por  Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

No creo que el transporte aéreo en la Argentina esté en buenas manos, un especialista en equipos de diálisis en la ANAC, una ex CEO de la industria automotriz en Aerolíneas Argentinas y Austral y  el ministro del área Guillermo Dietrich -“el ciclista”- un orgulloso “ironman finisher” que realmente no parece estar a la altura de los tiempos, y no lo digo porque viaje en bicicleta y llegue transpirado a sus destinos, como se lo vio por TV más de una vez, sino por el tenor de sus declaraciones que me hace pensar que más vale que le transpirara el cerebro.

Por eso no me llama la atención las declaraciones que dio cuenta el portal Aerolatin News y que más adelante refiriéndose a Aerolíneas Argentina y la gestión de doña Isela dijera  que: “…Respecto del plan de operaciones para Aerolíneas Argentinas que la CEO de la compañía, Isela Costantini, iba a presentar, el ministro eludió ponerle una fecha precisa. Planteó que se está trabajando y "encontrando oportunidades de mejoras todo el tiempo en todos los aspectos, con posibilidad de reducción de costos del 30 o 40 por ciento". Afirmó que la tarea tiene "buena receptividad" en los distintos sectores de la empresa y que Macri "ha dispuesto un montón de recursos para que la adaptación se haga en el tiempo y que la sustentabilidad se logre en el año tres o cuatro"

Pasaron ya más de cien días de gobierno y aun se habla de posibilidad de reducción de costos de esa magnitud, lo que  implicaría desde ya una reducción de la empresa, ya que se supone que esa reducción se realizará sobre costos innecesarios, exceso de personal, remuneraciones excesivas, y eventual exceso de flota o flota inapropiada. Esa decisión exige un diagnóstico y un plan operativo de por lo menos de un trienio. Los costos deben tener  relación con la productividad y rentabilidad y debe analizarse ruta por ruta para precisar el resultado de los costos variables y el impacto en los resultados de los costos fijos. Aun se carece de ese diagnóstico que parecería obvio. Lo que preocupa es que la licenciada Isela Costantini lo primero que estimó  fue la necesidad de contar con un aporte del estado de mil millones de dólares que obviamente el presidente rechazó según información periodística divulgada días pasados.

Empecemos por una simple lección de instrucción cívica de colegio primario.  El Congreso de la Nación le fijó a Aerolíneas Argentinas un subsidio o aporte, llamémoslo como se quiera, de u$s 350 millones para el presente ejercicio. Es decir el gerenciamiento de la empresa se debe planificar teniendo en cuenta ese límite  y de ser necesario deberá pedirse al Congreso una ampliación de esa partida sustentando debidamente la solicitud.

Será el Congreso el que deberá fijar las prioridades de un presupuesto para disminuir el déficit fiscal primario que es del 4,5% del PBI

El Poder ejecutivo administra el presupuesto aprobado por el Congreso y no debería alterarlo salvo casos de excepción.

Previamente el Ministerio de Transporte se supone que tendría que haber diseñado una política de transporte, estableciendo las respectivas prioridades.

En diversos reportajes el presidente Macri reconoció que mueren nueve mil personas por año en accidentes ocurridos en las pésimas rutas argentinas. El país debe incrementar su producción para poder a su vez exportar más, pero la infraestructura existente no solo dificulta el transporte hasta los lugares de salida,  sino que lo encarece de tal modo que nuestra producción exportable queda fuera del mercado por una cuestión de costos y precio.

Me pregunto, la cuestión de Aerolíneas Argentinas tiene que ser vista en esta perspectiva y no parece razonable que ante esas prioridades esenciales para promover el bien común generando no solo trabajo y facilitar la productividad y competitividad de nuestra economía, sino lo más importante  disminuyendo la escalofriante cifra de muertes en accidentes, se pidan mil millones de dólares.

Isela Costantini, debió partir de esa base de lo que factura la empresa y del aporte fijado por el Congreso de la nación y ese debió ser su objetivo de inicio, y con esos dos elementos debió haber diseñado una política y hacérsela conocer al personal por medio de los gremios a las 48 horas de su asunción.

Pues bien, debió explicar  los límites existentes y las prioridades sociales que debían satisfacerse inicialmente para los sectores más pobres y marginales. Lamentablemente se dejó pasar ese impacto que causa en una sociedad la gestión de un nuevo gobierno y me resulta inaceptable que aun no se sepa, como lo declaró el ciclista Dietrich, el plan de operaciones de  la empresa que a esta altura suena como un maquillaje o tatuajes  de baja calidad.

Pero como lo explicaba Francisco Olivera en La Nación, el sábado 26, la licenciada Costantini, ya se enredó en la maraña sindical y desde ese momento todo le será más complicado y además perdió la iniciativa. Toda su gestión será a partir de ahora defensiva. Así lo explicaba Olivera: “…Costantini lo habló también con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. ¿Cómo dejar caer rutas internacionales, como le piden, y enfrentarse con los sindicatos?

