, ya que aunque la ruta operacionalmente sea rentable, el costo de estructura estimo genera pérdidas.
En el transporte aéreo no solo existe desde hace unos 30 años un alto nivel de competencia, sino que además las tarifas nominalmente se mantienen estables, lo que significa que se abaratan en valores reales, razón por la cual la actividad mantiene muy buenos índices de ocupación.
El error que se continúa cometiendo en mi leal saber y entender, es que no se advierte que no solo la empresa como tal debe ser reestructurada, sino que también todo el régimen legal de la actividad debe ser actualizado.
Aerolíneas Argentinas no se arreglará solo con mayor prolijidad en su gerenciamiento, su negocio como tal deberá ser adaptado a la realidad, a la dinámica realidad de la actividad.
Lo esencial es contribuir a formar una nueva cultura aeronáutica y esa es la tarea que aún no se inició.
Una vez más, vemos que las buenas intenciones no se pueden negar, pero tampoco podemos negar que son suficientes por sí mismas.
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