Para no herir susceptibilidades con su pasado reciente en la chilena LAN, ante las primeras diferencias, Lopetegui decidió dejar la conversación en manos de Mario Quintana, el otro coordinador económico. Costantini volvió a reunirse con los dirigentes gremiales, acordó con ellos reducciones de frecuencias a Río Gallegos y a Brasilia y le presentó a Macri un plan alternativo, para el que aguarda ahora una respuesta”

Cuesta creer que aun la licenciada Costantini no sepa o no pueda explicar ¿Por qué motivo Aerolíneas Argentinas pierde dinero en las rutas internacionales y en su caso las causas son reversibles?, y para ello se respalde en los gremios ya que a parte del personal los vuelos internacionales les generan beneficios adicionales, por lo pronto en concepto de viáticos. Esa no es una razón para llegado el caso discontinuarlas, si realmente no  se las puede convertir en rentables

Hay situaciones que exigen respuestas acordes con la gravedad de la situación para superarlas lo más rápido posible.

El personal de Aerolíneas Argentinas en especial y la gente en general sabían y saben de la precaria situación de la empresa y esencialmente que se mantiene en funcionamiento por los  millonarios aportes del estado, imposibles de continuar realizando.

El Ministro Dietrich, nuestro “ironman finisher” demostró su confusión y   desconocimiento del tema sobre la cuestión de los “cielos abiertos” posiblemente porque recibió el asesoramiento del administrador de la ANAC, que su sabiduría sobre los equipos para diálisis que nada niega, o de la Presidente de ARG que nos podría enseñar a elegir un vehículo sobre otro.

Los ejemplos que puso son categóricos, porque se trata de empresas integradas que buscan operar en toda la región. LAN primero constituyó filiales en Perú, Colombia y Argentina y luego LATAM para operar en “cielos abiertos” en toda América del Sur. Lo mismo AVIANCA-TACA y la más pequeña “Amaszonas” que acaba de constituir su filial Paraguay  y operar en Uruguay con BQB, lo que posiblemente la convierta en un sustituto de Pluna.

Eso señor ciclista and “ironman finisher”, es una forma de armar “cielos abiertos de hecho” y usted pide que esas empresas vengan al país, sin advertir que si mantenemos nuestra legislación a la cual por otra parte se trampea con el decreto 52/94, a un artículo del Código Aeronáutico (el 99 que establece la mayoría de la propiedad el capital de sociedades que exploten servicios de transporte aéreo debe pertenecer a argentinos nativos)estamos demostrando una hipocresía propia del más oscuro y retrasado populismo que nos restara credibilidad, porque ese decreto no aporta a la seguridad jurídica y política del transporte aéreo.

El último mito, las empresas propiedad del estado se justifican cuando prestan servicios que están fuera de las posibilidades del capital privado o bien para generar recursos, rentas,  que se destinen a la promoción del bien común.

Empresas extractivas de recursos en sectores como el transporte aéreo es lisa y sencillamente un grosero disparate.

Es obvio que si  seguimos así Aerolíneas Argentinas jamás será viable y su existencia estará garantizada por “expertos” en mantener las cosas como están y afloran los viejos relatos que también tuve que escuchar en 1984. Nada ha cambiado, y a este paso, nada cambiará.

Si la licenciada Costantini  se hubiera encontrado con una Aerolíneas Argentinas privada, se hubiera esforzado en negociar con mano de hierro la devolución de aviones comercialmente  inapropiados, tendría que haber negociado la baja de los precios de los ERJ teniendo en cuenta el clima de sospecha fundada que se generó sobre su compra, siendo una cuestión objetiva que se pagaron precios excesivos. Debería haber seguido el ejemplo del Ministerio de Hacienda que pudo negociar condiciones más favorables en el cumplimiento  de una sentencia contraria al país.

Viene a cuento lo que también nos hace saber Olivera con relación a YPF “…Acaba de pedirle a Macri, por ejemplo, un directorio más "profesional" para YPF, donde ve proliferar a ex funcionarios y técnicos con buena reputación, pero a quienes considera nostálgicos de la vieja petrolera estatal. Su visión al respecto siempre ha sido otra: ve en YPF a un jugador más del sector y, por lo tanto, a una compañía que debe manejarse con criterios de eficiencia privada.”

La conducción de Aerolíneas Argentinas, se ha convertido en la nostalgia de una empresa que nunca pudo ser, por lo menos hasta hoy y a este paso tampoco lo será.

En materia de transparente aéreo nuestro eximio “ciclista”, apenas es un ironman novice y su personal trainer me dijo pero sin futuro…aunque la letra de Horacio Ferrer le dice:

Flaco, no te pongas triste,
Todo no fue inútil
No pierdas la Fe.
En un cometa con pedales,
¡Dale que te dale!
Yo sé que has de volver.

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